¡QUE ARDA TEBAS!

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Para quienes quieren reír con una muy real radiografía a la industria teatral mexicana contemporánea.

¡QUE ARDA TEBAS!

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Que Sófocles nos ampare.”

Noche de estreno de la más reciente creación escénica del joven creador Santiago Cruz Mendiola. La obra: una atrevida versión posmoderna del clásico griego Edipo Rey. La sala llena, entre los asistentes el mismísimo Secretario de Gobernación. La primera llamada se ha dado y un cambio revolucionario sobre las estructuras mismas del sistema está a punto de suceder. Claro, para que eso suceda, es necesario que el actor desaparecido regrese al teatro, se logre arreglar cierto asuntito con una pistola faltante, y que todas las disfunciones de una compañía teatral lleguen a buen término antes de la tercera llamada.

“¿El público se dará cuenta de que la obra no es así?”

El estado del teatro mexicano contemporáneo, desde la precariedad con la que viven algunos actores hasta un sistema corrupto y corrompido que favorece injustamente a ciertos “artistas” por las razones más equivocadas es parte de la denuncia y crítica que realiza con ácido sentido del humor Américo del Río en su dramaturgia “¡Que Arda Tebas!”. Teatro ridículo e inenarrable protegido bajo la etiqueta de «teatro de búsqueda», críticos lamebotas, actores intensos o amargados y hasta un público complaciente que pareciera aplaudir cualquier porquería son parte del muy amplio abanico que cubre el autor, todo inteligentemente encubierto bajo una profundamente divertida línea narrativa  sobre  una puesta en escena fallida que a momentos podría recordar a obras como Noises Off o La Obra que Sale Mal, si estas últimas fuera realizadas con la intención de evidenciar cuán podrido está el sistema.




“Cuando alguien ve una tragedia y dice qué bonito, algo no está bien.”

Un montaje de Edipo Rey donde la palabra elefantes hace acto de presencia, una propuesta escénica que le pide al público que entregue voluntariamente sus celulares, un alto funcionario enamorado de un joven creador a quien le abre las puertas del Olimpo para que haga cualquier ocurrencia que quiera, y un actor desesperado porque ya no tiene la beca del gobierno que lo mantenía. En voz de siete personajes plagados de sus propios demonios, y en medio de ridículas situaciones que provocan carcajadas entre  las butacas como cuando un actor ebrio toma por asalto el escenario para increpar a todos los asistentes, “¡Que Arda Tebas!” impacta por cuán real es su argumento, cuán fácil es ponerle nombre y apellido a las referencias que hace, algunas por demás obvias, dejando en claro que el autor conoce a profundidad la comunidad a la que pertenece, ha observado los rincones más fétidos y no teme a sacarlos a la luz para risa de algunos, el shock de otros. A pesar de que la conclusión de la obra llega a empantarse tras un par de monólogos de lo más contundenttes, no cabe duda que para aquellos espectadores que pertenecen a este gremio la obra resultará delectable. Igualmente, aquella persona que no tenga nada que ver con el mundo del teatro podrá disfrutar enormemente la velada gracias a la tan real manera en que el dramaturgo demuestra cuán intensos pueden llegar a ser los teatreros.

“Yo también te manejo el posdrama, ¿eh?”

Mientras que en el ficticio escenario donde se está representando la obra maestra de Sófocles el espacio es un universo militar, el tras bambalinas es un espacio casi vacío con unas cuantas sillas de madera y una media pared de tela al frente que representa los espejos donde los actores se preparan. En estos dos equidistantes espacios diseñados por la también iluminadora Patricia Gutierrez es donde «¡Que Arda Tebas!» se desarrolla. Bajo la dirección de Juan José Tagle la obra acentúa su comicidad, a momentos llevándola a los límites de la sátira, alcanzando verdadero peso dramático en los dos monólogos cumbre de la puesta en escena. No obstante, un ritmo inconstante a lo largo del montaje, mismo que aletarga la conclusión, y un diseño de audio que no permite entender al 100 por ciento una grabación de celular clave en la dramaturgia son áreas de oportunidad para llevar la obra a una mucho mayor fuerza.




1“Ya es tiempo de que el público nos miente la madre de vez en cuando.”

Luego de haber sido víctima de una muy mala decisión por parte del director de la obra, el gran actor Alberto Rogel apenas si puede moverse de la borrachera que trae. Su borrachera lo llevará a pretender luchar karate, a amenazar con mojar las posesiones más preciadas de los espectadores, y a gritar con toda fuerza una sarta de verdades sobre el teatro actual. Acabado este numerito, la maestra Montiel decide subir al escenario para devolverle sus celulares al público y ofrecer una especie de explicación a manera de disculpa. Una vez ahí, y aprovechando que todavía tiene los móviles en su poder, se suelta en un monólogo que revela sus frustraciones como actriz y lo mucho que siempre ha deseado interpretar a Edipo a pesar de ser mujer. Una de las grandes fortalezas de “¡Que Arda Tebas!” radica en su elenco, encabezado por Lucero Trejo, Enrique Arreola y Hamlet Ramírez. Como la diva del teatro, el alcohólico recaído, o como el amargado pretencioso, cada uno de ellos consigue arrancar risas o darle peso dramático a la obra a partir de un trabajo verdadero proveniente de las tablas y el talento. Igualmente destacable es el trabajo que realiza Luz Olvera como una joven actriz debutante bastante fresa, quien arranca verdaderas risotadas por todo el teatro cada vez que usa la palabra goey con absoluto desparpajo. El resto del elenco está conformado por Estephany Hernández, Miguel Narro, Francisco Yllana, Américo del Río, y Samantha Coronel (alternando funciones), quienes en su mayoría entregan actuaciones equilibradas y coherentes con la propuesta.

“La parte más fea del teatro son los teatreros.”

Tuve la oportunidad de aplaudir «¡Que Arda Tebas!» en 2019. Tres años después la revisito, con una pandemia de por medio, y encuentro su mensaje aún más contundente, su humor más ácido que nunca, su relevancia en cuanto a sus cuestionamientos de imperante urgencia. Una obra que ha madurado con el tiempo, cuya narrativa se ha acentuado, cuyo elenco es más firme que nunca, sin duda merece ser admirada y ovacionada con funciones llenas en cada una de sus presentaciones. Espero que el duende baje cada noche y haga que el milagro suceda.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “¡Que Arda Tebas!”

DRAMATURGIA: Américo del Río

DIRECCIÓN: Juan José Tagle

ACTÚAN: Lucero Trejo, Enrique Arreola, Hamlet Ramírez, Estephany Hernández, Miguel Narro, Francisco Yllana, Américo del Río, Samantha Coronel y Luz Olvera (alternando funciones).

DÓNDE: Teatro Helénico

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Colonia Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Lunes, Martes y Miércoles 20:00 horas. Hasta el 23 de Mayo.

COSTO: $310 y $155. Boletos en taquilla y Boletos | Que arda Tebas | Centro Cultural Helénico (sistemadeboletos.com)

DURACIÓN: 100 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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