LOS CAMINANTES
Para quienes quieren huir de la devastación hacia un mundo nuevo oculto en medio de la Sierra.
LOS CAMINANTES
“¿Existen varias realidades?”
Ernesto y Román salieron a cazar un venado. Lo que encontraron fue a un alacrán listo para picar y a una tarántula que les abriría los ojos a un mundo que pareciera estar a punto de comenzar. El pueblo está desolado, todos han huido, dejado los edificios vacíos de habitantes salvo por estos indígenas atados a sus propios miedos y raíces. Lo único que queda es un limbo donde dos hombres aprenderán a bailar y a besar justo antes de que unos matones irrumpan en busca de su presa, aunque ellos también estén huyendo de la violencia que ellos mismos han generado.
“No es importante el arma, es importante el guerrero.”
Un par de indígenas que parecieran abandonados, o atrapados, en su localidad; dos matones a sueldo en búsqueda de una mujer que para matarla, al mismo tiempo que pareciera que también están dispuestos a escapar de la vida plagada de violencia que han llevado hasta el momento; una mujer que presume una cantidad exorbitante de tatuajes de araña en su cuerpo se deleita en seducir a cuanto hombre se cruza en su camino; un mundo donde el género pareciera desaparecer, la soledad impera y los miedos salen a flote en búsqueda de una mejor manera de vivir. Ubicada en el corazón de la Sierra oaxaqueña, la dramaturga y directora Verónica Musalem crea un universo imaginario con tintes dantescos en “Los Caminantes”. Partiendo de una picadura de alacrán durante una cacería de venado, la autora construye una crítica y denuncia a la desquiciada violencia en la que se encuentra México. Sin embargo, es en el cómo donde radica el verdadero interés, ya que se presenta bajo las fronteras de una especie de limbo, en lo que se podría entender como una existencia paralela, donde los cinco personajes se encuentran atrapados y al mismo tiempo a salvo del horror que se encuentra afuera de la Sierra.
“¿Por qué andan por estos caminos donde no hay nada?”
Román de 36 años declara desde un inicio de la obra que sabe bailar. Su compañero, Ernesto, no tiene la menor idea de cómo hacerlo. En un momento de profunda intimidad entre ambos hombres, se da inicio a una lección de baile que desemboca en una seducción que, lejos de percibirse como atracción homoerótica, se entiende como un acercamiento libre de etiquetas en este plano existencial en el que habitan. “Los Caminantes” es sin duda una lectura compleja para aquel que busca darle sentido lineal a la narrativa. Como si se tratara de una escena olvidada de la película Mullholland Drive del director David Lynch, la dramaturgia transita entre lo real y lo onírico, de momento en un circo comandado por una payaso un tanto macabra, en otro con cuatro hombres bailando en una danza conspiracional entre todos, siendo una baraja una fotografía o un rehilete de gran tamaño una lanza para cazar venados. Ciertamente, dentro de la fascinante propuesta planteada por Musalem, una que incluso tiene reminiscencias a Beckett, la complejidad narrativa utilizada, así como el lenguaje cargado de imágenes retóricas y poéticas se presta a una libertad interpretativa muy amplia, hecho que pudiera resultar fascinante para cierto tipo de espectador, no tanto para otros.
“¿Hace cuánto dejamos todo?”
El oscuro, frío y enclaustrado sótano del Teatro del Bosque Julio Castillo es el escenario en el que se desarrolla la acción. Al fondo, las puertas por las que entra la escenografía se han convertido en el portal hacia el mundo “real” por el que irrumpen los criminales Mauricio y Julián. Del lado izquierdo, se ha montado un pequeño espacio para tocar instrumentos en vivo como la guitarra o el acordeón; del lado derecho hay una reducida tarima con un micrófono antiguo desde donde la tarántula recibe a los espectadores como si se tratara de un payaso mecánico. En el centro del lugar, Román y Ernesto están a punto de juntar sus labios, ambos pensando que están por besar a la mujer de sus anhelos. La dirección de Musalem en “Los Caminantes” es congruente con sus propias palabras, explorando las diferentes profundidades del espacio disponible, así como diversos lenguajes actorales tanto verbales como corporales. El resultado es una exacerbación del surrealismo alrededor de toda la pretensión, creando un ambiente onírico donde la realidad y la imaginación se han fusionado por completo. Ya sea con una procesión inicial por los actores al ritmo de la icónica canción Llorona o con un acto de equilibrismo en el que una fugitiva manipula a dos indígenas con sus artes de seducción, las decisiones detrás del montaje son pertinentes y efectivas.
“Hemos llegado al fin del mundo.”
Román, frágil y soñador, es invitado al abrazo de la tentadora tarántula quien se ha escondido de sus perseguidores en una cueva. El conflicto en la faz del hombre de 36 años es evidente, quien se debate entre caer en las dulces mieles que se le están ofreciendo o rechazarlas. Por su parte, cuando Ernesto confiesa que quisiera aprender a besar, ambos camaradas entablan un baile de gran masculinidad e intimidad que sólo podría existir en un ámbito de total soledad. La muy ambiciosa propuesta detrás de “Los Caminantes” sería imposible de conseguir de no contar con el talento histriónico capaz de darle verdadero peso a palabras y acciones. De tal manera, el elenco conformado por Javier Sánchez, Luis Ernesto Verdín, Karen Daneida, David Sicars y Alberto Santiago consigue inyectar verdad y vulnerabilidad a la puesta en escena, principalmente por parte de los tres primeros. La hipnótica manera en que Daneida ríe en discordancia con los movimientos de su boca, el lenguaje corporal que maneja Verdín o la forma en que Sánchez se muestra perdido entre sus miedos y sus deseos son ejemplos de la gran valía que aportan a la creación escénica.
“Afuera de esta sierra el país colapsa.”
Vivimos en un México golpeado por la violencia, la impunidad y la corrupción. Estos elementos han diezmado la energía de sus habitantes, los han orillado a migrar, a dejar sus tierras y buscar mejores oportunidades en distintos lares. Los caminantes de México buscan un mundo mejor, uno donde la vida tiene verdadero valor y las balas no son quienes dictan la ley. Tenemos que encontrar un camino libre de miedo, uno donde el venado pueda ser cazado sin temor a que los alacranes y las tarántulas del mundo inyecten su ponzoña al primero que se les cruce por error.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Los Caminantes”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Verónica Musalem
ACTÚAN: Javier Sánchez, Luis Ernesto Verdín, David Sicars, Alberto Santiago y Karen Daneida.
DÓNDE: Teatro del Bosque Julio Castillo dentro del Centro Cultural del Bosque.
DIRECCIÓN: Paseo de la Reforma y Campo Marte S/N.
CUÁNDO: Lunes y Martes 20:00 horas. Hasta el 10 de Diciembre.
COSTO: $150. Boletos en taquilla y en ticketmaster.
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El Centro Cultural del Bosque cuenta con una extensa cartelera en sus diferentes teatros, les recomendamos revisarla. Cuentan con dos estacionamientos gratis al mostrar sus boletos para la obra. Se encuentra detrás del Auditorio Nacional.