IDENTIDAD
Para quienes desean vivir una nueva teatralidad admirando una obra de arte viva que mutará por toda la eternidad.
IDENTIDAD
“¿Qué te hace pensar que estamos aquí por algo?”
Son las cinco. Desde hace mucho tiempo son las cinco. Antes de que llegaran los invitados el ciclo comenzó, después de que se vayan continuará sin parar. El objetivo pareciera que es darle vida a una flor, crear un personaje perfecto a partir de las dolencias de tres actores. Sin embargo, eso podría ser mentira ya que nada es real y nada es falso pues las respuestas se encuentran en aquel que observa, es ahí donde se generaron las preguntas. Frente a una obra de arte siempre será mejor dejarse llevar por el corazón que por la mente. Bienvenidos a tu viaje personal.
“No creo que entiendas la dimensión de este proyecto.”
En el interior de una galería de arte un performance se lleva a cabo. Da inicio antes de la entrada de los primeros espectadores y termina más allá de que el último se ha ido. A lo largo de las tres horas que dura la experiencia escénica se repite la dramaturgia tres veces, cada una de ellas dirigida con diferente intención y nivel de gravedad. No es necesario llegar a la hora de entrada, nadie se tiene que quedar hasta el final. De hecho, el espectador es libre de ir y venir por el espacio, subir y bajar las escaleras, salir a tomar algo en la cafetería para después reintegrarse como espectador o quedarse a ver la totalidad del montaje. “Identidad” de Xavier Villanova es una obra de arte viva compuesta por cuatro ejecutantes, un curador y un asistente que busca llevar a cada uno de los asistentes por un viaje personal único e irrepetible a partir de los estímulos humanos que se desarrollan por todo el espacio de la galería, a través de una creación escénica que desafía la nomenclatura de teatro.
“Si las abrazo a las tres, ¿quién nos observa?”
Un hombre que cuestiona sus afectos mientras se esconde en el interior de una mochila, una mujer desesperada por un beso que termina compartiendo una historia sobre su patito de hule, una plática íntima en el segundo piso de la galería que sólo puede ser escuchada por uno o dos espectadores y una conversación en videollamada de un piso a otro donde se da una terrible noticia. Todo esto dentro del marco de la meta-teatralidad que crean tres actores que han dejado atrás quienes eran para adentrarse en un limbo creacionista de donde nunca podrán escapar. “Identidad” es claramente una exploración escénica posdramática que busca romper la necesidad de una dramaturgia estructurada en favor de un texto que, sin una aparente anécdota que contar, desarrolla una trama abierta a interpretación por aquel que la observa desde su propio punto de vista y a partir de la información que recibió gracias a sus propias decisiones y referentes. Villanova, quien desde hace tiempo se encuentra inmerso en diversas exploraciones artísticas a partir de reimaginar y reinventar lo que conforma la escena, ha llegado a un nuevo punto de madurez en su camino como creador escénico, resultado de una honesta indagación sobre lo que conforma ese ente llamado actor, lo que lo motiva y lo que le duele, al mismo tiempo que da un guiño y se burla de toda la experiencia sabiendo que podría ser descalificada como una basura pretenciosa con la misma facilidad con la que puede ser catalogada como una obra maestra. Justo lo que a diario se debate en las galerías de arte, ¿qué no?
“Todos creemos que todo es sobre nosotros.”
Una taza de café gigante, un libro de poemas de Arturo González Cosio en el piso junto al libreto de la obra, invitando a quien quiera a hojearlos o leerlos en su entereza mientras a su alrededor la pieza sigue su camino, actores con la libertad de seguir sus impulsos en el instante que los sienten o un director omnipresente capaz de alterar el camino del performance bajo la bandera de curaduría viva. “Identidad” es diferente cada vez que se presenta, dada la premisa de ser una obra viva y en constante proceso de evolución o mutación. Bajo este precepto, la dirección del mismo Villanova proviene de un largo proceso de trabajo con sus actores, pero que no ha culminado ya que sigue al momento de la representación donde el director manipula la escena a lo largo de toda la duración de la misma, a momentos con resultados favorables, en otros muchos siendo más un distractor que una verdadera aportación. Esto también es parte de la exploración de esta nueva teatralidad, fallida en algunos aspectos, impactante en otros, y justo se debe apreciar como lo que es, un proceso en constante evolución donde el público es invitado a ser testigo del momento en que se encuentra dicha exploración, aportando con su presencia a que los involucrados sigan descubriendo en dónde se encuentran en sus caminos artísticos personales.
