FOTOGRAFÍAS: RICARDO CASTILLO CUEVAS (@RiAlCastillo)
SALA DE ESPERA
Para quienes quieren reír de la improvisación que inspiran los problemas mentales.
SALA DE ESPERA
Quien esté libre de todo trastorno mental que lance la primera piedra y empiece a improvisar. Cuatro doctores han llegado para evaluar a cada uno de los asistentes para determinar la patología mental que sufren. En esta ciudad hay tanto loco, que uno no sabe ni por dónde empezar. Hipocondriacos, esquizofrénicos, obsesivos-compulsivos y bipolares pueden llegar a estar sentados en un mismo teatro sin siquiera saberlo. La única cura posible es hablar con ellos, sacarles cuanta información se pueda y, a partir de ello, improvisar una historia que pueda conducir al camino de la salud mental.
“Nuestra metodología es a partir de terapia de choque.”
El grupo teatral Complot/Escena toma residencia en el Foro Shakespeare este año y arranca con un espectáculo de improvisación bastante original. “Sala de Espera” recibe a su público con un número individual que deberá ser pegado en algún lugar visible. Al entrar a la sala, los cuatro terapeutas improvisadores elegirán cuatro “pacientes” al azar para poder determinar qué mal mental es el que les aqueja para, a partir de ahí, iniciar con varios ejercicios de improvisación.
“Sean muy veraces con la información que nos proporcionan.”
Con un mínimo de elementos en escena pero con una imaginación desbordada, cada uno de los improvisadores toma las riendas de un caso que se arma con la información que se proporciona en ese momento por parte de los “enfermos” elegidas. En la función que asistí, una maestra de yoga, una editora enemiga de los errores de ortografía, una diseñadora de interiores y una amante de la música pre-colombina fueron las elegidas para servir de inspiración para que las risas explotaran por todo el teatro. A momentos divertido, a otros ridículo, de pronto surrealista, pero siempre cómico, los cuatro actores entienden el manejo del ritmo, de la comicidad y de la interacción con el público para, en crescendo, conseguir llevarnos a la hilaridad. En esta sala de espera todo se vale con tal de conseguir las risas.
“No se confundan, esto no es psico-drama.”
Yo confieso nunca antes haber asistido a un espectáculo de improvisación y la curiosidad me mataba al llegar al teatro, pues no sabía bien como sería la dinámica. Una vez iniciada la función, y que iba entendiendo las reglas del juego, me fui entregando más y más a la locura que proponen y para el final simplemente no dejaba de reír. Lo interesante de todo esto es que ni siquiera era de los que más se estaba divirtiendo. Era sencillamente delicioso ver como gente a mi alrededor se estaba desternillando de risa, especialmente los que habían sido elegidos como fuente de inspiración.
“Esto nos deja ver mucho sobre el interior de su mente.”
Uno de los elementos que más admiré en el trabajo actoral de los improvisadores fue su capacidad de escuchar y retener. Cualquier detalle proporcionado por el público, por más insignificante que fuera, se convertía en un elemento cómico durante los sketches. El arte de escuchar se ha perdido tanto, en un mundo dominado por la tecnología y la inmediatez de las cosas, que resulta gratificante encontrarse con artistas que hacen del escuchar su pan del cada día. ¡Podían ya haber pasado más de diez minutos de que comenzara el ejercicio cuando uno de los cuatro actores sacaba a colación algún detallito que se había proporcionado!
“Me parece que estás pasando por un episodio ahorita.”“Sala de Espera” es un tipo de comedia a la que no muchos estamos acostumbrados, pero que puede causar un nuevo tipo de trastorno mental: la adicción. Me queda claro que tendré que regresar a una nueva función para ver con que nuevas ocurrencias me sacan la carcajada estos terapeutas y, más adelante, ver que nuevas sorpresas está preparando Complot/Escena para el Foro Shakespeare.
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