NUNCA ME GUSTARON LOS TÍTULOS LARGOS
NUNCA ME GUSTARON LOS TÍTULOS LARGOS
Un juego de azar decide el futuro de cuatro actores dentro de una obra de teatro que se sabe a sí misma como una obra de teatro. Una búsqueda que pretende ser mucho más inteligente de lo que es, desesperadamente queriendo ser trascendente, aun cuando sabe perfectamente que nunca lo será. El significado de la vida se ha reducido a actos de magia, chistes existencialistas, una baraja y dos bolsas de Doritos. Cuatro jóvenes escapan de la realidad, de la sociedad a la que ellos pertenecen estén en donde estén, para buscar sentido, significado, valor a su misma existencia, después de haberse rendido a entenderla. ¿Suena confuso? Están dentro de la mente de los milenios, disfruten el viaje.
“Buscamos un refugio para alejarnos de aquello que nos hace daño.”El movimiento Teatro Íntimo para Departamentos, creado por Xavier Villanova, se fortalece gracias a la inclusión del dramaturgo y director Carlos Portillo a esta revolucionaria forma de hacer teatro con “Nunca me Gustaron los Títulos Largos”. Cada viernes cuatro jóvenes irrumpen un departamento distinto de la ciudad para convertirlo en un refugio donde se aíslan del mundo en busca de crear algo, no saben aún qué, pero que sea importante, valioso y de enorme trascendencia. No van a hallar nada, pero les garantizo que la experiencia dejará huellas en los asistentes.
“Sólo tenemos una hora para hacer algo trascendente.”Portillo propone un experimento teatral de sumo interés al incluir el azar y la improvisación dentro de la mezcla que crea “Nunca me Gustaron los Títulos Largos”. Al inicio de la obra los cuatro actores juegan un volado donde se decide qué papel interpretará cada uno de ellos. Esta simbólica ruleta rusa implica que los cuatro participantes deben tener memorizada la obra completa, pues no saben qué rol es el que jugarán en cada representación, y para los espectadores la oportunidad de ver una función fresca y única mantiene la propuesta viva.
“¿Ya vas a empezar con tus filoso-mamadas?”La generación actual, los milenios, viven en un mundo plagado de información. La inmediatez de los acontecimientos ha convertido todo en intranscendente y la permanencia es prácticamente inexistente para la mayoría de ellos. El resultado de esto es una sociedad de “ninis” que se sienten perdidos al no poder creer en nada, no sentir una conexión con nada ni con nadie, ahogados en un mundo que les resulta ajeno y distante. Claro que no todos los jóvenes de hoy son “ninis”, de ninguna manera. Los que sí están trabajando o estudiando viven terriblemente frustrados al sentir que lo saben todo, cuando en verdad no saben gran cosa, están convencidos de merecerlo todo sin haberse ganado nada y el grado de insatisfacción general en la que se encuentran los deja con una terrible sensación en sus interiores: el vacío.
“Se supone que aquí hay cosas grandes que tenían que pasar.”En los últimos años he tenido la oportunidad de ver el trabajo de jóvenes creadores tratando de capturar el sentir de esta nueva generación con diferentes grados de éxito, desde el salirme de la obra hasta una ovación de pie. Sin embargo, encuentro que el trabajo de Carlos Portillo en “Nunca me Gustaron los Títulos Largos” logra darle justo en el centro de la problemática, capturando la verdadera esencia de los milenios. Tanto texto como dirección logran involucrar a los asistentes en la dinámica de la obra, donde pasan de meros testigos pasivos y contempladores a cómplices compartiendo una bolsa de Doritos o hasta verdugos lanzando bolas de papel a quienes merecen ser juzgados y condenados. Una experiencia que puede rayar en lo catártica si uno se da el permiso de jugar.
“Tengo miedo a convertirme en la misma chingadera que tú.”Al no tener un rol pre-determinado, los actores son meros títeres intercambiables al servicio de la visión de su autor y director. Esto podría sonar peyorativo pero muy al contrario, encuentro que el trabajo realizado por Cosette Borges, Julián Perdomo, Alejandro Fuentes y José Antonio Becerril es de enorme mérito. Dejando atrás el hecho de tener que memorizar todos los roles en preparación de la obra, los cuatro intérpretes en verdad consiguen convertirse en las voces de esta generación perdida que encierra dentro de sí el poder de destruirnos o de volvernos una raza mejor. Llegó un momento en la obra en que no pude evitar pensar si estarían en verdad actuando o si meramente estaban adueñándose de las palabras de Portillo como propias. Esto para mí es la marca de un trabajo profesional y comprometido.
A mis cuarenta años he tenido, para mi fortuna o desgracia, una fuerte convivencia con más milenios de los que quisiera y puedo decirles que los encuentro repelentes y fascinantes a la vez. Jóvenes demasiado complicados y absortos en sus laberintos mentales cuando deberían de enfocarse en estudiar, aprender, trabajar, en crecer y madurar, pero que al mismo tiempo no ven diferencias, colores, religiones, política o preferencias. Todos necesitamos de un refugio donde podamos encontrar respuestas a aquello que nos cuestionamos y que sabemos que simplemente no tiene respuesta. O quien sabe, tal vez esa respuesta se encuentra en algún departamento de la ciudad, podría ser el tuyo, si es que te atreves a abrirles la puerta a una nueva generación.
Búscanos en Facebook e Instagram como Entretenia
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
Vía celular: 55 31 55 41 40 / 55 35 71 00 43
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.