ZOMBI

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Para quienes quieren conocer las heridas de un zombi de nacimiento, plomero por tradición, pero actor por convicción.

ZOMBI

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Soy raro, ya lo sé.”

Cuando Roberto recibió la llamada del Señor Contreras a las 3 de la mañana con una emergencia de plomería, jamás se imaginó que aquella visita a domicilio terminaría sumergiéndolo en las aguas más negras de sus propias heridas producto de una infancia violenta, sueños frustrados, y un perro sarnoso que no terminó de creer que él era un muerto viviente. Entre hacer verdaderos malabares y reparar unas cuantas tuberías, el muy imaginativo plomero tendrá que ver cara a cara a su propio mostro, y nombrarlo con todas sus letras, si es que quiere ganarse un lugar en el gran show zombi del Día de Muertos.

“Ser cobarde sí es algo que se pasa de generación en generación.”

Las heridas que una persona carga desde la infancia, y el valor para enfrentarlas para poder perseguir sus propios sueños, y no el destino marcado por la familia, son la base temática sobre la que el dramaturgo y director Hugo Arrevillaga Serrano construye el musical unipersonal “Zombi”. Haciendo uso de 8 canciones del grupo de rock alternativo uruguayo El Cuarteto de Nos, el monólogo es un enfrentamiento de alguien que se ha sobajado a sí mismo, que se cree por debajo de lo común y corriente, con sus propios demonios. A través de un diálogo con el espectador, tanto honesto como ingenioso, el personaje se revela como un ser sensible y apasionado, al tiempo que se rebela contra todo aquello que lo ha convencido de que nunca será capaz de ser algo más que un mero plomero.




“Todos mis sueños de fama se fueron por el escusado.”

Al llegar a casa de la familia Contreras, Roberto se enfrenta a un hogar destrozado tanto por la disfunción familiar que impera en el lugar, como por las aguas negras que le llegan hasta el pecho ya que los problemas de tubería llevan más de un año sin arreglarse. Luego de que un perro le lastima el brazo derecho, Roberto comienza toda una conversación filosófica con la herida podrida, misma que lo regaña constantemente para que deje de quejarse y haga algo mejor de su vida. Uno de los puntos más destacables de la dramaturgia de “Zombi” se encuentra en la manera que Arrevillaga integra el realismo mágico a su narrativa para la creación de potentes metáforas sobre los traumas que se generan desde la infancia. A pesar de momentos en que la narrativa cobra tonos aleccionadores o didácticos, la manera en que se entremezclan canciones como La Bestia, Ya te vas a Mejorar, o Un Problema Menos con los muy reales problemas a los que se enfrenta el protagonista para poder llegar a su audición para ser zombi en un show de Día de Muertos da como resultado un discurso inspirador, emocionante, e incluso gracioso, que muy posiblemente abra discusiones personales entre los asistentes con respecto a la manera en que cada uno está llevando su vida.

“Soy la cicatriz que avergüenza.”

Roberto manipula una esfera de cristal con las manos con asombrosa habilidad, en un momento clave convirtiendo el objeto en su corazón latiente; al recibir la llamada del señor Contreras, Roberto usa su mano para simular un teléfono, misma que casi lo golpea para representar la ira del cliente desesperado, o que más adelante se convertirá en la herida parlante. Toda la acción se desarrolla sobre un círculo blanco flanqueado por tres tarimas con ruedas en las que el actor se subirá o las manipulará para representar distintos momentos dentro de la narrativa. La propuesta de dirección de Arrevillaga conjunta con efectividad toda una gama de elementos escénicos para el buen desarrollo de la historia que van desde aspectos circenses de malabarismo y equilibrismo, hasta una iluminación verdosa que remite a los muertos vivientes. Desde un aparentemente sencillo vestuario donde una sudadera con dos botones pegados crea a un amargado padre de familia, hasta coreografías diseñadas con precisión por Valeria Becerril Chaparro, así como la muy solvente escenografía e iluminación por parte de Aurelio Palomino, cada una de las piezas que conforman la puesta en escena han sido hilvanadas por Arrevillaga con sumo cuidado para acentuar y fortalecer su dramaturgia.




“Soy un zombi chafa.”

Roberto explica el por qué es un zombi, los problemas que tiene como plomero, sus carencias emocionales, o sus sueños de ser actor mientras malabarea pelotas subido en una plataforma que se balancea sobre un cilindro, demostrando su habilidad para manipular un diábolo, saltando de cabeza por todo el escenario o sencillamente bailando y cantando una de las 8 canciones que son parte de la obra. Cuando relata el ataque que sufre por parte de un perro sarnoso, su mano se convierte en dicho animal, provocando que el espectador visualice con claridad al feroz can. No cabe duda que “Zombi” es capaz de llegar a la contundencia gracias al trabajo de Óscar Serrano Ramírez sobre el escenario. Sin desplegar una gran capacidad vocal, pero derramando energía por todo el escenario, y operando desde un lugar de vulnerabilidad emocional, el intérprete hace gala de un talento que lo lleva a terrenos que superan la actuación y lo conforman como todo un artista multidisciplinario. Ya sea sencillamente sacando un ramo de flores de su manga, tomando una siesta en plena audición para el papel de su vida, o revelando sus heridas ante el públcio, Serrano Ramírez deja el alma en escena, ganándose una senda ovación tras el oscuro final.

“Voy a poder sacar mi monstro interior.”

En la parte trasera de mi mente habita mi mostro. Es una bestia enorme, grotesca, que pesa 135 kilos, de cara redonda y panza colgada. Esa herida, a quien mi psicóloga y yo hemos nombrado El Gordo, es esa versión de mí que fui durante más de 43 años y que, aunque ya no me representa, todavía habita en algún lugar oscuro de mi psique. El Gordo y yo hablamos a cada rato, tenemos largas discusiones, sobre todo cuando me veo al espejo y me enfoco en mis imperfecciones, en esas zonas de mi cuerpo que todavía cargan cicatrices de el sobrepeso que alguna vez tuve. Sí, El Gordo me habla a cada rato… afortunadamente cada vez más he aprendido a coexistir con él en paz, sin que me robe la felicidad que ahora habito.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Zombi

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Hugo Arrevillaga Serrano

ELENCO: Óscar Serrano Ramírez

DÓNDE: Foro La Gruta

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Lunes y Martes 20:00 horas. Hasta el 11 de Abril 2023.

COSTO: $260. Boletos en taquilla y Teatro Helénico (comprarboletos.com)

DURACIÓN: 80 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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