FRAGMENTOS
FRAGMENTOS
Por Juan Carlos Araujo
Todos tienen prisa por llegar. Sólo falta un paquete por entregar y podrá ir a verla; en cuanto logren salir del tráfico irán por mamá para ir a comer; si tan sólo ese teléfono dejará de sonar para que pueda concentrarse y dejar de estar perdido. El payaso tiene prisa porque no encuentra el lugar de la fiesta, papá e hija tienen prisa por llegar a casa, el enamorado tiene prisa por declarar su amor, mamá espera a que llegue su familia por ella. Pareciera que los semáforos se burlan de todos con su lentitud; seguro de que si se apuran le ganan al rojo. Se acaba de poner en verde. Un pie pasa de freno a acelerar, otro pisa un poco más fuerte, todo fue tan rápido….Una ciudad, cinco vidas, tres coches, un solo accidente. Todos tienen prisa por llegar, nadie salió vivo.
“Todo va a estar bien, es sólo un retraso.”Lo que de entrada pareciera ser una tierna historia de amor e ilusiones fútiles, tal vez una comedia ligera donde una entrevista de trabajo fallida, un payasito en un desfile y una rosa jamás entregada son el marco para mostrar cómo las vidas de todos los habitantes de esta ciudad están entrelazadas, rápidamente se revela como un poderoso melodrama que confronta al espectador con la fragilidad humana de forma tanto poética como cruda. “Fragmentos” del joven dramaturgo Jonathan Huesca literalmente colisiona las vidas de cinco seres humanos para iniciar un recorrido del que no hay retorno, donde la oscuridad impera y donde, para aquellos que no lo tomaron, tendrán que enfrentar el inmenso hueco que ha quedado detrás.
“Cuando respiro duele.”La dramaturgia de Huesca en “Fragmentos” es una perversa mezcla entre talento y profunda crueldad. La liviandad con que se presentan las cinco historias hilvanadas entre sí asegura que el espectador se involucre emocionalmente con cada uno de los personajes, garantizando así que el golpe inminente sea seco, duro y profundamente doloroso. Diálogos cargados de emotividad, disertaciones sobre la naturaleza del adiós, el amor y la muerte, pequeños vistazos a lo que ya nunca será y el profundo temor y angustia que conlleva transitar hacia lo desconocido son pequeños y finos alfileres de gran belleza lírica que el autor va lentamente clavando sobre el corazón hasta dejarlo totalmente sangrado, conmovido, siendo las lágrimas la única posible salida.
“El corazón se detiene pero sigue latiendo.”A nivel escénico, el trabajo de Jonathan Huesca en “Fragmentos” maneja dos líneas muy bien definidas. Por un lado, presenta un trabajo limpio, interesante y bien logrado a partir de la hábil utilización de tan sólo un gis, un par de sillas, y una banca, mismas que se van reacomodando para dar distintos significados que consiguen divertir en un principio, intrigar un poco a medida que la trama avanza, hasta congelar la sangre, elevar el espíritu y humedecer los ojos con hermosos cuadros escénicos durante el tránsito hacia un lugar mejor.
“Ahora todo será un recuerdo.”Por el otro lado, las verdaderas intenciones de Huesca como director son evidentes, casi cínicas en su obviedad, lo cual sería un punto negativo en su contra de no ser tan efectivas. Cada nota de música presente en “Fragmentos”, cada cambio en la iluminación y cada trazo actoral han sido cuidadosamente seleccionados para prácticamente obligar a que el espectador se deje aprisionar por el recorrido sentimental y emocional que se ha propuesto durante la obra, con la única finalidad de nublarle la mirada. Todo esto podría ser condenado como un recurso manipulador y chantajista; sin embargo, yo fui consciente de ellos desde muy pronto en la función, y aun así no pude evitar derramar lágrimas cargadas de dolor al mismo tiempo de que era consciente de que estaba cayendo en la trampa que ya había descubierto. Una clara demostración de que cuando un texto es lo suficientemente poderoso, la dirección se puede dar el lujo de manipular al público a su antojo.
“Creo que lo peor de la muerte es su nombre.”A nivel actoral, “Fragmentos” presenta a un elenco plenamente comprometido con la visión del dramaturgo y director, que se da el permiso necesario para dejar un pedacito de alma en cada función. Cada uno de los cinco personajes de la obra tienen un claro diferenciamiento entre el antes y el después de la tragedia, hecho que se puede vislumbrar perfectamente en el trabajo que realiza Isaac Weisselber como el payaso perdido, quien transita con miedo e inseguridad hacia un mundo del que no habrá de regresar jamás. David Sepúlveda y Jorge Escandón realizan trabajos interesantes como el cartero enamorado y el papá respectivamente, mostrando un claro potencial para profundizar aún más en sus personajes para un mayor efecto dentro de la obra. Fernanda Tosky es una figura de enorme poder sobre el escenario como una niña juguetona e inocente que transiciona con verdadero pánico ante la ausencia de su madre, interpretada magníficamente por Gisel Casas, quien brinda un cierre a “Fragmentos” tan profundamente conmovedor que producirá como mínimo un suspiro que encierre el profundo dolor que causa perder a quien se ama con toda el alma.
“Decir adiós no es olvidar.”El destino me arrebató a una de las personas que más he amado en mi vida hace poco menos de un año y aun cuando ella se fue en paz y tuve la bendición de despedirme de ella, no puedo evitar seguir extrañándola profundamente todos los días sintiendo un inmenso dolor en mi pecho que nada logra calmar. Este artículo lo escribo con lágrimas en los ojos, llanto amargo que derramo por el amor tan grande que todavía siento por mi amiga a quien nunca volveré a ver en este plano existencial. Gracias Jonathan Huesca por ser tan cruel conmigo al invitarme a ver tu bellísimo trabajo. Los fragmentos que guardo en mi mente de todo el tiempo que pasé con mi amada Maru, cada taza de café, cada carcajada que compartimos, cada cigarro que disfrutamos, son joyas invaluables que atesoro en mi mente y que tu obra me ha hecho recordarlos con la esperanza de que en un futuro, muy lejano espero, pueda compartir de nuevo con ella, con my dear.
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