LA MONJA ALFÉREZ

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Para quienes desean descubrir, y aplaudir, una obra del siglo de oro español que visibiliza lo trans.

LA MONJA ALFÉREZ

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Sergio Carreón Ireta

“Nací mujer, en efecto, de antigua y noble descendencia.”

Don Alonso Díaz de Guzmán habrá nacido con la etiqueta errónea de Catalina de Erauso, mas eso no le impidió asumir su verdadera identidad y realizar prodigiosas hazañas en la milicia. Ahora, sirviendo a la madre España desde el Perú, el gallardo soldado ha encontrado el amor en los afectos de Doña Ana. Mas cuidado se debe tener, pues su mejor amigo Don Diego, celoso de la fortuna de Don Alonso es. No sólo ello, su propio hermano se halla en las mismas tierras, poniendo su naturaleza en peligro de ser expuesta. Esta historia es del siglo XVII, más sus ecos no están lejos de este nuevo milenio.

“¿Qué drogas tienes para no barbar?”

A partir de análisis que realizan los académicos Álvaro Cuéllar, de la Universität Wien y Germán Vega García-Luengos de la Universidad de Valladolid dentro del proyecto ESTO, Estilometría aplicada al Teatro del Siglo de Oro, recientemente se ha descubierto que la obra “La Monja Alférez”, originalmente considerada de la autoría del escritor español Juan Pérez de Montalbán, se debería de atribuir al dramaturgo novohispano Juan Ruíz de Alarcón. Basada en la historia verídica de Catalina de Erauso, quien abandonó los hábitos del convento para convertirse en militar bajo ropas de hombre, este documento toca temas profundamente controversiales, no sólo para el siglo XVII, sino para la actualidad, como lo son la identidad de género y la revictimización de la mujer a partir de ser engañada y ultrajada.




“¿Qué falta para que entienda que mi hermana Catalina es este Guzmán?”

Tras haberse descubierto su doble identidad, a Don Alonso Díaz de Guzmán se le permite seguir portando ropas de hombre gracias a los servicios prestados a la corona española. Sin embargo, para poder asistir a una importante audiencia, se le exige que porte un vestido. Acto seguido Don Alonso presenta una serie de argumentos para rehusarse a portar semejante prenda que va directamente en contra de su identidad. Así como Don Alonso se rehúsa a ser tratado como mujer, Doña Ana está en el conflicto de encontrarse atada a Don Diego por el simple hecho de haber sido mancillada en contra de su voluntad y con engaños, obligándola ahora a casarse con quien detesta. Dentro del estilo rebuscado, lírico y profundamente barroco propio de la época y del teatro del siglo de oro, “La Monja Alférez” revela temáticas y discursos profundamente relevantes, pertinentes y urgentes sobre los derechos humanos, específicamente de la mujer y las personas trans. Con una trama llena de enredos, toques precisos de comedia, y mucho dramatismo, Juan Ruiz de Alarcón escribió hace casi 400 años una pieza teatral que clama ser escuchada ahora mismo por una sociedad que aun está luchando por derechos iguales para todos los seres humanos independientemente de su género, identidad, o expresión.

“En el verte o no verte está mi gloria o mi pena.”

Al inicio de la puesta en escena se escucha música sacra potente. Entre sombras, se cuenta sin palabras la salida de Catalina del convento, asumiéndose como Don Alonso. Sus batallas ganadas se representan, tanto en tiempo real como en cámara lenta, así como su llegada a América donde se encuentra con la dueña de sus afectos Doña Ana, momento en que inicia la narrativa. Con una economía de recursos, utilizados de manera precisa, el montaje a cargo de la directora Zaide Silvia Gutierrez permite la plena apreciación del texto de Juan Ruiz de Alarcón, al mismo tiempo que ofrece una traducción al escenario atractiva y asequible para quienes no están familiarizados con el complejo lenguaje del siglo de oro. Apoyada por un sólido equipo de trabajo, donde se destacan Félix Arroyo en el diseño de iluminación y escenografía, Alberto Rosas con música original y diseño sonoro, el diseño de vestuario de Ricardo Loyola, y el combate escénico de Antonio Peña, “La Monja Alférez” se puede apreciar desde la precisa y exitosa manera en que se han conjuntado toda una serie de elementos para que el tan poderoso mensaje se transmita, o como una pieza de teatro que nos recuerda que tan vigente sigue siendo el teatro que hizo leyenda de grandes dramaturgos como Lope de Vega, Calderón de la Barca y, por supuesto, de Don Juan Ruiz de Alarcón.




“Estaba ahí presa en ropa de mujer.”

El amor tan verdadero que profesa Don Alonso Díaz de Guzmán por Doña Ana se deja ver en la forma en que la toma de las manos entre los barrotes que los separan, ya que ella se encuentra encerrada en su casa como toda una doncella. Su amistad con Don Diego, su habilidad con la espada, el miedo que siente al verse posiblemente descubierta por su hermano, o los apartes que realiza para hablar directamente con el público son sentimientos que provienen del alma misma, libres de toda pretensión. Un reto tan grande como “La Monja Alférez” demanda una actuación comprometida, libre de caricaturización, que opere desde las entrañas mismas para capturar los múltiples sentimientos que embargan el alma de tan complejo personaje. La actuación de Erika de la Llave como Don Alosno entrega justo esto y más a manos llenas, en una interpretación que logra la esencia de esta persona trans con toda su complejidad. Igualmente digno de destacar es el papel que realiza Fernando Bueno como el sirviente Machín, quien lleva la carga del respiro cómico con sólidos resultados. El resto del elenco está conformado por Eduardo Candás, Ana Ligia García, María del Mar Náder, Carlos Ordoñez, Antonio Rojas y Gustavo Schaar, quienes realizan un trabajo loable ya sea desde la entrega veraz de textos en verso, hasta en las complejas coreografías de movimiento corporal que el montaje demanda.

“¿Para qué quiero vivir si creen que soy mujer?”

Yo confieso que nunca he sentido el menor afecto por el siglo de oro español. Incluso, si he de sincerarme por completo, recuerdo haber faltado a muchas más de una sola clase de aquella clase de historia del teatro que abarcaba dicho período. Sin embargo, mi carrera como crítico me ha llevado una y otra vez a demostrarme que el trabajo dramatúrgico de Lope de Vega, Calderón de la Barca y otros grandes, es digno de verse, aplaudirse y admirarle en este siglo tal y como se hacía en el XVII. “La Monja Alférez” es sin duda el más grande ejemplo de este punto, una obra que resulta imperativa para este 2022, con su mensaje de inclusión, respeto y valoración, no sólo para personas trans, no exclusivamente para mujeres, para todes aquelles que tienen el valor de levantar la cara frente a una sociedad que desea dictar como deben de ser o de actuar.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: La Monja Alférez

DRAMATURGIA: Atribuida a Juan Ruiz de Alarcón

DRAMATURGISTA: Miguel Cooper

DIRECCIÓN: Zaida Silvia Gutierrez

ACTUAN: Fernando Bueno, Eduardo Candás, Ana Ligia García, Erika de la Llave, María del Mar Náder, Carlos Ordoñez, Antonio Rojas y Gustavo Schaar.

DÓNDE: Sala Héctor Mendoza

DIRECCIÓN: Francisco Sosa 159, Colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.

CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 2 de Octubre 2022.

COSTO: Entrada libre. Boletos bajo reservación al correo públicos.cnteatro@inba.gob.mx

DURACIÓN: 110 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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