Por Juan Carlos Araujo | 27 marzo, 2014 Comentarios

Para quienes quieren ver una gran producción de uno de los musicales más emblemáticos de los setentas.

GODSPELL

Sócrates, Tomás de Aquino, Jean-Paul Sartre, Nietzsche; los más grandes filósofos de la historia se han reunido en este teatro para no decir nada. Sus palabras se han convertido en una cacofonía, una torre de Babel, donde la única voz que podrá sobresalir será, no la que tenga razón, sino aquella que lleve amor y paz en su corazón. Jehovah, Shiva, Buda, Alá, Yahvé…Dios; todos son uno, todos tienen la razón. Una paloma blanca y el Che Guevara nos dan la bienvenida, nos invitan a tomar asiento, a ser bautizados y a llenarnos de la palabra de Dios. Esto no es una misa, no es una clase de catecismo, es una celebración de vida. ¡Qué estalle la música y que resuenen las voces de todos que la magia del teatro está por comenzar!

“No vine a deshacer, sino a completar lo que ya existe.”

 

La vida de Jesús, sus enseñanzas y su muerte fueron fuente de inspiración en 1971 para la creación de dos enormes musicales producto de la creatividad de dos jóvenes compositores. Andrew Lloyd Webber, creador de “El Fantasma de la Ópera” y “Cats”, escribiría la ópera rock “Jesucristo Superestrella”, mientras que el escritor de “Pippin” y “Wicked”, Stephen Schwartz, realizaría el fenómeno hippie “Godspell”. Basándose principalmente en las parábolas contenidas en los evangelios de San Mateo y San Lucas, “Godspell” es un canto a los ideales de una época: igualdad, amor y  paz.

“Oh Jerusalén, que bien matas a tus profetas.”

 

Los productores Juan Torres y Guillermo Wiechers reciben la oportunidad de re-estrenar el recién remodelado Teatro Milán con una versión de  “Godspell” muy cercana al remontaje que tuviera el musical en Broadway en el 2011. Una adaptación muy afortunada por Enrique Arce consigue que la obra no sólo sea actual, sino local para un público mexicano pero de manera divertida y no obvia ni burda. Aunado a esto, encontramos que el sonido sesentero de la música ha quedado atrás, mas la visión e ideales de la obra se mantienen vigentes demostrando tener una poderosa resonancia sobre una nueva generación de “milenios” que no diferencia entre razas, preferencia ni, por supuesto, religiones.

“Yo soy el que necesita de tu bautizo.”

 

Sin duda el primer gran aplauso para “Godspell” se lo lleva la producción, muy en particular el trabajo realizado por Sergio Villegas con la escenografía e iluminación. Un teatro en plena reconstrucción cobra vida al principio de la obra y se convierte en un personaje activo durante el montaje entero para dar paso a momentos que verdaderamente roban el aliento. Ejemplo de ello, entre muchos, es el bautizo por agua de Jesús en manos de Juan Bautista con la aparición de regaderas y un pequeño estanque en el escenario. De la misma manera, la luz cobra sentido y fuerza enfatizando momentos clave de la obra y logrando resaltar el poder de las canciones. Adicionalmente, un detalle que no se debe de pasar por alto es el hermoso trabajo de vestuario de Eloise Kazan, quien imprime a cada personaje tono y color dentro de las distintas religiones de este planeta.

“El que se hace grande será humillado.”

 

El otro enorme aplauso es definitivamente para el ensamble de la obra. Los protagonistas masculinos de “Godspell” ciertamente son imanes de taquilla pero el talento de Mariajose Brunet, Mayte de Samaniego, Diego Medel, Gina Castellanos, Joana Domínguez y Jacser brilla con la enorme energía que proyectan en cada escena, en cada nota, en cada paso de baile que realizan. Ana Victoria tiene una voz hermosa y Oscar Schwebel una simpatía innegable, mismas que se logran mezclar perfectamente con el resto del elenco. “Godspell” cuenta en su elenco a los futuros protagonistas de muchos musicales por venir.

“No hay final sin comienzo.”

 

México está madurando teatralmente y, en una ciudad donde hace unos años sólo existía una empresa con el poder necesario para montar grandes musicales, hoy encontramos una rica oferta que desborda calidad. “Godspell” es un trabajo realizado bajo todos los lineamientos que marca la obra pues se siente el amor y la pasión con que se ha puesto cada peldaño para que el telón pueda subir cada noche. Es ahora nuestra responsabilidad como espectadores el asistir a este tipo de espectáculos, llenar las salas y aplaudirles para que productores como Juan Torres, Gerardo Quiroz, Claudio Carrera, Virgilio Solorio y, por supuesto Morris Gilbert, entre muchos otros, nos puedan seguir demostrando que no se tiene que viajar a Nueva York para disfrutar de Broadway.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)