ROTTERDAM
Para quienes entienden que el amor es capaz de transicionar.
ROTTERDAM
“Llevo diez años intentando entender quién soy.”
Un secreto que se ha guardado durante siete años en la muy lejana comodidad de una ciudad portuaria de Holanda se ha convertido en un lastre insostenible que esta noche de año nuevo podría al fin terminar con tan sólo un click sobre el botón. Sin embargo, lo que con tantas caricias y besos se ha protegido, el amor que con tal cariño se ha ido alimentando, la sólida relación que han construido dos mujeres en contra de todo podría estar a punto de enfrentar su más dura prueba a causa de una camiseta compresora y ese espejo que ya no sabe qué es lo que refleja.
“Vivimos en un mundo donde existen las palabras él y ella.”
Una discusión entre una pareja donde los argumentos centrales giran alrededor de la inminente salida del closet de la ahora exesposa de Brad Pitt, una confesión monumental que cimbra los cimientos de una pareja que se creía inmune a todo problema, un amor co-dependiente en la recamara de a lado y la tentación encerrada en el nada inocente cuerpo de una joven de 21 años. El dramaturgo inglés Jon Brittain, en su obra “Rotterdam”, trata el muy delicado y complejo tema de la identidad de género con la justa combinación de humor y seriedad, dolor y ternura, que permite tanto la compenetración con la historia como el generar empatía con cada uno de los personajes que habitan en ella.
“¿Cómo puedes estar realmente seguro de qué te atrae?”
¿Cómo se puede enfrenar al mundo que uno creía conocer y entender desde una perspectiva totalmente nueva y ajena pero que siempre ha sido la correcta? ¿Cómo asimilar que la mujer a quien se ama no es, y realmente nunca ha sido, quien dice ser? ¿Cómo se puede enfrentar uno al espejo de su propia realidad sin colapsarse ante la mentira que muestra? Con demonios propios que confrontar y variantes realidades que aceptar, quizás el mayor logro dramatúrgico de Brittain en “Rotterdam” se encuentra en la construcción de personajes complejos y redondos, patéticos y entrañables, dignos de admiración o de escarnio, volviéndolos profundamente humanos y reales, capaces de provocar empatía o rechazo en cada uno de los espectadores.
“Ya no quiero seguir intentando ser mujer.”
Tres armarios cerrados, cada uno escondiendo una variación de la realidad en su interior, y un puñado de elementos de utilería que vienen y van son todos los elementos que Roberto Cavazos necesita para contar su visión de “Rotterdam” en su trabajo más maduro como director a la fecha. Con un ritmo sostenido, aun cuando podrían fortalecerse las transiciones entre escenas para una mayor fluidez del todo, y dejando que sean las actuaciones las que carguen el peso de la narrativa, libres casi de toda parafernalia teatral, Cavazos se adentra en un mundo donde lo que cuenta es la honestidad, donde lo importante es que la historia y su mensaje se transmitan, donde el público pueda conocer a fondo a cada uno de estos complejos seres que viven aislados de sus seres queridos en Holanda por amor, necesidad, trabajo, cadenas autoimpuestas, entrega o llana cobardía. Aunado a esto, el director consigue con gran éxito que una trama que fácilmente podría haber sido tratada con sobrada parsimonia sea recibida con una fuerte dosis de humor, incluso a momentos arrancando verdaderas carcajadas, hecho que ayuda a aligerar la tan densa carga emotiva encerrada en la premisa de la obra.
“Hay ciertas cosas que no quiero cambiar.”
Llegar a casa y enfrentarse con una extraña provoca una mirada perdida que podría encerrar dolor, traición, confusión o la más absoluta sorpresa a punto de estallar en alegría. Esto en escena se recibe con la misma fuerza que un estallido en ira ante la ignorancia de un transeúnte que sólo buscaba ser amable. Con una honestidad emocional absoluta y sacando a relucir una capacidad escénica que sólo la experiencia puede dar, Valeria Vera entrega su trabajo más contundente hasta ahora en “Rotterdam”, dejando en evidencia la herida sangrante que ella misma se provoca para poder adentrarse en la profunda complejidad del personaje que interpreta. Esta sinceridad da como resultado no sólo un realismo avasallador en su trabajo, sino una fuerza visceral que se recibe a manos llenas desde las butacas y se recompensa con palmas al término de la misma.
“No puedes volver a ser algo que nunca fuiste.”
La emoción que provoca hacer estallar por primera vez un cohete en medio de un lago congelado, el horror que se atrapa en la garganta al descubrir una invasión a la privacidad imposible de perdonar o la rabia que provoca que el mundo que uno conocía y amaba se ha terminado para siempre. Como contraparte a Valeria Vera, Pia Watson entrega lo mejor de sí como la aparentemente frágil Alice, haciendo uso de todos los recursos actorales que tiene a su alcance. El resultado es eficiente, el necesario para sacar adelante a su personaje, pero no el que se exige ante la contundencia con la que Vera se deja llevar en escena. El “Rotterdam” que Cavazos y Valeria presentan es uno basado en el fondo y no en la forma y en la medida que Watson se atreva a vulnerarse, como claramente demuestra que es capaz de hacerlo hacia el final de la obra cuando se descubre traicionada por una despreocupada millenial, entonces la obra cobrará dimensiones mucho más altas. Por último, es de aplaudir y de mencionar el trabajo que realizan Fernanda Tosky y, sobre todo, Luis Romano, quienes aportan equilibrio y levedad a la obra tanto con humor como desfachatez.
“¿Sigo siendo yo?”
Género, identidad y preferencia. Tres palabras que cada nuevo día cobran más y más fuerza dentro del nuevo milenio. Hemos evolucionado como especie, nos hemos dado cuenta de que la realidad de muchos no es la única que existe, que la definición de normal cada vez es más mutable y que nadie debe de ser juzgado por el deseo de ser quien se quiera ser. La verdadera naturaleza humana desafía toda definición arcaica que se atreva a negarle a cualquiera su derecho de transicionar.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Rotterdam”
DRAMATURGIA: Jon Brittain
TRADUCCIÓN Y DIRECCIÓN: Roberto Cavazos
ACTÚAN: Valeria Vera, Pia Watson, Fernanda Tosky y Luis Romano.
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras de Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Viernes 20:30 hrs. Hasta el 18 de Mayo.
COSTO: $300 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 120 minutos con un intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.