SÓLO QUIERO CAMINAR
Para quienes entienden que el tiempo y la distancia no necesariamente son capaces de salvar a una pareja.
SÓLO QUIERO CAMINAR
“Hoy se cumplen 200 días.”
El plazo se ha cumplido. 200 días han pasado y él la ha esperado fielmente. En el departamento casi todo sigue igual, lo único que se atrevió a cambiar es un tapete y nada más. 200 días han transcurrido, pero el dolor no necesariamente se ha borrado, los problemas que tenían antes no se solucionaron ni olvidaron, aquella herida que los destruyó como pareja sigue sangrando de ambos corazones. La puerta se ha abierto, ella ha regresado, y una foto enmarcada de un recuerdo no será capaz de solucionar el vacío que nadie podrá llenar.
“Tal vez la distancia sea lo mejor.”
Una mujer decide separarse de su pareja por 200 días en búsqueda de solucionar sus problemas. Los sucesos que han acontecido durante ese lapso, y el reencuentro de ambos es parte de la premisa inicial con la que el escritor y director Jonathan Huesca construye su melodrama “Solo Quiero Caminar”. A medida que la narrativa avanza, y los problemas de la pareja se van revelando como cada vez más y más grandes, se presentan un par de giros de tuerca en la historia un tanto fortuitos que obligan a replantear la historia en la mente del espectador sin que se hayan tenido grandes indicadores o presagios en la dramaturgia de la existencia de ellos.
“Al final, la que terminó corriendo fuiste tú.”
Luego de que él se muestra como un ser codependiente, incapaz de avanzar realmente con su vida en 200 días, pues gran parte de este tiempo se lo ha dedicado a ella, a su regreso libera toda una furia, producto del enorme resentimiento que le tiene por haberlo abandonado. Por su parte, ella apenas si sabe como dirigirse a él, apenas si es capaz de pedir un vaso de agua, pues sus sentimientos están tan profundamente conflictuados al volver al hogar que abandonó. A pesar de que a primera lectura “Sólo Quiero Caminar” se presenta como un melodrama de pareja construido a partir de diversos lugares comunes, la obra es en verdad es una historia que trata mucho más con la pérdida, el manejo del dolor, y la incapacidad del ser humano para avanzar cuando los sentimientos están atorados. Sin embargo, esta lectura viene a partir de los ya mencionados giros de tuerca que, si se llegan a analizar con profundidad, no se sostienen dentro de la premisa original, el universo que plantea el autor, al menos con la poca información que se le presenta al espectador que podría llegar indicar la verosimilitud de dichos giros. Una vez dicho esto, la premisa y narrativa son lo suficientemente interesantes, y con la capacidad de convertirse en un reflejo sobre la audiencia en cuanto a las disfunciones existentes en toda pareja, para mantener el interés e invitar a la reflexión.
“Uno nunca se imagina que se va a quedar solo.”
El departamento de la pareja está marcado con un rectángulo en el suelo con cinta blanca. En su interior, hay un sillón, una mesa, y una serie de objetos penden del techo: un regalo que ella ha preparado para él, una caja de cereal, una cámara con la que él grababa un registro para cuando ella volviera, y unos vasos comunes y corrientes, entre otras cosas. Por fuera del rectángulo, ella deambula, se sienta en una silla para comer o arreglarse la ropa, o habla por teléfono con sus papás o le marca a él aun cuando no hable nada. La propuesta de dirección escénica que Jonathan Huesca establece en “Sólo Quiero Caminar” es visualmente interesante. Tanto los objetos colgantes como el desarrollar un dentro y fuera del departamento, creando así un universo que contiene a la pareja y otro donde reside la libertad, funcionan en concepto. No obstante, la presencia de unos vasos sin el menor significado como parte de lo que cuelga, traiciona la premisa. Igualmente, el que de momento los miembros del elenco conformado por Daniela Montero y Eduardo Casas (quien alterna funciones con Christopher Martínez, rompan con las líneas divisorias, ya sea sentándose en el suelo y que una mano atraviese la cinta, o que él salga del departamento por otro lugar que el establecido como la puerta, marca una ruptura con las convenciones teatrales que la misma obra establece, rompe con la tan delicada ficción necesaria para que el espectador se entregue de lleno al melodrama. Asimismo, la dirección actoral deberá contar con el mismo rigor para establecer que las emociones partan de la entraña, desde un lugar de veracidad, y no desde la garganta.
“¿A dónde va uno cuando quiere escapar?”
“Sólo Quiero Caminar” de Jonathan Huesca y con un elenco alternante conformado por Daniela Montero, Christopher Martínez y Eduardo Casas se presenta los días lunes a las 20:30 horas en el Foro Shakespeare hasta el 7 de Agosto de 2023.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Sólo Quiero Caminar
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Jonathan Huesca
ELENCO: Daniela Montero, Christopher Martínez y Eduardo Casas (alternando funciones).
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 9, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Lunes 20:30 horas. Hasta el 7 de Agosto 2023.
COSTO: $300. Boletos en taquilla y Boletos | Solo quiero caminar | SHKSPR & CÍA (shakespeareycia.com)
DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Hay un estacionamiento justo a lado.