PERHAPS, PERHAPS… QUIZÁS

Por Juan Carlos Araujo

Su boda. Greta ha soñado con ese día con toda la fuerza de su corazón, planeado cada detalle, imaginado hasta el más mínimo aspecto de tan maravillosa ocasión. Un evento de tal magnitud podría parecer una payasada para muchos, pero para ella, una soñadora de cara blanca como su vestido, esto es su mismísima razón de ser, despertar o existir. Claro que sólo falta un ligero elemento para que tan bella ceremonia pueda llevarse a cabo; tan sólo un minúsculo detalle para que Greta pueda ser absolutamente feliz: el novio. No importa, entre tantos hombres hermosos que han venido a verla esta noche, seguro alguien querrá pasar el resto de su vida con ella; al menos eso espera.

El exacerbado romanticismo que comúnmente se asocia con una boda, la incansable búsqueda por la pareja ideal, la enorme presión social que se les solía imponer a las mujeres para casarse, así como la profunda tristeza que se alberga en el alma de una mujer cuando se da cuenta de que el tiempo no detiene su camino y ella se encuentra sola, son algunos de los elementos en los que se inspira Gabriela Muñoz para crear “Perhaps, Perhaps… Quizás”, un entrañable y memorable espectáculo clown que roba carcajadas al espectador con la misma facilidad con que lo conmueve hasta lo más profundo de su ser.

Gabriela Muñoz crea todo un universo alrededor de Greta, una mujer enfrascada con encontrar el amor de su vida para por fin casarse, que resulta tanto fascinante y adorable como decadente y grotesco, a fin de hilvanar una historia sumamente divertida pero a la vez dolorosamente patética sobre la obsesión que existe con poder caminar hacia el altar con el único propósito de ser declarada la mujer de alguien. Greta es juguetona al comer fresas, comiquísima cuando entona la marcha nupcial o al intentar bajar de peso mientras come pastel y seductora al bailar con una chaqueta vacía. También es lamentable la soledad en la que existe, la vana esperanza en la que se basan sus sueños o la libertad con la que corren las lágrimas de sus mejillas. Muñoz juega con las emociones del asistente al conseguir una conexión casi inmediata con su público, llevarlo a que se divierta enormemente con todo lo que se puede lograr con un poco de papel de baño, unas fresas, un pequeño pastel de boda y mucho, mucho papel regado, para finalmente abrirles de lleno el alma, mostrando un interior inundado por el llanto. El viaje emocional que se emprende al presenciar “Perhaps, Perhaps… Quizás” es uno que alegra el alma, se graba en la mente y se llevará de por vida en el corazón.

Utilizando un lenguaje libre de toda palabra, sin complejos y apelando a una conexión emocional directa con el espectador a través del juego y de la imaginación, Muñoz conjunta con maestría cada uno de los elementos clown presentes en “Perhaps, Perhaps… Quizás” con un diseño escénico que revela de inmediato un caos perfectamente ordenado que encierra el profundo cuidado que se ha puesto hasta en el más mínimo detalle del montaje. Cada fresa, cuadrito de papel de baño, fotografía o retazo de tela ha sido meticulosamente posicionado en el escenario para crear este mundo de antaño donde habitan Greta y su muy flemática mucama, mundo donde se desarrolla una boda inexistente con un ritmo impecable y un manejo de tono sorprendente que lleva a que uno suelte carcajadas constantes durante casi toda la función, pero culminando con el suspiro más profundo y la mirada nublada.

La labor dramatúrgica de “Perhaps, Perhaps… Quizás” es poderosa, la dirección es precisa y a nivel actoral es sencillamente hermosa. La pasión con que Gabriela Muñoz se entrega a su personaje, dejándose llevar por completo por esta simpática mujer en un desgarrado y gris vestido de novia, es admirable, respetable y, por supuesto, digno de una ovación de pie. La facilidad con que Muñoz maneja las distintas técnica clown presentes a lo largo de la obra, la libertad con que constantemente interactúa con el público, incluso convirtiendo a tres espectadores en parte integral del espectáculo, y la soltura con que maneja su corporalidad son pruebas fehacientes de un talento y un oficio que sorprenden una y otra vez de manera exquisita. Gabriela Muñoz es, sin duda, uno de los más grandes clowns de este país y una poderosa actriz a quien se debe de seguir en cada nuevo montaje que prepare.

Muy lejos de lo que hace un payaso, el clown es capaz de hacernos reír desaforadamente con la misma facilidad con la que nos hace llorar a partir de apelar a nuestra inteligencia, a nuestras emociones y a nuestra misma esencia, lo que nos hace propiamente humanos. No todas las mujeres viven obsesionadas con casarse, no todos los hombres entienden esa imperante necesidad de encontrar a la pareja ideal, pero todos podemos identificarnos con la lucha constante por ver nuestros sueños hechos realidad, con la entrega del corazón y el alma a la ilusión de ser felices, al dolor de encontrarse solos en un mundo que prometía algo muy distinto. En esta ciudad hay muchas personas que comen fresas solos, que ven una fotografía con profunda añoranza, que aseguran que aquello que más desean nunca sucederá. A ellos les digo que no se rindan, que sigan aferrándose a ese vestido de novia con todas sus fuerzas, pues uno nunca sabe en qué momento las cosas sucederán.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

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