MABEL

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Para quienes desean carcajearse de la tragedia que implica presentar la obra maldita de Shakespeare.

MABEL

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Que Shakespeare nos agarre confesados.”

Empezaron hace seis años con un elenco de 13 actores y un director vivo. Hoy, tras uno que otro percance y unos cuantos funerales, sólo quedan dos intérpretes en escena. Sin embargo, a pesar de las adversidades, aun cuando se ha demostrado una y otra vez que la maldición shakesperiana es muy peligrosamente real, su compromiso (o necedad) por seguir contando la tragedia escocesa continúa. Pónganse su pulsera roja de protección, asegúrense que todo el equipo de protección está en su lugar, y que los plátanos no tengan las puntas afiladas porque la obra está por comenzar… por última vez.

“Nunca, bajo ninguna circunstancia, digas el nombre de la obra maldita.”

Entre todas las supersticiones que abundan en el teatro, una de las más universalmente aceptadas como real es que nunca se debe decir la palabra Macbeth en un teatro. De hacerlo, una plétora de calamidades sucederá esa noche. Esta creencia es la base sobre la que el dramaturgo argentino Emiliano Dionisi construye “Mabel”, una comedia de tintes absurdistas donde efectivamente se realiza una representación completa de la tragedia de William Shakespeare, al mismo tiempo que suceden mil y un desastres en escena que remiten a otros trabajos escénicos como Noises Off y La Obra que Sale Mal.




“Nunca en estos seis años hemos podido terminar la obra.”

A pesar de tener un muy real temor por sus vidas, Santiago y Adriana se comprometen a lograr lo que nunca han podido hacer en los seis años que llevan de temporada: acabar por fin la obra. Uno pensaría que tener que asumir todos los papeles en la tragedia sería el obstáculo más grande que sortear, pero no. El verdadero problema es no morir entre apagones, nubes inmensas de humo, objetos cayendo del suelo y hasta fruta asesina. Transitando entre la comedia y la farsa, cayendo en el ridículo del clown a momentos, y jugando constantemente con aspectos de metateatralidad, donde los actores se saben en una obra de teatro que pareciera acabar con ellos, “Mabel” es un deleite cómico desde diversas aristas. Por un lado, está el humor inherente en los enredos que causa la maldición que carga la obra de Shakespeare, desde accidentes durante la obra, hasta el realizar un ritual de limpieza al punto del hilarante absurdo. Por el otro, Dionisi hace una versión abreviada e igualmente divertida de Macbeth, una donde el verso se cuestiona, los actores aniquilan la poderosa narrativa en favor de la oligofrenia, y donde es posible escuchar al ratón vaquero de Cri Cri en el punto más álgido de la trama.

“Ya me cansé en verso hablar.”

Antes de entrar al teatro, se le ha repartido al público una pulserita de hilo rojo con un ojo turco para que todos apoyen a que nada malo pase durante la velada. El escenario se encuentra cubierto por cortinas de plástico que remiten de inmediato a un matadero, guiño que en lo personal me recuerda el Ricardo III que presentó Mauricio García Lozano en 2016. Adriana y Santiago aparecen en escena vestidos con overoles industriales y cascos de construcción blancos, así como con gafas de protección transparentes, toda una indumentaria pensada para que no les pase nada. Ah, pero eso sí, portando sendos cuellos isabelinos alrededor del cuello para dejar en claro que lo que se representará es una obra de William Shakespeare. Una vez que la obra toma su curso, cada uno de los personajes de la obra tendrá un elemento de protección deportivo para identificarlo: el protagonista con un casco de construcción y un cinturón industrial rojos, lady Macbeth con el mismo cinturón pero acomodado alrededor del cuerpo, o un peto de protección para esgrima para dar vida a uno de los hijos de McDuff, por poner algunos ejemplos.  A medida que la obra sigue y los muertos se van acumulando, muñecos de trapo blanco se cuelgan en una pared trasera junto a un elemento que los representa, como podría ser un casco de construcción verde.




