La Caverna: el proceso creativo de El Origen Teatro desde lo sensorial a lo absurdo

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La Caverna: el proceso creativo de El Origen Teatro desde lo sensorial a lo absurdo

Yael Ávila

El Origen Teatro, fundada en 2012 en Monterrey, ha desarrollado una línea de investigación escénica que combina el lenguaje del Teatro de los Sentidos con una exploración profunda del absurdo. Este año, su obra La Caverna fue seleccionada para representar al estado de Nuevo León en la 45 Muestra Nacional de Teatro.

En el marco de la Muestra Crítica, algunos de sus integrantes —Luis Escalante, coautor y director; Dante Vargas, coautor; Juan Luna Maldonado, actor; y Aglaé Lingow, actriz— conversan acerca del camino que ha recorrido la compañía desde su nacimiento y sobre el proceso creativo detrás de esta puesta en escena.

El comienzo de todo

El Origen Teatro surgió como una respuesta a la experiencia vivida por Luis Escalante con la compañía internacional Teatro de los Sentidos. Después de trabajar con ellos en Monterrey, me fui a Barcelona a especializarme. Al regresar, junto con otros artistas que también colaboraron en ese proyecto, decidimos continuar explorando ese lenguaje desde nuestra ciudad, recuerda.

Desde entonces, la agrupación ha definido su labor como un proyecto de investigación artística. Sus montajes se conciben como laboratorios escénicos que exploran formas de creación colectiva e interacción entre actores y público: Hay dramaturgias de olores, de sensaciones, de sonidos… No se trata de contar anécdotas aristotélicas sino de sembrar símbolos para que los espectadores —a quienes llamamos viajeros— construyan sus propias historias y transiten en estos laberintos, explica Escalante.

Su repertorio se articula en torno a dos lenguajes clave: el Teatro de los Sentidos, con atmósferas oníricas y participación íntima del espectador, sin apegarse a tramas lineales. Paralelamente, la agrupación ha desarrollado una Trilogía del Absurdo. La primera parte, Sísifo (2015), está inspirada en el ensayo de Albert Camus y reflexiona sobre la rutina de la vida como un ciclo sin sentido. Según la mitología griega, este personaje es condenado por Zeus a empujar una piedra cuesta arriba por una montaña, pero cada vez que está a punto de alcanzar la cima, la piedra rueda hacia abajo, obligándolo a comenzar de nuevo por la eternidad.

El germen de la ilusión

La Caverna es la segunda parte de esta trilogía. Ambientada en un paisaje árido y atemporal, presenta a cuatro personajes —Felicitas, Primitivo, Esperanza y Demián— atrapados en una sequía sin fin. Una gran escalera —referencia a La escalera de los idiotas (1922) de George Gurdjieff— que desciende del cielo se convierte en una posibilidad de escape, pero también de ilusión: ¿El ascenso es un camino real o una trampa imaginaria de sus anhelos?

Tal como en la alegoría utilizada por el filósofo Platón, la obra reflexiona sobre la diferencia entre el mundo sensible y el mundo de las ideas, y sobre cómo los seres humanos pueden quedar atrapados en la ignorancia y la percepción distorsionada. El director explica que el punto de partida fue una inquietud conceptual: Me interesa la incertidumbre, la duda, la ruptura, colisionar las narrativas. No quería contar una historia única ni lineal. El absurdo me abrió un camino para investigar desde ahí. No quise ceñir el proyecto al Teatro del Absurdo porque eso ya está enmarcado en una época histórica con ciertos autores. Aglaé Lingow detalla: trabajamos el concepto del absurdismo, eso nos permite explorar el sentido a partir del sinsentido ,.

Un proceso colectivo.

Como en los trabajos anteriores de la compañía, el proceso de creación fue profundamente colectivo: Determinamos un eje temático y comenzamos a leer, a compartir textos, a discutir ideas. Luego pasamos a la creación de material escénico a través de improvisaciones con los actores. Ellos escriben, proponen escenas, movimientos, imágenes. Después viene una etapa de selección, de estructuración, de encontrar el ritmo y la forma del espectáculo, detalla Escalante.

Dante Vargas, coautor de la dramaturgia, agrega: Una vez que teníamos nuestras escenas escritas, teníamos que hacer diferentes escaletas con opciones múltiples y jugar todas ellas para ver cuál era la ruta más conveniente a presentar. El espectador-detective, construye significados a partir de lo que ve; lo onírico, como universo simbólico; y los sueños, que nos permiten jugar con la frontera entre realidad y ficción.

El espectáculo como espejo.

La escenografía y la iluminación fueron claves en este proceso. Aunque La Caverna no utiliza dispositivos sensoriales como en otros montajes de la compañía, sí retoma la idea de atmósfera como vehículo narrativo: La iluminación está pensada como un elemento poético. No es solo para ver, sino para sentir, para sugerir estados, para guiar al espectador por ese laberinto simbólico, explica Escalante como diseñador de estos aspectos creativos.

Luna retoma la idea de la “fisura” como concepto escénico: Hay momentos en la vida donde algo nos sacude, nos hace preguntarnos por qué pensamos o actuamos de cierta manera. La obra plantea esas fisuras, esas desviaciones que nos confrontan con lo que damos por hecho.

El tiempo como materia escénica

Uno de los aspectos más singulares del proyecto es el tiempo que ha transcurrido entre sus partes. Han pasado diez años desde el estreno de Sísifo y ese intervalo ha transformado tanto a los creadores como a sus procesos.

Yo tenía 23 años cuando hicimos Sísifo, recuerda Lingow, ahora tengo 33. Mi forma de pensar, de crear, de observar la vida ha cambiado. Estos proyectos nos han permitido deconstruir y reconstruir nuestro ser. Y creo que eso también se transmite al público, que puede verse reflejado en ese proceso. Sobre la última parte de la trilogía, el director anticipa: Ya hay gérmenes y un concepto en particular que podría ser el eje de trabajo

Un lugar en la máxima fiesta del teatro mexicano.

La selección de La Caverna en la Muestra Nacional de Teatro representa un reconocimiento al trabajo de la compañía, pero también una oportunidad para el diálogo: Es muy significativo estar ahí. Es mi quinta o sexta vez en la Muestra, pero cada vez es distinta. Esta vez vamos con una obra que apenas ha tenido siete funciones. Eso habla de lo difícil que es hacer teatro en esta ciudad, afirma Luna.

Escalante lo confirma: Lo ideal sería tener temporadas largas, que las obras crezcan. Pero así nos tocó. Vamos con entusiasmo, con ganas de tener otras visiones, de entablar otras conversaciones, de recibir crítica. En Nuevo León hace falta crítica teatral bien fundamentada. Nosotros nunca estaremos en contra de ella. Al contrario, siempre será muy bien recibida, aunque nos tundan.

Vargas lo resume con claridad: Estamos muy ansiosos, vamos abiertos a compartir, a recibir retroalimentación y a disfrutar. La Muestra es un espacio único para ver la diversidad del teatro nacional.

Ve la entrevista completa aquí: https://youtu.be/2gOWzUoBFz8?si=ebhlM-4zEKroXYae

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