Para quienes quieren esperar a Godot aplaudiendo la gran dramaturgia de Alejandro Ricaño.
RIÑÓN DE CERDO PARA EL DESCONSUELO
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“¿Compraste un árbol para colgarnos?”
Gustave y Marie esperan. Él hubiera querido ser un famoso escritor, poeta y dramaturgo, digno del amor de quien nunca se iba a fijar en alguien tan insignificante; ella sólo quería ser amada, pero a falta de eso, su compañía e insultos fueron suficientes. Gustave y Marie siguen esperando. Él se ha obsesionado con el irlandés, en ayudarlo sin que lo sepa, a perfeccionar la obra de teatro que se convertiría en la pieza de dramaturgia más importante del siglo XX; ella hará todo lo necesario para seguir a su lado. Gustave y Marie esperan, pronto la muerte alcanzará a uno de ellos, Godot nunca va a llegar, pero el estreno de la obra será muy pronto y siempre habrá riñón de cerdo para calmar las penas del alma.
“Tenemos que habituarnos a lo que nos toca.”
Adentrarse al mundo de Samuel Beckett y el proceso creativo detrás de la elaboración de su obra maestra “Esperando a Godot”, a través de dos personajes ficticios, da como resultado uno de los textos más poderosos e interesantes que he conocido del gran dramaturgo Veracruzano Alejandro Ricaño. Tras haber reído a carcajadas con “Más Pequeños que el Guggenheim” y sentir cómo el corazón se me estrujaba con la encantadora “El Amor de las Luciérnagas” (ambas críticas en
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“Son dos tipos esperando, ¿por qué iba a leerla?”
El encuentro con Gustave y Marie, dos personas enfrascadas en una relación absolutamente co-dependiente y disfuncional, es suficiente para capturar la atención; la verdadera curiosidad empieza a cosquillear mientras discuten de Samuel el irlandés, de Ulises y del nuevo sauce, dando pie a que el espectador tenga la sensación de estar metido en un rompecabezas que no termina aún por encajar; el instante en que uno se da cuenta de que el Samuel del que se está discutiendo es Beckett y que la obra que Gustave está osando manipular es la mismísima “Esperando a Godot” es de revelación absoluta, al darse cuenta de que uno está viendo algo muchísimo más profundo y complejo de lo que se habría imaginado. Para aquellos que no conozcan el trabajo de James Joyce, Franz Kafka, Arthur Miller o Beckett, “Riñón de Cerdo Para el Desconsuelo” resultará interesante a partir de la enfermiza relación entre los dos protagonistas; para quienes entiendan todas las referencias a estos autores y sus obras, el trabajo de Ricaño será un bocado exquisito, admirable en su ejecución y hermoso en sus palabras.
“Ruégame un poco, suplícame que regrese.”
Lo primero que llama la atención en este montaje de “Riñón de Cerdo Para el Desconsuelo” es la escenografía diseñada por Mauricio Ascencio. Un pequeño departamento en París se convierte en un puente, una bañera, una cárcel o incluso un par de maletas a partir de la manipulación de los elementos presentes en escena con gran dinamismo e imaginación. Aunado a esto, se encuentra la dirección de Angélica Rogel, quien se encarga de respetar el ritmo natural implícito de la obra desde el texto mismo, para brindar mayor fuerza o patetismo a los personajes y a la situación misma. De igual manera, el diseño de iluminación de Roberto Paredes merece ser mencionado ya que, aun cuando parezca simple, logra conferir la atmósfera de soledad tan desoladora que rodea a toda la obra. Un trabajo de producción y dirección redondo que claramente entiende todos y cada uno de los subtextos detrás de “Riñón de Cerdo Para el Desconsuelo” para lograr que todo su poder llegue hasta el público.
“Necesitaba tener a Godot conmigo.”
Gustave y Marie son equivalentes directos a Estragón y Vladimir, los personajes principales en “Esperando a Godot”. El trabajo interno que se necesita llevar por parte de los dos actores a cargo de dichos papeles tiene que ser intenso y profundo, ya que de no hacerlo se corre el peligro de caer en lo ridículo y no en lo lamentable, patético o simplemente triste en ellos. Tanto Pilar Cerecedo como Omar Medina consiguen explotar de lleno las interpretaciones de sus personajes, provocando la conmiseración, rabia, lástima y risa en los asistentes. Pilar logra transmitir con su mirada todo el amor que Marie siente por Gustave, al igual que con sus manos mientras lo baña o con la intensidad de sus palabras al suplicar por la más mínima muestra de cariño. Por su parte, Omar se posesiona del obsesionado escritor, mostrando ira y locura, desesperación y desolación con una entrega que obliga a quien lo ve a sentir conmiseración donde no debería de existir.
“¿Qué voy a hacer hoy después de que mueras?”
Hace varios años tuve la fortuna de ver un muy buen montaje de “Esperando a Godot”, mismo que marcó mi vida para siempre. Recordar cómo la sombra del sauce caía en los dos amigos mientras hablaban de todo y de nada, se enfrentaban a sus demonios y a sus sueños, en espera de alguien que nunca va a llegar es algo que congela la sangre si se logra dimensionar la profundidad detrás del hecho. “Riñón de Cerdo Para el Desconsuelo” captura la esencia de Beckett, le rinde homenaje y la enaltece, recordándonos que lo único seguro que va a llegar es la muerte. Lo demás, es tan sólo esperar. Yo elijo esperar, igual que Marie y Gustave, Vladimir y Estragón, a lado de quien amo, persiguiendo mis sueños, tratando de ser feliz, aún sin saber qué es lo que me depara el mañana, si es que el mañana existe. ¿Cómo estás tú esperando a Godot?
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Riñón de Cerdo para el Desconsuelo”
DRAMATURGIA: Alejandro Ricaño
DIRECCIÓN: Angélica Rogel
ACTÚAN: Pilar Cerecedo y Omar Medina
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras del Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Miércoles 20:30 hrs.
COSTO: $200 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El Foro Shakespeare no cuenta con valet parking, pero hay un estacionamiento a lado. Se encuentra muy cerca del metro Chapultepec. Les recomendamos revisen el resto de la cartelera, tanto del foro principal, como de los espacios alternativos con los que cuenta el lugar.