SMILEY

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Para quienes se quieren divertir con una comedia romántica gay que refleja con hilaridad la actual realidad de la comunidad.

SMILEY

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)

“Yo no tengo ninguna posibilidad con alguien como él.”

Álex, el de los dos gimnasios, y Bruno, el arquitecto mamón, se conocieron por culpa de un número equivocado. Ahora, sentados frente a frente en la barra de un bar al que Bruno jamás iría, la teoría de que los opuestos se atraen se comprueba, aunque ninguno de los dos se atreva a admitirlo. En medio de un mar de hombres buscando encuentros casuales en Grindr, entre norteños casados, bailarines argentinos con ínfulas de actor, queers que no dejan de citar a La Más Draga y uno que otro guarro o romántico desubicado, dos hombres en busca del amor descubrirán que todo lo que necesitan para empezar su propia historia romántica son dos puntos, un guion y un paréntesis cerrado.

“Tengo que decir algo o va a pensar que soy menso.”

El amor dentro de la comunidad gay, en un ambiente donde las relaciones se basan en aplicaciones de encuentro como Grindr, y la vanidad pareciera anteponerse a los sentimientos, es retratada con gran humor y romanticismo en “Smiley” del galardonado dramaturgo español Guillem Clua. Adaptada a una exitosa serie de televisión para Netflix en 2022, la obra de teatro presenta a dos hombres por demás discordantes que parecieran estar unidos por la leyenda del hilo rojo del destino, a pesar de que ambos están empecinados en que no funcione por sus propias inseguridades, ya sean intelectuales o físicas, o porque sencillamente son incapaces de dejar de lado el orgullo y confesar con honestidad lo que cada uno siente por el otro.




“Mi enamoramiento se va desvaneciendo con cada mamada que dice.”

Entrenar todo el año para tener un cuerpo escultural en la marcha Pride de Ciudad de México, una larga disertación mental sobre el por qué la Coca Cola Light y la Coca sin Azúcar no es lo mismo, la sorpresa de encontrarse con Pablo Perroni en un gimnasio en circunstancias muy distintas a las de su perfil de Instagram, y una clase sobre qué son los poppers para la poca audiencia heterosexual en la sala. “Smiley” sigue paso a paso las reglas de la comedia romántica, más además capturando la esencia de lo que significa ser gay en la actualidad con una muy eficaz carga de comedia. Sin embargo, lo que destaca notablemente en esta producción mexicana es el trabajo de adaptación y tropicalización que han realizado el elenco conformado por Jesús Zavala, Jerry Velázquez, Martín Barba y Sergio Velasco, junto con el director Joserra Zúñiga. De tal manera, referencias a la cultura gay y queer de México, particularmente de la CDMX, incluyendo sus lugares de encuentro como el Sodome, el caló que se ha convertido en parte esencial de la manera en que nos expresamos (y la que soporte), y toda una gama de chistes en referencia a personalidades queer provocan constantes carcajadas entre los espectadores, incluyendo los heterosexuales a quienes se les dan las explicaciones necesarias para que no vayan a sentirse excluidas del chiste.

“La casualidad a veces necesita un empujoncito.”

El escenario está dividido en tres espacios claramente diferenciados. Al fondo la barra del bar en el que los protagonistas se verán por primera vez, de un lado el departamento de Bruno, y del otro el de Álex. Durante su primera cita, ellos mencionan la más utilizada app de ligue entre los hombres gay. Súbitamente, se escucha una música que remite a los juegos de concurso de televisión abierta, la iluminación cambia por completo a colores brillantes, como si estuviéramos en un estudio de grabación y los actores rompen con la cuarta pared para hablar directamente con los espectadores para darles una clase de jotería. La dirección de Joserra Zúñiga en “Smiley” entiende cabalmente el tono de la puesta en escena, consigue mantener el ritmo fluido y ligero, permitiendo que la comedia se mueva libremente a través de las escenas. Ciertamente el espacio escénico diseñado por Juan José Tagle funciona, aun cuando haya un exceso de elementos escenográficos que aportan poco a la escena y reducen el poco espacio disponible sobre el escenario, como un mueble al fondo en el departamento de Bruno en el que guardan copas. Sin embargo, el trabajo de iluminación que realiza él mismo apoya constantemente la dirección y crea ambientes claramente diferenciados como el de una fiesta de cumpleaños, o estar viendo en la televisión la primera película de Sex and the City, la buena.




