NUBES ATIBORRADAS LLOVIERON SUEÑOS O LAS PERSPICACIAS DEL AMOR

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Para quienes entienden que el amor es un movimiento sin género que transita entre la felicidad, el deseo y el dolor.

NUBES ATIBORRADAS LLOVIERON SUEÑOS O LAS PERSPICACIAS DEL AMOR

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Si el amor lo fuera todo, ¿por qué al final te deja vacío?”

Cinco hombres, jóvenes vestidos en uniformes escolares con falda, se abrazan bajo una iluminación tenue de que evoca intimidad. En esa unión que transmuta de lo sublime a lo decadente y de vuelta, los seres, que poco a poco irán difuminando su género, exploran sus cuerpos, identifican sus similitudes y diferencias, sus fortalezas y carencias emocionales, se reconocen como seres que han amado, aman y amarán. Ese sentimiento los une, los ha devastado, ha dejado cicatrices irreparables, los ha transportado al más profundo éxtasis. Esta no es su historia, es la de todos, pues todos nos hemos empapado bajo la tormenta que surge en el corazón.

“La vergüenza que pasé contigo no se la desea a nadie nunca.”

El chasquido de unos dedos simboliza el control que se ejerce en una relación co-dependiente; un joven abraza por detrás a otro, sin darse cuenta de que el objeto de su objeto le extiende la mano a un tercero; bañados por una luz azul, seis personas se protegen de la lluvia mientras confiesan sus secretos. “Nubes Atiborradas Llovieron Sueños, O las Perspicacias del Amor” es una exploración escénica sobre el amor orquestada por el dramaturgista y director Enrique Aguilar tomando como baso textos de Carilda Oliver Labra, Juana de Ibarbourou, Oralia Bringas de García (María Fernanda), Nora Aguilar Urcelay, Rosario Castellanos y Adbeel Benhumea. Más que una anécdota lineal que compartir, la puesta en escena toca una multitud de situaciones en torno al amor y el deseo, desde las más violentas como el abuso y la violación hasta las melancólicas o enternecedoras como es el síndrome del nido vacío, para provocar una reflexión sobre el espectador en torno a sus propias vivencias personales.




“Permíteme navegar en la mar de tu piel y ahí naufragar.”

Entre los cinco interpretes se crea una pirámide humana. Aquel que está en la cima pareciera que querer escapar, pero los demás miembros lo sostienen, lo empujan hacia abajo, lo quieren mantener bajo su control. La desesperación por salir se acrecienta, pareciera que en cualquier momento ese montón de piernas, brazos, torsos se podría venir abajo, una metáfora hacia las relaciones tóxicas que ahogan a quien se permite enredar en ellas. La dramaturgia que conforma “Nubes Atiborradas Llovieron Sueños, O las Perspicacias del Amor” es poética, simbólica a momentos, cruda en otros, los cimientos sobre los que el Aguilar construye una propuesta teatral que exitosamente se basa mucho más en lo visual que en lo textual. De ahí que la precisa y contundente coreografía diseñada por el también actor Derek Arnauda resulte hipnótica, consigue exitosamente que se olvide que son cinco varones en escena, para convertirlos en seres andróginos atemporales que representan a cualquier ser humano que ha llorado o sonreído por amor. A esto se suma igualmente la precisa iluminación de Malinali Ríos Vargas y la musicalización de Bruno García Garduño, ambos elementos clave para la provocación, para generar tensión y, a momentos, alguna risa que escapa. Sin duda, “Nubes Atiborradas Llovieron Sueños, O las Perspicacias del Amor” es la puesta en escena mejor concebida y realizada por Aguilar, un director que nunca ha temido la exploración y la experimentación escénica desde la corporalidad de sus actores.

“Mi recuerdo vivirá en tu memoria eternamente.”

A poco más de la mitad de la obra se da un rompimiento con la solemnidad de la propuesta para iniciar un juego escolar: beso o cachetada. Los cinco actores dejan de lado sus personajes, se presentan reales en sus propias identidades y se divierten. Este breve intermedio brinda un respiro al espectador antes de ser confrontado nuevamente con su propia relación con el amor. El elenco alternante de “Nubes Atiborradas Llovieron Sueños, O las Perspicacias del Amor” es conformado por Derek Arnauda, Alberto García, Raúl Josephe Meléndez, Alexis Muñoz, Alejandro Porter y Gabriel Sedglach. Este grupo de jóvenes creativos está comprometido con la forma, con la creación de cada una de las muy complejas coreografías, hecho que se alcanza cabalmente. No obstante, en cuestión de fondo, en la proyección de emociones que provengan de la entraña, se necesita alcanzar la fractura emocional para que la verdad salga a flote y se alejen de la pretensión sentimental. De tal manera que la naturalidad y realismo con que llevan a cabo el antes mencionado juego, sea congruente con el resto de la puesta en escena.




“No nos preguntan si estamos listos para ser amados.”

El 14 de septiembre de 2014 tuve la fortuna de conocer por primera vez el trabajo de Enrique Aguilar en el Foro Contigo América con su montaje de “Rahomón”, una adaptación de una película de Akira Kurosawa. Desde entonces he sido testigo del crecimiento, evolución y maduración de un director escénico quien, hasta la fecha, nunca ha dejado de buscar su propia voz para pulirla cada vez más. Es aquí donde radica uno de los mayores placeres del crítico teatral: el poder dar fe de toda una trayectoria, de poder aplaudir un estilo que cada vez es más poderoso, de sentir una enorme curiosidad por saber cuál será la nueva sorpresa que Enrique Aguilar nos tendrá la próxima vez que escuchemos tercera llamada.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Nubes Atiborradas Llovieron Sueños o Las Perspicacias del Amor”

DRAMATURGISTA: Enrique Aguilar a partir de textos de Carilda Oliver Labra, Juana de Ibarbourou, Oralia Bringas de García (María Fernanda), Nora Aguilar Urcelay, Rosario Castellanos y Adbeel Benhumea.

DIRECCIÓN: Enrique Aguilar

ELENCO: Derek Arnauda, Alberto García, Raúl Josephe Meléndez, Alexis Muñoz, Alejandro Porter y Gabriel Sedglach (alternando funciones).

DÓNDE: Teatro La Capilla

DIRECCIÓN: Madrid 13, Colonia del Carmen Coyoacán.

CUÁNDO: Miércoles 20:00 horas hasta el 27 de Octubre.

COSTO: $300 Función presencial, $300 o $150 en modalidad en línea. Boletos en taquilla o:

Nubes atiborradas llovieron sueños… (Presencial) – Boletópolis (boletopolis.com)

Nubes atiborradas llovieron sueños… (En Línea) – Boletópolis (boletopolis.com)

DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio. Principio del formulario

DATOS ADICIONALES DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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