LIZZIE BORDEN

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Para quienes quieren ver un misterioso y enigmático caso de asesinato.

LIZZIE BORDEN

Por Alejandro Velázquez (@velalejo)
Fotografías: Producción
 
«Lizzie Borden un hacha tomó. Cuarenta golpes a su madre le dio. «
 

Al entrar al Museo Británico Americano me encuentro dentro de una iglesia cristiana que tiene pinta de haber sido abandonada desde hace tiempo. De pronto, una voz surge detrás de un pilar; segundos después ya es un coro femenino que retumba en las paredes. El deterioro de las paredes, los vidrios rotos y la falta de un tejado ordinario hacen del museo un lugar sepulcral y el espacio idóneo para contar la historia de Lizzie Borden, a quien no se le ve ni se le oye, pero será percibida por el espectador entre la niebla y la cantinela del buitre. De ella se dice que un hacha tomó, cuarenta golpes a su madre le dio y cuando lo que había hecho miró. Cuarenta y un hachazos a su padre asestó.

«¡Deberíamos colgarla hasta que se torne blanca!»  
 

Lucía Leonor Enríquez, autora de «Lizzie Borden», trae a escena el caso real de una mujer que vivió en Fall River Massachusetts durante la segunda mitad del XIX y principios del XX, que se hizo famosa por haber asesinado a su madre y padre de manera cruenta. La obra narra dicho suceso desde la perspectiva de quienes rodearon a la presunta parricida, tomando distintas perspectivas que van desde el chachareo de las mujeres del pueblo hasta los jueces que se encargaron de dar el veredicto final. Aun  cuando el desarrollo de la trama tiene puntos que podrían fortalecerse hacia el desenlace y conclusión, a través de la primera mitad de la obra se proyecta narrativamente a una Lizzie Borden enigmática y loca que provoca que el público se involucre con la trama. De igual manera resulta interesante la manera en que se presentan los prejuicios de los habitantes del pueblo quienes encarnan una actitud sedienta de venganza. Las reacciones ante el trágico suceso, el desarrollo de la sentencia y otros factores sociales que repercuten antes y después de dicho proceso permiten cuestionar si no fue el parricidio de Borden la consecuencia de una sociedad igual de alienada.

«¡Tú, tú clamabas su inocencia!»
 

El director Luis Santillán se ha distinguido en trabajos anteriores como «Alicia» (reseña en www.entretenia.com) por un empleo cuidadoso y sólido de recursos visuales que en “Lizzie Borden” se anudan a un ensamble musical económico, atractivo y potente producido por el nostálgico arrullo de un violín y un coro de ultratumba trepidante. Dichos aspectos en la composición teatral del montaje adquieren un equilibrio estético que se funde en sensaciones sombrías y taciturnas gracias a contrastes de luz y oscuridad vistosos, producto de un juego de sombras que aprovecha el atrio de la iglesia. Adicionalmente, se realiza un juego de paraguas morados que tiene un papel fundamental dentro de la propuesta ya que es este color el que predomina en toda la escena, ya sea para crear una sorprendente atmosfera llena de formas o incluso para el diseño del vestuario de los personajes. Sería importante un mejor manejo del trabajo vocal de las actrices el cual es opacado a momentos por dichos objetos que desorientan su proyección dado el manejo espacial. Posturas que a nivel escénico lucen bien pueden ser reincorporadas simplemente imitando los demás modelos visuales los cuales siguen un concepto estético coherente llenando la iglesia de un ambiente sumamente tétrico.

«¡Siempre hay una herencia de por medio!»
 

Alexa Martín, Jheraldy Palencia, Joselyn Paulette, Melanie Borgez y Natalia Alanis cumplen con actuaciones que transmiten a personajes maniacos y esperpénticos. Dichas caracterizaciones cambian constantemente bajo un ritmo rápido que se conjunta con magníficas intervenciones musicales. Las actrices se lucen no sólo por la labor que han hecho en grupo sino por los contrastes tonales que se perciben y las diversas emociones generadas desde sus personajes corales. Ojalá no sea la última vez que se aprecie el trabajo sinfónico de Natalia Alanis, Melanie Borgez y Alexa Martín, el cual afortunadamente pude presenciar tanto en «Alicia» como ahora en “Lizzie Borden”, junto con las nuevas integrantes, los cantos trepidantes se propagan y  llevan al público a ambientes nebulosos.

» Si ya no se puede confiar en los hijos ya no se puede confiar en nadie.»
 

Estados Unidos tiene un historial de casos violentos, masacres, parricidios e infanticidios que da para un sinfín de asesinatos que contar y categorizar. La mayoría se ha debido a fanatismos, segregación y discriminación racial, entre otros motivos, que son ya un tema recurrente en el cine hollywoodense. Lamentables masacres en escuelas primarias y secundarias –como la ejecutada en Columbine por dos estudiantes– han sido estudiadas por psicoanalistas, la gente ha recriminado a los delincuentes al igual que los medios, mientras que se linchan a los causantes y a sus familiares, como en el caso de Borden. Esta obra de teatro tiene mérito al exponer el crimen como un misterio que la sociedad trata de esclarecer y explicar, pero que finalmente se convierte en una historia casi legendaria. Sin duda “Lizzie Borden” cuenta con un buen reparto actoral y una gran escenificación, lo cual invita a estudiar el contenido junto con el contexto para así comparar parricidios actuales, al menos para saber si se puede llegar a una conclusión o una verdad, pues, desde mi opinión, los casos como los mencionados siempre terminan siendo la nota roja del día pero nunca se profundizan para saber cuál es el origen de tal violencia.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: «Lizzie Borden».
DRAMATURGIA: Lucía Leonor Enríquez.
DIRECCIÓN: Luis Santillán
ACTÚAN: Jheraldy Palencia, Joselyn Paulette, Natalia Alanis, Melanie Borgez y Alexa Martín.
DÓNDE: Museo Británico Americano en México
DIRECCIÓN: Artículo 123 #134 Col. Centro, esquina con av. Bucareli.
CUÁNDO: Jueves, 20:00 horas.
COSTO: Donativo sugerido $ 150. Estudiantes $ 100.
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento. El metro más cercano es Juárez o Bellas Artes.

 

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"Los cacaos de los cacahuetales no dan cacahuetes, sino cacao. Los cacaos de los cacahuetales no dan cacahuetes, sino cacao. Los cacaos de los cacahuetales no dan cacahuetes, sino cacao." –Eugène Ionesco, "La Cantante Calva"–

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