“A la gente le encantan los finales felices.”

Tras su único encuentro con Bruno, Álex comienza a salir con diferentes hombres que se liga en Grindr. El guarro que sólo quiere encamarse, vestido con playera sin mangas blanca es el primero en aparecer. Le siguen toda una serie de personajes ridículos e hilarantes como un apocado hombrecito de sweater que en menos de 2 minutos ya está imaginando cómo se verán sus hijos con Álex. La cereza del pastel: un queer que no puede decir media palabra sin hacer alguna referencia pop gay del momento o una frase estereotípicamente jota, mismo que se gana una ovación del público a la mitad de la obra. La función a la que asistí fue protagonizada por Jesús Zavala y Sergio Velasco como Bruno y Álex, respectivamente. Sin duda el trabajo actoral que realiza Velasco es sólido en cuanto a que se deja llevar por la comedia, permitiéndose caer en el ridículo de las situaciones a las que se enfrenta su personaje, pero abordándolo desde la seriedad y no del hacerse chistoso. Álex es el objeto del deseo de todos y Velasco crea un personaje que explota su sexualidad cabalmente, pero con la dosis necesaria de vulnerabilidad y sensibilidad que demanda su rol. Por su parte, Jesús Zavala tiene la responsabilidad de llevar bajo sus hombros la mayor parte de la comedia, tarea que realiza con enorme éxito. Ya sea envuelto en una sábana, deprimido mientras escucha The Sounds of Silence, o siendo la más queer de todas, Zavala se desborda en cada una de sus diferentes personalidades, las lleva al extremo de la farsa, logrando por ende carcajadas entre las butacas, pero respetando que en el caso de Bruno su construcción parte del realismo y lo mantiene en la seriedad de la comedia. El corazón de “Smiley” lo llevan en las palmas estos dos actores y el resultado es un pulso de lo más gracioso y lleno de energía.

“No hizo falta más que :-)”

Soy un hombre queer y gay que va al gimnasio seis veces al día, toma proteína, que por supuesto ya está pensando en outfits para el Pride y, en consecuencia, espera tener un cuerpazo para entonces. También confieso que el jamón que como es de Pavo, no me pierdo un solo capítulo de Rupaul’s Drag Race y, evidentemente, me divertí profundamente viendo “Smiley” en Netflix. La obra de teatro es un deleite para todes nosotres que somos parte de la comunidad LGBTQ+ chilanga, mexicana, inventada, incluyente, llena de musculocas y vestidas, es una celebración al amor que profesamos y a quienes somos en todas nuestras complejidades, contradicciones y lentejuelas. ¡Qué importante es que existan estas historias en cartelera, que cuenten nuestras historias, que celebren nuestro amor! Que importante… y la que soporte.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Smiley

DRAMATURGIA: Guillem Clua

ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN: Joserra Zúñiga

ELENCO: Jesús Zavala, Jerry Velázquez, Martín Barba y Sergio Velasco (alternando funciones).

DÓNDE: La Teatrería Sala A

DIRECCIÓN: Tabasco 152, Colonia Roma Norte.

CUÁNDO: Jueves 20:30 horas. Hasta el 13 de Julio 2023.

COSTO: $550. Disponibles en taquilla y Boletos para Smiley | Detalle de fechas para Más Teatro y Culturales | Ticketmaster MX

DURACIÓN:  90 minutos con un intermedio.

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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