IRIS HACE SALA
Para quienes quieren asistir a una tertulia de altura con una niña muy parecida a Alicia.
IRIS HACE SALA
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Desde que hago sala, las preguntas son cada vez más complicadas.”
Para Iris, un lunes perfecto significa poder practicar el perdido arte de la conversación, convivir sanamente con amigos y familiares, con invitados con quienes se platicará de forma casual e interesante de temas tan fascinantes como el lenguaje y el amor, o tan serios como la muerte y el crecimiento. Es por ello que esta pequeña de siete años, aunque parezca de veinticinco, hace todo lo posible para que todos los convidados a sus salas pasen un rato agradable en su muy particular e imaginativo mundo de fantasía musical.
“Crecer como niña con nombre de niño… eso no me habría gustado.”
La mundialmente reconocida dramaturga Quebequense Dominick Parenteau-Lebeuf deconstruye el mundo de las maravillas, rescata algunos preceptos filosóficos sobre identidad contenidos en las novelas de Lewis Carroll y reinterpreta a la siempre curiosa Alicia en su obra “Iris Hace Sala”. Bajo la premisa de una niña de apenas 7 años que invita a sus amigos imaginarios a tomar té y platicar un rato de todo y de nada, la dramaturga va revelando su postura ante diferentes aspectos, tanto cómicos como trágicos, que suceden en la vida de una niña que está haciendo lo posible por entender su lugar en un mundo que no termina de comprender del todo.
“Mi mamá debe comprobar que ella es ella misma.”
La traducción que realiza la también directora Violeta Sarmiento a “Iris hace Sala” es afortunada e inteligente, logrando darle sentido y fuerza a los conceptos creados por la escritora. Ejemplo perfecto de ello se encuentra en el título mismo de la obra al utilizar el término “hacer sala”, expresión en desuso que significa reunirse con amigos para convivir, logrando así capturar la esencia del personaje titular que se deleita con todo lo que puede descubrir y aprender si tan sólo abre el diccionario. De igual manera, Sarmiento logra evocar la esencia francófona del texto, logrando que ciertos juegos de palabras sigan funcionando, sobre todo cuando se discuten los nombres de la madre y abuela de Iris. Definitivamente el logro dramatúrgico es poderoso, la calidad de la traducción evidente.
“¿Sufrir hará crecer?”
La dirección escénica que realiza Violeta Sarmiento para “Iris Hace Sala” tiene muchos elementos a su favor que logran compensar el hecho de que una obra que realmente fue concebida para un público juvenil esté presentándose dentro de un horario mucho más adulto. Lo primero que llama la atención es el estupendo trabajo de escenografía que transporta al público casi de inmediato a un mundo de fantasía y ensueño, plagado de libros y tazas gigantes y unos hongos caricaturescos, que podrían pensarse elementos salidos directamente de la mente de Lewis Carroll, sin llegar a ser demasiado obvios en sus pretensiones. Aunado a esto, y a un igualmente buen trabajo de iluminación, se suma un manejo preciso del ritmo y del tono que transitan libremente entre lo cómico e inocente y lo sombrío y dramático. Más aún, la presencia de música en vivo a cargo de Carlos Cuevas, consigue fortalecer la atmósfera que la directora está buscando crear. Una mayor limpieza en el trazo escénico y en el manejo del humo en escena podrían fortalecer el montaje, pero realmente el trabajo de Sarmiento se aplaude al revelar su talento y entrega a un proyecto que claramente ha sido concebido con amor.
“Claudet no quiso morir, se perpetuó.”
Tomar las riendas de un personaje como Iris, una niña de siete años que remite a la icónica Alicia y que discute temas sumamente adultos con gran elocuencia, no es tarea fácil, mucho menos dentro de la conceptualización escénica concebida por Sarmiento. El trabajo actoral que realiza Patricia Yáñez no sólo se encuentra a la altura del reto, sino que lo lleva a niveles todavía más altos. Ya sea sirviendo una taza de té con una sonrisa pícara en la boca o consolando a su propia madre tras un enfrentamiento directo con la muerte, tratando de explicar las razones por las que usar la palabra “demasiado” para aspectos positivos está mal empleada o tratando de entender lo que significa crecer, Yáñez convence, divierte y conmueve logrando que “Iris Hace Sala” sea una buena opción para cualquier tipo de público, desde una niña de diez años que se encontraba en el público el día que atendí a la obra y que no paraba de asombrarse con el montaje, hasta este crítico teatral de cuarenta y un años que no tenía idea de que esperar.
“¿Soy yo mi nombre o soy yo una persona que lleva ese nombre?”
Pocas cosas resultan más deliciosas en la vida que reunirse con amigos para hablar de todo y de nada, de la vida y del amor, compartir sueños y anhelos, para brindar un consejo cuando se necesita o simplemente para reír a carcajadas. Yo confieso que amo estas veladas donde el mundo se desmenuza y se revela en sus diferentes capas como lo hace una matrushka, pero cada vez son menos las oportunidades que tengo de atender a ellas debido a mi diferentes actividades. Sin embargo, sigo siendo yo, sigo siendo quien ama estas reuniones y quien adora a sus amigos con toda el alma. El tiempo hace que crezcamos, que cambiemos a veces, pero eso no significa que dejemos de lado nuestra identidad. Siempre, en el contexto que sea y haciendo lo que sea, yo siempre seré yo.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Iris Hace Sala”
DRAMATURGIA: Dominick Parenteau-Lebeuf
DIRECCIÓN Y TRADUCCIÓN: Violeta Sarmiento
ACTUAN: Patricia Yáñez
MÚSICA EN VIVO: Carlos Cuevas
DÓNDE: Foro La Gruta dentro del Centro Cultural Helénico.
DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Colonia Guadalupe Inn.
CUÁNDO: Lunes 20:30 hrs.
COSTO: $200. Disponibles en taquilla y Ticketmaster.
DURACIÓN: 50 minutos sin intermedio
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking. La Gruta es el espacio alternativo del Centro Cultural Helénico, les recomendamos revisar su extensa cartelera.