“¡Tengo un plátano en el ojo!”

La escenificación de “Mabel”, a cargo del director Alonso Íñiguez, intensifica la farsa de la dramaturgia, por ende, la hilaridad de la obra misma, al tiempo que inserta ciertos elementos clave que podrían ser parte de una muy interesante interpretación de la tragedia escocesa. Aunado a su concepción escénica, que incluye chisguetes de sangre siendo lanzados sobre los plásticos o la presencia de un inflable satánico, Íñiguez trabaja exitosamente con el elenco conformado por Santiago Zenteno y Adriana Montes de Oca, quien alterna funciones con Angélica Bauter. El humor clown, el manejo preciso de la farsa, y la comedia física que se va entremezclando a lo largo de la obra, es posible gracias a un evidente trabajo en equipo entre director y actores, mancuerna que ya se había probado como exitosa en 2018, cuando presentaron “Romeo y Julieta de Bolsillo” del mismo autor. Importante mencionar a algunos de los miembros del equipo creativo detrás del montaje como Mauricio Arizonaen el diseño de escenografía e iluminación, Anabel Ortega en el diseño de vestuario, y el diseño sonoro de Fernando Sisniega.

“No rompas la ficción.”

Santiago, como Mabel, toma el cuello de Adriana, quien interpreta al guardia a quien le va a imputar el asesinato del rey. Al mismo tiempo que va diciendo los parlamentos de su personaje con los ojos desorbitados, Adriana le susurra a Santiago que la está ahorcando, guardia y actriz existiendo en la misma escena. Luego de que Santiago se ha presentado como un comprometido y vulnerable actor tratando de hacer su trabajo, se transforma en su propio personaje, en un ser intoxicado de poder al encontrarse sólo en el escenario listo para hacerse cargo de toda la obra. Ya sea interpretándo versiones un tanto hiperbólicas de si mismos, o asumiendo toda una serie de acentos o posturas para dar vida a los diversos caracteres de la obra shakesperiana, incluyendo una muy oligofrénica lady Mabel, tanto Adriana Montes de Oca como Santiago Zenteno sacan a relucir sus capacidades cómicas y clown para entregar en “Mabel” un trabajo donde no sólo consiguen carcajadas del público, sino también se están divirtiéndo enormememente ellos mismos. Este último factor de claro gozo sobre el escenario consigue un acento notorio en la puesta en escena que carga de mayor energía a la obra misma.




“¿Qué más rima con suicidio?”

Recuerdo haber reído mucho, muchísimo con “Romeo y Julieta de Bolsillo” (obra que sin duda debería volver a tener una nueva temporada). Lo que Íñiguez, Zenteno y Montes de Oca lograron con la comedia de Dionisi hace algunos años era sencillamente un deleite de hilaridad. Ahora, con “Mabel”, repiten el mismo éxito, quizás incluso lo superan. El resultado de estos dos exitosos montajes es una promesa de futuras colaboraciones, es un deseo de que a cada nueva intervención de Shakespeare que realice el autor argentino, habrán tres mexicanes dispuestos a llevarlo al escenario, cada vez con más y mejor manejo de la comedia. Se los dejo de tarea, junto con la reposición de la tan divertida clase magistral sobre los amantes de Verona.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Mabel

DRAMATURGIA: Emiliano Dionisi

DIRECCIÓN: Alonso Íñiguez

ELENCO: Adriana Montes de Oca, Angélica Bauter y Santiago Zenteno. (alternando funciones).

DÓNDE: Foro La Gruta dentro del Centro Cultural Helénico.

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Viernes 20:00, Sábados y Domingos 18:00 horas. Hasta el 17 de Diciembre 2023.

COSTO: $310. Boletos en taquilla y Teatro Helénico (comprarboletos.com)

DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento y valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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