Para quienes quieren ver un verdadero espectáculo de cabaret en contra del sistema político actual.

NI MUY ALLÁ, NI MUY ACÁ, PERO CERQUITA

Las notas del acordeón suenan y las muchachas entran para darnos la bienvenida. Las sonrisas son amplias, la música alegra, los bailes seductores y la energía es positiva en todo el lugar, pero la historia que han venido a compartir no será mucho de nuestro agrado. Estas chicas de cuerpos curvilíneos, labios invitantes y mentes perversas han llegado a este cabaret para contar, a quien se atreva a oírlo, un lindo cuento que traerá a más de uno pesadillas. Criaturas horrendas como el monstruo de la laguna educativa y el enano orejón nos arrebatarán la calma y, aun cuando el PRI…ncipetón, elocuente por guapo y copetón, quiera salvarnos con sus reformas al reino, ya es demasiado tarde, todo se ha perdido. Cualquier similitud con la realidad no es mera coincidencia.

La tradición del cabaret en México ha tenido sus altas y bajas en los últimos años. Nadie niega el poder e importancia que han tenido dentro de este movimiento cabareteras como Las Reinas Chulas, sobre todo con la creación y éxito de El Vicio en Coyoacán; sin embargo, otros lugares como Voila Acoustique en Antara y El Bataclán en la Condesa han denominado a muchos de los espectáculos que ahí presentan como de cabaret, cuando son sencillamente shows de comedia, provocando que el término se haya desdibujado un tanto.

Por estas razones yo confieso que cuando llegué al Foro Shakespeare para ver “Ni muy Allá, ni muy Acá, Pero Cerquita”, presentado por el grupo Clandestinas Cabaret traía conmigo cierta incredulidad sobre la obra que estaba a punto de ver. No tenía razones para dudar de la calidad del espectáculo, aclaro, pero sí sobre el género que se pretendía mostrar. A menos de tres minutos, con el primer asomo de un liguero en una pierna femenina, con los acordes decadentes del acordeón y el primer chiste político muy subido de tono me relajé y empecé a reír, mucho, con lo que en verdad es un digno espectáculo de cabaret.

Sexo, política, comedia, música y alcohol. ¿Qué más se puede pedir para tener una velada perfecta? Televisa, Peña Nieto, el precio del limón, las reformas energéticas y fiscales, Alfonso Cuarón y hasta el “selfie” de los Óscares; nada ni nadie está a salvo de las garras de  Fabiola Cervantes, Itzel Lapizco, Berenice Nava y Eunice Rocha, quienes se deleitan y divierten haciéndonos reír, a momentos a carcajada suelta, con “Ni muy Allá, ni muy Acá, Pero Cerquita”. El trabajo realizado por las cuatro actrices es de gran energía y compromiso, sin el menor temor al ridículo y con un buen sentido del ritmo y de la comicidad, lo que les permite hacer de la realidad de nuestro país un cucurucho, pitorrearse a rienda suelta de cuanto político nos gobierna o llegar a interactuar con el público con toda libertad y sin compromisos.

La música es un elemento esencial en un buen show de cabaret y el trabajo que realiza Marco Loredo al acordeón es un complemento ideal para la comedia que se presenta en el escenario. Escuchar el tema de Batman o una versión sumamente incendiaria de Jingle Bells en acordeón, logra que el trabajo de las cuatro cabareteras sea más fuerte, más cómico y en sí, más contundente. Las canciones, escritas por el mismo director de la obra, Alberto Rosas, son simples en su manufactura pero efectivas dentro del todo que es “Ni muy Allá, ni muy Acá, Pero Cerquita:”

Soy una persona 100% apolítica. Nunca me ha interesado y no creo que me llegue a interesar jamás la política, ni la de mi país ni de ningún otro lado. Eso no fue un impedimento, en lo más mínimo, para que me riera a carcajadas de cuanto chiste lanzaban y, al mismo tiempo, admirara el trabajo teatral que se está realizando. El cuento de aquel país que está cerquita del nuestro, pero que no es México, donde un PRI…ncipetón gobierna bajo la influencia de cierto enano orejón y donde unas brujas, muy parecidas a las que llevaran a la ruina a Macbeth, auguran el desastre nacional, me dejaron con un excelente sabor de boca, recordándome la enorme habilidad que tenemos en este país de reírnos de nosotros mismos. Me imagino que para un público más enfrascado en la política nacional “Ni muy Allá, ni muy Acá, Pero Cerquita será mucho, muchísimo más poderosa la reacción, la diversión, la carcajada.

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