INTELIGENCIA ACTORAL

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Para quienes desean descubrir la manera en que un robot tiene cabida dentro de una hilarante tragedia shakesperiana.

INTELIGENCIA ACTORAL

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“¡No voy a hacer Hamlet con una pianola!”

¡10 días! Eso es lo que falta para el estreno de Hamlet cuando el actor principal le anuncia al director de la obra que se retira del proyecto para irse a filmar una película de acción a Namibia. Esto sería el más grande de los desastres de no ser porque hay una posible solución: sustituirlo con un reemplazoide. Sin que nadie más lo sepa, y de la mano de su director, un robot dotado con inteligencia actoral no sólo interpretará el papel del príncipe de Dinamarca, sino también se adentrará en las muy complejas emociones que definen a la raza humana con resultados un tanto cuestionables. Dentro de todo este macabro juego tecnológico… ¿será alguien capaz de descubrir quién es la persona y quién la máquina?

“Un simulacro no puede darle vida a otro simulacro.”

Una mirada hacia un futuro no tan lejano que explora los límites de la inteligencia artificial, aplicada sobre las artes escénicas, así como una mordaz e hilarante crítica sobre el quehacer teatral, son elementos que se conjuntan en “Inteligencia Actoral” del dramaturgo y director Flavio González Mello. A partir de una premisa ingeniosa, basada en realidades tecnológicas que actualmente ya se encuentran al alcance de la mano, y desarrollando una narrativa alrededor de una disfuncional compañía teatral en la que los egos, la violencia, el eros y la imperante necesidad de llevar a escena la máxima obra de Shakespeare se interseccionan, González Mello consigue una comedia de ciencia ficción capaz de mantener riendo a toda una audiencia por más de dos horas y media, al tiempo que denuncia las falsedades alrededor del fenómeno artístico conocido como teatro.




“¡Hamlet no es una sucesión de emoticones!”

El director de la obra, Ricardo, no contento con que el reemplazoide sea capaz de actuar Hamlet de manera convincente, solicita que el robot sea reprogramado una y otra vez en busca de encontrar su humanidad entre circuitos y cables. Tras varios intentos fallidos, incluyendo un desafortunado evento de acoso sexual en escena, la máquina va mejorando su interpretación, y su relación con varios de los otros miembros del elenco quienes jamás han sospechado la verdad. Sin embargo, estos ligeros ajustes en la programación de Paquito, como se le llama afectuosamente, abrirán circuitos que podrían poner en peligro el estreno de la obra, sobre todo a causa de una tradición teatral que podría herir susceptibilidades robóticas y la ausencia de una espada. Más allá de la capacidad del autor para desarrollar una muy divertida comedia, el logro destacable en “Inteligencia Actoral” es la forma en que la dramaturgia evoluciona de un ingenioso punto de partida hacia una mirada crítica del trabajo actoral, entretejiendo diálogos de Hamlet para enfatizar posturas, y culminando con un giro de tuerca que casi imposibilita al espectador de mostrar su apreciación del montaje cuando cae el telón. Es en el amalgamar toda una gama de líneas discursivas con fino hilvanado, al mismo tiempo que produce constantes carcajadas entre las butacas, que González Mello demuestra su admirable talento con la pluma, o el teclado.

“Lo que yo quiero es que hagas algo fuera del algoritmo.”

En este futuro no tan lejano del 2023, los móviles han sido sustituidos por guantes en la mano derecha, la ropa que usa Ricardo, un hombre claramente tradicional, se contrasta con las futuristas prendas que portan la programadora Roel, o la actriz Paulina. Dado que la acción se desarrolla dentro de un teatro, las escenas suceden en el escenario, entre las butacas, en las escaleras laterales, alrededor de un público que es parte de la trama a través de una siempre presente e invisible cuarta pared. Dentro de la propuesta de dirección de “Inteligencia Actoral” se destaca el trabajo de vestuario a cargo de Pilar Boliver, así como el diseño de caracterización, máscaras y títere de Jorge Siller. Sin embargo, la voluminosa escenografía a cargo de Jesús Hernández, que transporta la acción a distintos espacios dentro del teatro en el que se desarrolla la trama, conlleva una manipulación de la misma entre escenas que resulta en transiciones que requieren de más de un minuto, elemento que afecta el ritmo de la puesta en escena. Una vez establecido esto, es igualmente digno de mencionar la capacidad del director para establecer y mantener el tono de comedia durante casi toda la obra, sustituyéndola en momentos clave por elementos más dramáticos y, al final, por uno de franca denuncia contra sistemas aceptados de violencia en el ámbito teatral sin que se caiga en el aleccionamiento o en lo panfletario.




“Actores, ustedes sí que están controlados por un algoritmo.”

Paco es un actor con problemas de adicción, desenfadado con la vida, con una fachada relajada; Paquito, como buen robot, se mueve y habla de manera mecánica, salvo cuando se le pide que interprete a Hamlet o decida imitar a su director de escena, cosa que hace con gran precisión. La desesperación y conflictos internos que sufre Ricardo tratando de crear arte con una máquina se contrasta directamente con la actitud precisa y en control que demuestra la programadora Roel. El elenco de “Inteligencia Actoral” está encabezado por Roberto Beck quien tiene la difícil tarea de dar vida tanto al actor como al robot, al mismo tiempo que debe interpretar al personaje más icónico de Shakespeare con una mezcla de comedia y realismo trágico. El resultado alcanza sostenido éxito gracias a la habilidad que demuestra Beck para hacer reír a carcajadas con la más absoluta seriedad tanto como humano o ciborg. A su lado, Carlos Aragón se presta de lleno a la comicidad casi absurda de la situación con la misma seriedad, dando como resultado una dupla poderosa sobre el escenario. El resto de los intérpretes, conformado por Dobrina Cristeva, Diana Sedano, Fernando Rebeil, Verónica de Alba y Elena del Río entregan trabajos histriónicos sólidos, congruentes y en línea con la propuesta, en un equilibrio que mantiene el tono del montaje en armonía absoluta.

“Tú sí sabes lo que es ser y no ser.”

Existen hoy en día aplicaciones de inteligencia artificial capaces de escribir discursos completos sobra prácticamente cualquier tema, con la particularidad de adaptarse al tipo de audiencia que los escucharía, desde niños hasta expertos en la materia. La ficción que propone “Inteligencia Actoral” es un tanto perturbadora ya que, como lo hizo en su momento la serie de Netflix Black Mirror, está demasiado cerca a nuestra realidad. Hoy, en este momento, quien teclea letras sobre un teclado es un ser humano llamado Juan Carlos Araujo. ¿Quién nos dice que en breve una crítica teatral no podría ser redactada por una máquina, por un reemplazoide quien, a falta de espada, desenfunde su mirada sobre la escena para analizarla?

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Inteligencia Actoral

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Flavio González Mello

ELENCO: Carlos Aragón, Roberto Beck, Dobrina Cristeva, Diana Sedano, Fernando Rebeil, Verónica de Alba y Elena del Río.

DÓNDE: Teatro Helénico

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 19 de marzo 2023.

COSTO: $360 y $310. Boletos en taquilla y Teatro Helénico (comprarboletos.com)

DURACIÓN: 160 minutos con un intermedio de 10 minutos.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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