Para quienes quieren dejar de hacerse de la vista gorda ante lo que tienen enfrente.

TIEMPO DE MIEDO

La historia de la vida y muerte de Ethelvina, es narrada por Amanda, Chayo y Esther. Tres mujeres, que a primera vista parecieran no tener nada en común, se darán cuenta de que sus vidas están profundamente ligadas las unas a las otras de formas que jamás hubieran querido. Una estación de camión se encargará de juntar a esposa, hija y amante de Don Filigonio, para comenzar un canon a tres voces donde se repetirá incansablemente lo que le aconteció a aquella mujer. Un asesinato se ha cometido y las tres tuvieron algo que ver con él.

La obra “Tiempo de Miedo”, escrita por Gabriela Ynclán, utiliza elementos de un México inaudito, retrógrada, pero real. Situaciones que suceden y continuarán sucediendo muy a pesar de cualquier avance social, ideológico o legal, así como sin importar las instituciones que se vanaglorian de cuidar y velar para que dichas aberraciones no sucedan. Una obra que recolecta experiencias, choques emocionales, vivencias imborrables, basadas en los traumas vividos por cada uno de los personajes.

Toda mujer que ha sido víctima de abuso sexual experimenta el hecho como un evento traumático, pero en cada caso específico lo que se vivió y la manera de responder es única. Este elemento es vital para la obra ya que logra añadir una complejidad a cada una de las historias contadas. La sensación que provoca la pérdida de control, la evasión y los sentimientos de culpabilidad se viven a flor de piel y el olor del dolor alcanza a penetrar a cada uno de los espectadores.

“A las hijas no se les tira en el petate.”

 

La dirección escénica que Edna Ochoa le brinda a “Tiempo de Miedo” consigue, a través de iluminación y musicalización adecuadas, crear un ambiente de misterio, drama y angustia donde una víctima fácilmente se puede convertir en verdugo o victimario. No se requieren grandes escenarios, ni gigantescas decoraciones para transmitir la angustia por la que una mujer pasa al ser privada de su libertad y, literalmente, ser usada para satisfacción sexual de un individuo.

Susana Romero interpreta a Amanda, la hija pródiga que regresa al pueblo, la mal hablada, la chiquilla loca; Gloria Obregón es Chayo, la amante, la alcahueta, la de espíritu libre, la que mediante su sexo consigue lo que desea;  Doña Esther es Guadalupe Martínez, la señora, la mujer legítima de don Filigonio. Las tres actrices consiguen, en cada uno de sus personajes, imprimir ese matiz especial que permite claramente diferenciar la clase de mujeres que son y a lo que se han visto obligadas a mantener en secreto. Cada una, con su particular estilo de vida, con sus angustias, abnegaciones y sacrificios ha callado, pero ahora, en una misma voz, denunciarán las vejaciones de las que han sido víctimas por años a quien esté listo para escuchar. Gloria Andrade encarna a Ethelvina, quien a semejanza de ánima del más allá, le brinda ese toque paranormal y anecdótico tan de pueblo, como el nahual que se aparece para recordar lo autóctono de nuestras tierras.

“Tiempo de Miedo” es un título muy adecuado para las historias que han padecido  todas aquellas personas que, como Amanda, Ethelvina, Esther y Chayo, vivieron; eventos que las han dejado marcadas, vivencias que cambian la vida de cualquiera. “Tiempo de Miedo” es un grito a la sociedad para atender hechos que impunemente pasan como notas rojas en periodiquillos semanales, pero que invariablemente cambian, determinan o concluyen con la vida de la persona que los vive.

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