“Yo no puedo suicidarme, para eso tendría que ser alguien.”
Primero vestidos en ropa de calle, luego con camisetas blancas con ciertos elementos cargados de simbología, una de ellas de negro y con vendajes en los ojos, al final todos en ropa de trabajo. Al inicio con un cierto aire casual, después con mayor intención dramática, culminando en un nivel de cansancio evidente donde lo único que queda es dejar el alma a la vista de todos o fallar aparatosamente en el intento. Dentro de la muy compleja naturaleza de “Identidad”, una que exige la no actuación al mismo tiempo que clama por una fractura tanto real como contenida a lo largo de tres vueltas del mismo texto entregado con discordantes variantes emocionales, el elenco conformado por Frida Astrid, Manuel Calderón, Natalia Benvenuto e Irina Máximo se entrega por completo con todos los recursos histriónicos a su alcance, pero con resultados ambivalentes. Frida Astrid como la Flor se encuentra en su elemento natural dentro de esta representación no convencional alcanzando fragilidad o fuerza ya sea con los ojos vendados o acostada con velas a su alrededor, siempre con naturalidad y certeza. Natalia Benvenuto a momentos pareciera perderse entre las sombras de la experiencia, hecho que no necesariamente es negativo, ya que sucede desde un lugar honesto de sus entrañas. Por su parte, Irina Máximo se deja llevar por sus instintos aprendidos, por aquello que se le ha informado que es la actuación, queriendo forzar las emociones como el llanto o la desesperación, dejando entrever el esfuerzo que le implica algo que tiene que fluir con toda naturalidad. Finalmente, Manuel Calderón logra momentos memorables, sorprendentes incluso dado su historial en montajes mucho más ligeros y comerciales. Sin embargo, se le percibe un claro freno consciente a sus emociones que le impiden fluir con naturalidad en sus impulsos, hecho que exige el montaje para alcanzar verdadera contundencia.
“Lo nuevo es amenazante.”
Las nuevas teatralidades exigen una apertura de la mente, del espíritu y, más allá de eso, una capacidad para apreciar una experiencia escénica lejos de los parámetros de lo que se nos ha enseñado que es el teatro. “Identidad” reta a aquel que se atreve a adentrarse en su universo, llevándolo a confrontarse consigo mismo a partir de su reacción, posiblemente visceral, ante la obra viva que está viendo. Durante mi estadía, algunas personas entraron y salieron al muy poco tiempo, otros se quedaron la duración entera del performance absolutamente hipnotizados por el viaje cíclico en el que todos se encuentran atrapados. ¿Yo? Yo lo que encontré fue un nuevo respeto por un creador escénico que se atreve a romper los moldes, a ir en contra del sistema, en busca de sus propias respuestas.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Identidad”
DRAMATURGIA Y CURADURÍA ESCÉNICA: Xavier Villanova
ACTÚAN: Frida Astrid, Manuel Calderón, Natalia Benvenuto e Irina Máximo.
DÓNDE: Galería V & S
DIRECCIÓN: Avenida Xola 1662, Colonia Narvarte.
CUÁNDO: Lunes de 19:00 a 22:00 horas. Es posible llegar en cualquier momento y salir libremente de la misma manera.
COSTO: $350. Boletos directo en la Galería.
DURACIÓN: 180 minutos sin intermedio con la absoluta libertad de entrar y salir del lugar en todo momento.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.
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