INACABADOS
Análisis de la escena con perspectiva psicoanalítica.
INACABADOS
“Era un naufrago y mi canto de sirena lo trajo hasta mí.”
Platiqué con Julia Arce, directora y productora adjunta de “Inacabados” quien me dijo: “A mí Cristian Magaloni me salvó, me levanto sabiendo que estamos haciendo algo importante”. Coincido. “Inacabados” es importante. Es una obra imperdible para quien esté inscrito en el ámbito teatral o tenga interés en las posibilidades de tomar conciencia. El escritor y director Cristian Magaloni usa como referencia dramatúrgica la obra Seis personajes en busca de autor de Luigi Pirandelo y construye “Inacabados”; es decir que el autor privilegia la estructura de personajes sobre la narrativa como lo hiciera Pirandelo. Así es como los espectadores damos cuenta de los andamiajes emocionales e históricos que sostienen cinco vidas: dos actores y tres personajes reclamando a un autor su razón de ser y en el camino algunos de ellos van reconociendo en sí sus dichos pivotes. Son seis actores en escena como en el clásico del italiano, pero son cinco los que toman sus entrañas, las arrancan y nos las muestran.
“Perdóneme, pero es solo una ficción.”
Teniendo como pretexto de hilo dramático una historia de amor y la pérdida (o no) de un hijo (o no), estos cinco personajes dan cuenta de sí y nosotros de ellos. Alejandra Reyes da vida a La Actriz, una mujer que ha ido tapiando un enojo que revienta en escena, un enojo viejo disfrazado de melancolía. El trabajo histriónico de Reyes tiene muchos matices comenzando por una actuación –dentro de la actuación- impostada, incómoda y hueca hasta pararse emocionalmente con dos pies muy bien plantados en el personaje que representaba a esa otra sin lastre, a esa otra contada por alguien más y entonces se cuenta así misma poniendo en voz las entrañas de una mujer que ya no representa a nadie, sino que se presenta a sí misma encolerizada y argumentativa.
“A veces la violencia es el único camino, ¿no?”
Roberto Cavazos interpreta a El Actor quien vira en forma opuesta al personaje de Reyes. Inicia como un ser creador, magnífico e impenetrable que luego de ser confrontado por La Actriz queda atolondrado y dubitativo. Dicho camino obliga a que Cavazos vaya de un punto emocional a otro tratando de aferrarse en alguno como un niño asustado que no quiere abrir los ojos en la noche luego de escuchar que están golpeando la puerta de su habitación como si así pudiera impedir que la irrupción se presente.
“Es incapaz de hacerse responsable de lo que quiere.”
Florencia Ríos es La Mujer, uno de esos tres personajes que llegan a reclamarle a su autor el estar inacabados, cuando en realidad más que inacabada apenas está bosquejada. La Mujer que representa Ríos no sabe ni dónde está parada, manifiesta la mordaz acidez de quien no quiere ser mirada, vista sí, pero no mirada. Es un personaje desnudo en el sentido de desprotección y falta de investidura emocional. Ríos sabe bien colocarse la energía en el afuera, como el escudo que suele construirse un ajeno de sí.
“Su dolor es tan grande que necesita una mentira para seguir viviendo.”
Arnoldo Picazzo, otro de los reclamantes inacabados, lleva el peso junto con ATA (quien da vida a su hijo) de lo que para mí es el argumento: La culpa heredada. La angustia que Picazzo pone en escena es desgarradora, es un alma sin cuerpo peleando por vivir sabiendo que su falla afectiva no está enraizada en él, sino que es producto de un duelo que lo precede y el que él no sólo no ha podido resolver, sino que además lo ha heredado a su hijo. Dice el personaje de Picazzo: “Nada empieza. La vida sólo sucede y uno sólo puede elegir dónde mirar, qué mirar. Nada más. Y él eligió. Y yo también” venciéndose así al destino trágico de lo que el oráculo le dictara. El personaje que interpreta ATA, el joven, vira del sin sentido a una postura ética irrefutable con la cual responsablemente se desprende del “bucle infinito de locura y dolor” heredado del padre.
“Ella se estancó ahí un segundo antes de la tragedia”
“Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse” escribió Truman Capote en su prólogo del libro Música para Camaleones y, en este sentido, vaya que Magaloni ha sabido cómo usar la furia de su don en “Inacabados”. Un texto complejo con personajes que desbordan la narrativa y se salen del texto para mirarlo todo desde fuera. Cito de nuevo a Capote: “… aquí estoy en mi oscura demencia, absolutamente solo con mi baraja de naipes y, desde luego, con el látigo que Dios me dio”. Magaloni ciertamente no acaba nada con su “Inacabados”, sino que sin piedad ni conmiseración presenta sus entrañas desgarradas a cinco voces que se corrompen a sí mismas.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Inacabados
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Cristian Magaloni
ACTÚAN: Roberto Cavazos, Alejandra Reyes, Arnoldo Picazzo, Florencia Ríos y ATA.
DÓNDE: Un Teatro, Alternativa Escénica
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DIRECCIÓN: Nuevo León 46 colonia Condesa.
CUÁNDO: Lunes 20:30 horas hasta el 30 de abril.
COSTO: $ 200 pesos, descuentos disponibles. Boletos en taquilla.
DATOS DEL TEATRO: Frente al parque España. No cuenta con estacionamiento o valet parking.