FIN DE PARTIDA

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Para quienes entienden que la vida es una absurda obra de teatro donde todos esperan el mismo fatídico final.

FIN DE PARTIDA

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Ya es hora de que esto acabe.”

Las cortinas se corren y la luz llena la habitación, lo mismo que sucede en un teatro cuando las candilejas iluminan el escenario. Debajo de una sábana, un ciego anciano en silla de ruedas declara que algo está todo por terminar, aunque no específica si se refiere a su vida o la de sus padres que viven en botes de basura, a la representación que está sucediendo enfrente de los espectadores, o incluso a la relación codependiente que lleva con su fiel sirviente. Las luces se habrán de apagar, el tiempo pareciera eterno entre tanta decadencia, y antes de que baje el telón sobre la muy absurda obra que es la existencia misma, alguien tratará de escapar con maleta en mano aunque no hay lugar alguno al cual llegar.

“Cuanto más crecemos, más satisfechos estamos… y más vacíos.”

El dramaturgo irlandés Samuel Beckett es una figura clave dentro del movimiento del siglo XX conocido como Teatro del Absurdo, y es reconocido mundialmente por su obra Esperando a Godot. Sin embargo, “Fin de Partida”, escrita antes de Godot, pero estrenada posteriormente, es considerada igualmente una de sus obras maestras y una pieza clave dentro de este género. A partir de dos personajes, amo y sirviente, atrapados en un aparentemente interminable ciclo de abuso y desesperanza, Beckett da voz a su cosmovisión en torno a cuán sinsentido es la existencia humana, principalmente en ese camino de decadencia que finalmente conduce a la muerte.




“¿Por qué permaneces conmigo?”

Clov constantemente amenaza a Hamm con abandonarlo, a sabiendas de que más allá no hay nada que le espera. Hamm ha visto como sus padres mueren en los botes de basura en que habitan, hecho que pareciera tenerlo sin el menor cuidado, pues el mismo está esperando el final, aunque nunca especifica de qué exactamente. Mientras todo esto sucede, se deja en claro que esto es una representación teatral, misma que está a punto de terminar. Buscar una anécdota tradicional, una línea narrativa que conduzca hacia algún conflicto específico, o tratar de hallar sentido a los diálogos que Beckett ha desarrollado es un ejercicio de futilidad. “Fin de Partida” es una obra libre de textocentrismo, es una propuesta que desafía al espectador a fluir con la dramaturgia, absorbiendo más las temáticas existencialistas del dramaturgo que el forzar un significado tradicional. De la misma manera en que se presenta en Esperando a Godot, aquí los personajes están atrapados en un microcosmos que refleja a la humanidad entera, son prisioneros dentro de una jaula llamada planeta Tierra, son actores en la más ridícula de las tragicomedias: la vida.

“Fuera de aquí sólo existe la muerte.”

El escenario es a cuatro frentes, cada lado enmarcado por candilejas que iluminan el espacio. En una de las esquinas, el compositor Steven Brown, con un cono de gramófono en la cabeza, musicaliza en vivo la puesta en escena con sonidos electrónicos que en una escena clave se convierten en un rezo entre amo y sirviente. En la contraesquina, Nagg y Nell habitan a lo largo de toda la puesta dentro de dos botes de basura, mientras que Clov y Hamm van pasando de un lado al otro del pequeño espacio disponible en una ilusión de movimiento que no lleva a ningún lugar. A nivel estético, la dirección de Agustín Meza sobre “Fin de Partida” revela un claro entendimiento de la dramaturgia de Beckett, tanto en la forma en que da vida a sus personajes como en la manera en que consigue dar sentido al absurdo de las palabras para poder llevar al espectador hacia los subtextos semióticos propuestos por el autor. Por otro lado, la propuesta de Beckett en texto habla de la monotonía, del profundo aburrimiento asociado con el mero acto de vivir, mismo que se llega a transmitir en escena hacia las butacas, ya que el montaje adolece de una ausencia de matices tonales que permitan dar mayor ritmo a la propuesta, la cual a momentos se empantana. Una vez dicho esto, se destaca la labor de Carolina en el diseño de escenografía e iluminación, así como el trabajo de vestuario a cargo del mismo Meza.




“¿Por qué todos los días la misma comedia?”

Maquillado de tal forma que su cara adquiere un tono gris cenizo, Clov se mueve con el más profundo hartazgo mientras que obedece fielmente a las enervantes órdenes de su amo. Esta pesadumbre con la que carga es reflejo de su alma, ya que con su cuerpo es capaz de realizar toda una serie de actos de equilibrismo con una escalerilla, mismos que parecieran actos de rebeldía ante la ceguera de quien lo domina. A su lado, el asfixiante y controlador Hamm, vestido con un gorro de aviador, y unos lentes negros, y portando una larga barba de chivo, se muestra en un constante conflicto entre el luchar por seguir adelante con su castrante existencia o el rendirse ante el extenuante peso que conlleva seguir con vida y representando el papel de sí mismo. El punto más sólido en el que “Fin de Partida” encuentra su valía es en el trabajo actoral de sus protagonistas Luis Alberto y Medin Villatoro como Hamm y Clov respectivamente. Ambos histriones demuestran el preciso entendimiento que tienen de sus personajes, así como del manejo corporal que demandan cada uno de ellos. La manera de lanzar sus diálogos uno en contra del otro para darle sentido al absurdo es reflejo de un evidente trabajo de mesa con Meza, quien es capaz de llevar a ambos a la mejor interpretación sin caer en lo caricaturesco. Es igualmente importante mencionar la labor que realizan Alejandro Obregón y Rosario Sampablo como Nagg y Nell, quienes pasan la duración entera de la obra confinados al interior de dos botes de basura para dar vida a los padres de la castrante figura que sólo vive para esperar la muerte.

“Se me ha dicho que esto es el amor.”

Es tan común encasillar a un dramaturgo en una, o en tan solo un puñado de sus obras, cuando su acervo literario es tan vasto. Mientras que pareciera que Oscar Wilde únicamente escribió La Importancia de Llamarse Ernesto, y Shakespeare sólo ideó Hamlet, Macbeth y Romeo Y Julieta, lo mismo sucede con Samuel Beckett y Esperando a Godot. Es por ello que resulta tan refrescante y aplaudible que la Compañía de Teatro El Ghetto haya decidido darle vida a la exquisita “Fin de Partida”, recordando a los públicos de la actualidad que Beckett es mucho, muchísimo más que solo Estragón y Vladimir en su perenne espera. La vida es teatro, y en ella todos vamos a envejecer, caer en la decadencia antes de morir. Mientras eso pasa, podemos seguir aplaudiendo en este tránsito de teatro que se llama existencia.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Fin de Partida

DRAMATURGIA: Samuel Beckett

DIRECCIÓN: Agustín Meza

ELENCO: Luis Alberti, Medin Villatoro, Alejandro Obregón y Rosario Sampablo.

COMPOSITOR E INTÉRPRETE MUSICAL: Steven Brown

DÓNDE: Teatro El Granero, dentro del Centro Cultural del Bosque.

DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.

CUANDO: Terminó temporada el 19 de septiembre 2023.

DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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