LA CUMBIA DEL PANTANO

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Para quienes desean bailar entre el fango sobre el que se erigió nuestra realidad mexicana.

LA CUMBIA DEL PANTANO

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Cortesía de la CNT

“Mi nación comienza al centro de un lago, termina en el corazón.”

Esta patria, tan violenta y corrupta, podrá estar construido sobre un pantano, pero igualmente hay un desabasto de agua. Entre pensamientos existencialistas y uno que otro pasito de baile, Doña Refugio, administradora del Edificio Jacaranda, no deja de darse vueltas a las oficinas de gobierno con la esperanza de que algún inútil funcionario pueda ayudarla, a sabiendas de que es casi una batalla perdida. Entre amores policiales, planes para una sangrienta redada, una asociación secreta empecinada en revelar un fraude que ha sacrificado a miles de niños a la ignorancia, y una deidad mexica lista para meter una demanda colectiva, la población entera de esta nación mueve la cadera al ritmo de una cumbia que no es más que un espejo de esta podrida sociedad mexicana.

“No todo lo que existe se tiene que suministrar.”

La exploración de una identidad netamente mexicana y la búsqueda para devolver a la representación teatral su sentido de la fiesta, bajo la figura del Dios Tezcatlipoca, son parte de la esencia que conforma “La Cumbia del Pantano”, dramaturgia y dirección de la directora de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano. La cuarta entrega en el programa Teatro de Arte Mexicano, junto con las obras Fruto en la Sequía, Aleteo, y La Conversión del Diablo y la primera pieza de una tetralogía denominada Los Cuatro Rumbos del Mundo de la CNT, es una tragicomedia que aborda, desde un ácido humor y música digna de un buen sonidero, una multiplicidad de problemáticas que aquejan a esta nación, mismas que entre risas confrontan al espectador sobre la complicidad que tiene en torno a la corrupción sistémica en el país, por ejemplo,  y responsabilidad que debe asumir en torno a las posible soluciones al lodazal en el que nos estamos hundiendo como sociedad.




“Tiene que entender que la administración pública no se hizo para resolver problemas reales.”

Luego de saltar toda una serie de obstáculos burocráticos, Refugio logra tener una reunión con el Licenciado Hernández, mismo que no tendrá una solución para el problema del agua que la aqueja, pero demostrará que aun es posible encontrar humanidad dentro de la administración pública; luego de ser descubiertos teniendo arrumacos en su patrulla, el Oficial Fuentes y el Oficial Ramírez sostendrán una discusión teológica con el Jefe de Policías antes de aceptar ser parte de un operativo con implicaciones ético/morales muy cuestionables; entre discusiones feministas, venta de garnachas y una vida de Godínez, miembros del Grupo Revolucionario Nada Institucional obtendrán una misión divina: recolectar las boletas de calificaciones de mil estudiantes que demuestran cómo estos niños han sido llevados a la piedra de sacrificio de un gobierno en absoluta decadencia.

“No le permito que me insulte por medio de la metáfora.”

La amplitud de temáticas que aborda y entrelaza “La Cumbia del Pantano” a través de varias líneas argumentales y en voz de más de una docena de personajes, todo ello combinando lo musical y lo festivo, letras de canciones de Juan Gabriel y Luis Miguel insertadas en los diálogos incluidas, con situaciones de peso filosófico, teológico y hasta existencialista, revelan un proyecto de dimensiones épicas el cual Cano aborda con arrojo, humor y un claro dominio de la construcción dramática. Sin embargo, en medio de este titánico proyecto, lo que reluce en la dramaturgia es el claro entendimiento que la directora de la recién ovacionada puesta en escena de Los Empeños de una Casa tiene de mantener al público conectado con la anécdota, de que el teatro se basa en el entretenimiento y no en el discurso, que es a través de la fiesta que los reflejos de un espejo son más claros de recibir desde la butaca.




“Somos un pantano progresista, incluyente.”

Las llamadas previas a la función se dan a manera de sonidero, decisión que de inmediato establece el tono de la obra. En la primera escena suena una cumbia donde todos los personajes cantan y bailan, una presentación a un universo paralelo prehispánico que se parece en demasía a nuestro México contemporáneo. Dos enormes círculos suspendidos en medio del escenario dominan la escena, al centro de ellos una superficie reflectante funciona como espejo. Sobre ellos se proyectan imágenes que remiten a un calendario azteca, a archivos acumulados en una oficina de gobierno, a las luces de una patrulla de policía, o a un plato de barro o un tejido que hablan de hogar y lo mexicano. Las transiciones entre escenas son con bailes y música tocada en vivo desde los costados, cuando la acción se torna en violencia, en un asalto por parte de las autoridades a un grupo de activistas preocupados por el agua, la parte trasera del escenario es un espacio para la quema de cuerpos a partir de un cambio de iluminación.

“¿Hasta dónde está dispuesto a llegar por un viajecito a la playa?”

