Para quienes quieren ver como un circo los pueda alejar de los horrores de la guerra y acercarlos a la verdadera paz.

O

La guerra ha acabado con todo. Donde alguna vez hubo una carpa ahora sólo queda tierra muerta; el bello sonido del acordeón ha sido suplantado por el de las sirenas anti-bombas; donde hubo una sonrisa ahora sólo quedan los surcos que han dejado las lágrimas en su correr. La guerra destruye todo a su paso, incluyendo las ilusiones, los sueños, la magia que alguna vez vivió en su corazón. Sin embargo, en su corazón todavía se alberga un poco de esperanza de que en algún lugar exista la paz y ahí pueda alzar su circo y traer alegría a una tierra que la ha olvidado. Primero tendrá que encontrar la paz que trae el poder decir adiós.

El proceso de la pérdida y la aceptación es transportado al mundo circense en el espectáculo clown “O” de la compañía teatral Idiotas Teatro. Una mujer que lo ha perdido todo a causa de la guerra lucha contra sus propios miedos y recuerdos en un intento por alcanzar la paz necesaria para poder continuar con su propia vida, con su propio circo. Los malabares, acrobacias, los domadores y payasos que tanta alegría provocaron hace tiempo se han convertido en tragos amargos al haber desaparecido en pro de salvarle la vida. Su deber es superar tan trágico evento para poder rendirles el mayor homenaje que pudiera existir: despedirse con amor de ellos e intentar perpetuar tan bella labor.

El verdadero acierto de “O” radica en presentar un montaje de enorme poder escénico, a la vez sumamente oscuro, que enfrenta al público con la profundidad del dolor humano, mientras los hace inflar globos, reír con el payaso, y emocionarlos con actos de equilibrio. Una serie de contrastes emocionales a lo largo de actos circenses mal logrados (intencionalmente) y decadentes, perfectamente enfatizados por una música igual de decadente, que nos recuerdan que la vida siempre será mejor con pintura roja en la nariz, con pelotas volando por los aires y con el sabor de palomitas en la boca.

El nivel estético de “O” es bellamente ejecutado por cada uno de los involucrados en el montaje. Un globo flotando se convierte en una luz de esperanza mientras que un domador de leones hace que el chasquido de un látigo suene a los gritos de todos los que han perdido la vida. Un acto mortal que debería provocar emoción y sonrisas nerviosas consigue que se nos cierre la garganta, lágrimas amenazando con brotar, con una simple tela roja envolviéndolo todo con su horrendo color. Idiotas Teatro sabe cómo manipular a su público y lo explota hasta las últimas consecuencias.

El trabajo actoral de toda la compañía es el adecuado sin duda, pero cabe destacar el trabajo de Carmen Coronado y de Cristian David quienes logran proyectar con gran exactitud los contrastes emocionales que tanto he mencionado a lo largo de esta crítica. El derrumbamiento que sufre el personaje de Carmen al encontrarse sola en el mundo es directamente proporcional a la euforia con que nos invita a vivir la magia del circo; la simpatía que proyecta David como un tierno payaso se vuelve escalofriante al plantarse un casco militar en la cabeza, para terminar partiéndonos el corazón una vez que el maquillaje se ha desaparecido y sólo queda un hombre abrazando a una mujer consumida por el terror y el dolor.

No existe un acto más terrible, más aberrante o que provoque mayor vergüenza como raza, que la guerra. Nada tiene mayor poder para acabar con todo lo bueno en el mundo que el acto de un hombre matando a otro. Los integrantes de “O” mencionan haber basado su espectáculo en la trilogía de Esquilo «La Orestiada», honestamente no lo vi. Lo que sí pude percibir fue lo difícil que me resultó tragar mis palomitas a medida que mi garganta se cerraba con el dolor que se cernía en mi alma mientras que mi mente se exaltaba con la gran propuesta teatral que tenía ante mis ojos.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)