Para quienes quieren ver una escalofriante obra de suspenso donde pasado y presente conviven con la perversión humana.

INTERVENCIONES

Las ventanas nunca se pueden abrir, no importa cuánto calor pueda llegar a hacer; las paredes no se pueden pintar; menos hacer cualquier trabajo de remodelación; no se pueden mover las cosas de lugar. ¿Quién querría rentar esa casa, vivir ahí? Martín busca respuestas y nada lo detendrá para encontrarlas. Lo que no entiende es que las paredes de ese lugar guardan los secretos de tantos y tantos gritos que se han dado, algunos de placer, la mayoría de terror. Con cada abrir y cerrar de las puertas, con cada mujer que ha puesto pie en esa casa, con cada nueva adivinanza enterrada entre las sombras, el deseo ha cobrado un precio muy alto a cada uno de los inquilinos. Los fantasmas no existen, pero la maldad es muy real y al final ni siquiera podrán pedir auxilio, ya no tendrán la manera de hacerlo.

El teatro de suspenso rara vez es exitoso ya que es imprescindible la efectiva creación de una atmósfera, de un aura, que envuelva e involucre a todos los espectadores para poder entrarle de lleno a la ficción que propone. Una casa que perfectamente podría parecer abandonada, llena de puertas chirriantes, metales oxidados y ventanas opacas de suciedad consigue que, de entrada, en cuanto ponemos un pie dentro de la propiedad sintamos un ligero nerviosismo en el estómago que les garantizo no se aligerará.

Escrita y dirigida por Hugo Wirth, “Intervenciones” invade una vieja casona en la colonia San Rafael para convertirla en su escenario y en un personaje más dentro de la obra misma. La ficción comienza desde el patio de la casa donde conocemos a Martín, el nuevo inquilino de la casa, a Rafael, el casero, y a su hija Viridiana. El misterio se plantea desde antes de siquiera haber cruzado el marco de la puerta, mismo que se acentuará una vez dentro, donde conoceremos a Gabriela, Claudia y Verónica, aparentes habitantes de la casa en tiempos pasados. Las líneas de tiempo se cruzan, tres historias se cuentan en paralelo y el público poco a poco se ve completamente inmerso en un mundo perverso, lleno de violencia y lujuria, donde nada es lo que parece y es nuestra misión ir deshilvanando el misterio que sucede ahí. Un texto de enorme imaginación, que entiende exactamente cuáles son las reglas del suspenso para mantenernos al filo de nuestro asiento durante las casi dos horas que dura la función.

Un ritmo exacto durante toda la función es esencial para el buen desarrollo de “Intervenciones” ya que una puerta abriéndose o cerrándose un segundo antes o después rompería con el delicado equilibrio que se maneja entre las historias paralelas que se cuentan. La dirección de Wirth se encarga de que cada objeto esté en su lugar, las pistas se revelen a su tiempo y la tensión dramática vaya en crescendo hasta un clímax que sorprende a nivel historia e impacta en su realización. Platos despedazándose, sangre en pies, manos o cuchillos, bofetadas y caricias, todo un juego perverso que nos hace cuestionarnos qué tanto de lo que vemos es real, un universo paralelo o sencillamente el producto de una mente absolutamente perversa.

A nivel actoral, el trabajo realizado en “Intervenciones” por el elenco femenino lo encuentro de sumo interés. Jazmín Arizmendi maneja un arco narrativo bastante difícil de conseguir como Verónica, mientras que los personajes de Claudia Wega y Gabriela Moncada, dos hermanas bastante perversas, resultan fascinantes al proporcionar los pocos momentos de comedia en la obra, consiguiendo aligerar un poco la tensión. El cuarteto lo cierra Alexa Martín como Viridiana, la muy perturbada hija del casero, quien lleva a su personaje de lo macabro a lo meramente patético de forma precisa. Gran reto es el que cargan los dos actores masculinos, Jorge Salas y Eynar Mercado, quienes tienen que imprimir un mayor esfuerzo para conseguir los niveles alcanzados por sus contrapartes femeninas.

Me encanta que me asusten. Adoro sentir un extraño cosquilleo en la boca de mi estómago que poco a poco se va convirtiendo en un vacío ante la tensión de no saber qué es lo que va a pasar. Sentir que mi presión arterial se va elevando a medida que el horror invade mi mente, querer dejar de mirar pero estar imposibilitado a cerrar los ojos, toda una serie de sensaciones que me invaden al estar atrapado por el suspenso de una buena historia. “Intervenciones” provocó muchas reacciones viscerales e intelectuales en mí durante la función, pero la sensación más poderosa que tuve fue al salir de aquella casona y dar una buena bocanada de aire fresco: una enorme satisfacción tras haber vivido una experiencia teatral de gran manufactura y sumo inerés.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)