Un texto de la envergadura que plantea “La Cumbia del Pantano” merece una escenificación igualmente ambiciosa y monumental. La dirección de Aurora Cano apuesta por la grandilocuencia a partir de una escenografía diseñada por Miguel Moreno Mati, la iluminación por parte de Xóchitl Gonzáles Q., y el video de Raúl Munguía. Cada uno de estos elementos enfatiza el gravitas sobre el que opera la dramaturgia, al mismo tiempo que conjunta lo mexica con lo mexicano, lo cumbiachero con lo dramático. A esto se suma el vestuario de Jerildy Bosch y la música original y diseño sonoro realizados por Yurief Nieves y la misma Cano, elementos que acentúan la atmósfera de la propuesta, tanto en lo terrible como en lo divertido. La suma de todos estos elementos crean una puesta en escena compleja de absorber, lúdica en su esencia, surreal a momentos, dura y cruda en real, en pocas palabras… refleja de manera simbólica pero precisa la realidad mexicana.




“¿Qué idea de la patria quiere que tenga si no tengo agua?”

Una servidora pública cuestiona a Refugio sobre sus documentos mientras que se saca una tostada del cabello para seguir comiendo su almuerzo; una vez dentro, la administradora del edificio Jacaranda se encara con el Licenciado Hernández, la personificación misma de un burócrata, quien con toda seriedad discute lo pueril de su puesto mientras provoca carcajadas en las butacas. Dos policías sueñan con ir a la playa a vivir su amor en libertad antes de ser amedrentados por su superior, un hombre corrupto a quien la vida de los demás le importa dos pesos; al momento de atacar a un grupo de protesta, los amantes deben resolver un asunto moral entre ellos, mismo que tendrá consecuencias fatídicas para su amor.

“Los que queremos vivir te saludamos, oh, gran Dios Abogado Tezcatlipoca.”

Los miembros del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro que dan vida a “La Cumbia del Pantano” se entregan tanto a la seriedad del asunto como a sus tintes fársicos y surreales, tono marcado por la dirección de Cano. De tal manera, Julieta Egurrola y Daniel Giménez Cacho, quien alterna funciones con David Hevia, son capaces de discutir los problemas del agua en el pantano con la misma facilidad con la que bailan cumbia o ponen en riesgo sus vidas. La pasión que desbordan Omar Silva e Iván Zambrano Chacón como dos policías inmiscuidos en la corrupción del lugar es tan veraz como el miedo que le tienen a Rodolfo Guerrero quien saca a relucir su lado más feroz como el jefe de policía. Adriana Reséndiz arranca carcajadas como la más típica de las funcionarias públicas, quien aparte tiene  un apetito insaciable por las garnachas, mientras que también es capaz de dar vida a un revolucionario con buen acento para el inglés. Con resultados igualmente sólidos, el elenco se completa con las actuaciones de Pedro Martínez Arredondo, Armando Comonfort, Mireya González, Ana Karen Peraza, Shadé Ríos, Fernando Sakanassi, Iván Zambrano Chacón, Salvador Carmona y Omar Silva así como las interpretaciones musicales en vivo de Sebastián Espinosa Carrasco, Elvira Marzal y Yurief Nieves.

“Si no es con final feliz, ¿cómo quieres que acabemos?”

Vivo en un departamento en el sur de la Ciudad de México, donde hay agua potable la mayor parte del año, lo cual implica que no tengo que ir diario a la alcaldía para discutir con burócratas de pelo aceitoso e inutilidad absoluta. A pesar de este inmenso privilegio sobre mis espaldas me atrevo a quejarme, y mucho, pues el lodazal en que se ha convertido México me ha obligado a pensar dos veces sobre si es seguro salir en las noches al teatro, si puedo andar en las calles sin miedo a que un acto de violencia me impacte de manera directa o indirecta, si debería unirme al cinismo que pareciera estar en el aire y sencillamente rendirme sin buscar ya más el cambio. Vivimos en un pantano de corrupción y violencia donde los dioses nos han abandonado. No obstante, jamás debemos de dejar de buscar ese México mejor, ese donde su gente nunca deja de bailar, que es capaz de verse al espejo y sentirse orgulloso de ser descendientes de Tezcatlipoca

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: La Cumbia del Pantano

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Aurora Cano

ELENCO: Julieta Egurrola, Daniel Giménez Cacho, Rodolfo Guerrero, Pedro Martínez Arredondo, Adriana Resendiz, Armando Comonfort, Mireya González, Ana Karen Peraza, Shadé Ríos, Fernando Sakanassi, Iván Zambrano Chacón, Salvador Carmona y Omar Silva.

MÚSICOS EN VIVO: Sebastián Espinosa Carrasco, Elvira Marzal y Yurief Nieves.

DÓNDE: Teatro Del Bosque Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque

DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.

CUÁNDO: Jueves, Viernes, Sábado y Domingo 19:00 horas. Hasta el 28 de diciembre 2025.

COSTO: $150. Boletos en taquilla y Boletos | LA CUMBIA DEL PANTANO | Centro Cultural del Bosque Aplican descuentos.

DURACIÓN: 150 minutos con un intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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