Al centro de la Estética Foro Escénico se ha dispuesto una larga mesa de madera donde se sientan 10 espectadores junto con el elenco conformado por Leticia Valenzuela, Santiago Dorantes, Tayde Pedraza, Iván Ontiveros y Patricia Estrada. Se comparten nombres entre todos, se comienza a cantar una canción de amor al son de una guitarra y se pica cebolla. De manera casual se explican un par de maneras de cortar la lacrimógena verdura, y se discute entre los presentes las mejores técnicas para evitar que las lágrimas rueden al manipularla. En menos de 10 minutos se ha creado un sentimiento de comunidad, mismo que será explotado a su máximo efecto durante toda la representación.

Un hijo desaparecido en medio de la guerra, una mujer barbada que encuentra el amor en un taquito de frijoles, un perrito aficionado a las palomitas que ya no se encuentra entre nosotros. Ubicada en tiempos de la Revolución Mexicana, en una gran hacienda que los efectos bélicos redujo a un espacio donde la comunidad se reúne para picar la única verdura que les queda, comer una rica sopa y derramar lágrimas, El Bodegón de las Cebollas, dramaturgia de David Alejandro Colorado y la también directora Patricia Estrada, es un viaje por historias, anécdotas y juegos escénicos cuidadosamente diseñados para tocar delicadas fibras emocionales en el espectador. Aún cuando la narrativa anecdótica es corta, enfocándose en este periodo de principios del siglo XX, el montaje es de largo alcance dada las distintas dinámicas de participación y confesión.

Leoncio quisiera que María de Jesús le permitiera cortejarla, pero la mujer de largas barbas con una bolsa en la cabeza para ocultar su fealdad se rehúsa a ello. Cuando pareciera que este amor pudiera llegar a concretarse, incluso llegar a una boda, todo se revela como una fantasía. En escena, esta conmovedora y dolorosa escena se realiza tanto con muñecos de bolsa de papel en manos de dos invitados a la mesa, como con Iván Ontiveros y Patricia Estrada interpretando dichos roles quienes terminan declarando sus afectos en una esquina del lugar. Luego de que el arroz volara por el lugar celebrando la falsa unión, un globo en forma de corazón se deja libre para soltar su aire lastimeramente.

Historias reales de pérdida, enfermedad y demás que cuenta el elenco de manera íntima a grupos reducidos, ficciones que divierten y llegan al corazón, un aviso temprano en la representación de que todo culminará con los asistentes picando su propia cebolla y compartiendo aquellos recuerdos que provocan lluvia en las pupilas. El Bodegón de las Cebollas es manipulación emocional en el mejor sentido de la palabra. Cada sección de la puesta en escena tiene la capacidad de conectar con los asistentes que se dejen llevar por la emotividad de las situaciones, crear reflejos sobre la vida de cada persona, independientemente del nivel de honestidad y fractura con la que cada uno de los intérpretes desarrolla su performatividad, punto en el que claramente destacan Leticia Valenzuela y Patricia Estrada, ambas actrices permitiendo que sus lágrimas rueden de manera sincera, libres de pretensión emocional.

“Para llorar, dirija la imaginación a uno mismo”. Esta frase es una de las tantas invitaciones que se realizan durante El Bodegón de las Cebollas para que el asistente se interne en sus recuerdos para exorcizar un poco su dolor. Dado que la función del 14 de noviembre a las 13:00 horas estuvo conformado enteramente por participantes de la Muestra Nacional de Teatro, un público en gran parte más que dispuesto a entrar tanto en la ficción como en la terapia comunal que el montaje propone, el resultado fue emotivo, lleno por supuesto de lágrimas, culminando en un sentimiento de hermandad entre teatreros mientras muchos remojaban una pieza de pan francés en su sopa de cebolla.

El Bodegón de las Cebollas de Tres Colectivo Escénico y Área 51 Foro Teatral, del estado de Veracruz, se presentó en la Estética Foro Escénico el día lunes 14 de noviembre dentro de la 42 Muestra Nacional de Teatro en la ciudad de Torreón Coahuila.

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