EL VIAJE DE BRETON, CIEN AÑOS DE SURREALISMO
Para quienes entienden que la esencia de México es profundamente surrealista.
EL VIAJE DE BRETON, CIEN AÑOS DE SURREALISMO
“La historia de los sueños aún está por escribirse.”
Sobre el escenario del Palacio de Bellas Artes, el fundador del surrealismo expone en francés sus ideas sobre este movimiento artístico, mientras que su intérprete se luce a su lado felizmente cantinfleando. En el momento de su peor desesperación, André Breton encuentra su salvación en una mujer que funge como auxiliar-logística de equipamientos varios quien, luego de pedirle a alguien en la audiencia que le sostenga su escoba chueca, demuestra no sólo su capacidad en lenguas extranjeras, también su profundo entendimiento de las nuevas teorías culturales. Esto podrá sonar bizarro, verdaderamente carente de toda lógica, y es correcto, pues nada de esto ocurre en este plano existencial, sino más allá, donde la fase REM abre la puerta a todo un onírico universo.
“Ustedes los mexicanos habitan en un espacio entre lo visible y lo invisible.”
México mágico. Este país ha sido mundialmente reconocido como el lugar donde lo inverosímil puede hacerse realidad, donde aquello que sólo podría haberse creado en un sueño, o pesadilla, se entiende como normal. Esta muy particular característica cautivó la imaginación de grandes artistas e intelectuales de mediados del siglo XX, entre ellos André Breton, pensador y escritor francés, además del fundador del movimiento surrealista. Tomando la vida y obra de Breton como base dramatúrgica, específicamente el viaje que realizó el protagonista en 1938 a México para realizar una serie de conferencias, entremezclándola con toda una serie de elementos puramente mexicanos que podrían fácilmente caer dentro del rubro del surrealismo como las luchas libres o el día de muertos, y añadiendo una fuerte cantidad de datos históricos, políticos, sociales, artísticos e intelectuales, el autor Guillermo León crea la muy ambiciosa obra “El Viaje de Breton, Cien Años de Surrealismo”.
“El surrealismo es un automatismo psíquico puro.”
La llegada a México por barco de Breton junto con su esposa, la pintora Jaqueline Lamba, se convierte en un zafarrancho de bienvenida con tacos, chelas, salsas demasiado picantes y, por supuesto, mariachi cantando Cielito Lindo; una entrevista por televisión en el programa Puerteando, donde se comienza hablando de cuán ridículos son algunos de los nombres de calles en la ciudad de México, termina siendo una confrontación sobre la enemistad entre Breton y Salvador Dalí; una pelea de lucha libre entre una versión aun más ridícula del Santo contra las mujeres vampiro es una ocasión más durante la obra para exponer preceptos alrededor del surrealismo. Construida a manera episódica que conforman un viaje onírico del protagonista, “El Viaje de Breton, Cien Años de Surrealismo” es una por demás extensa mirada tanto a la vida de André, como de los preceptos intelectuales y artísticos que enarbolaba. El conocimiento y apasionamiento del autor es evidente, queda en claro que es un tema del cual conoce y que busca transmitir de una manera entretenida. Sin embargo, una visita a la casa de Remedios Varo se torna en una larga discusión sobre feminismo, el encuentro con dos Fridas, Diego Rivera y Trotsky en una perorata alrededor del comunismo y el rol del arte en la política, un encuentro con una curandera que realiza operaciones clandestinas en una oportunidad más para desplegar más conceptos ideológicos surreales. A pesar de que el autor busca la ligereza y hacer del surrealismo un desplegado de nuestra muy peculiar identidad mexicana, el muy largo número de escenas cargadas de exposición informativa, y sin progresión dramática real dentro de una línea narrativa que no llega a ser asequible desde las butacas, termina empantanando y aletargando lo que es una premisa atractiva y sin duda interesante.
“Este universo intelectual me es bastante ajeno.”
La maleta que trae Jaqueline Lamba a su llegada a México trae un pulpo colgando; las sillas en la casa de San Ángel de Frida y Diego están chuecas, algunas patas más largas que otras; durante un bizarro concurso, una persona del público se gana un elefante blanco volador, que se muestra en escena como un miembro del elenco disfrazado como dicho animal construido con cartón. Bajo la dirección de David Psalmon, el montaje de “El Viaje de Breton, Cien Años de Surrealismo” busca crear una comedia, incluso se adentra en los terrenos de la farsa en más de una de las escenas, al mismo que dota la escena de toda una serie de elementos visuales que remiten a lo onírico, al surrealismo que hace referencia el texto. Esto se consigue a través de un trabajo de iluminación y escenografía a cargo de Sergio López Vigueras, quien a momentos muestra espacios meticulosamente diseñados como la estancia de Frida y Diego, en otros realizando a propósito un trabajo más cutre como el mostrar cámaras de televisión hechas de cartón. Igualmente destacable, es el trabajo de vestuario que realiza Mario Marín del Río, marcando con precisión la época de la obra o lo ridículo de ciertos personajes, y el videoarte y el dispositivo multimedia por Héctor Cruz Juárez quien es capaz de hacer de un viaje en coche un muy ligero pero eficaz guiño al cine mexicano.
“Yo sólo soy Frida Kahlo y la vida me ha partido en dos.”
El presidente Lázaro Cárdenas o más bien una caricatura de él, aparece en escena con unas enormes orejas y sobre una silla de ruedas, lanzando toda una serie de frases ridículas, por no decir surreales, que diferentes presidentes mexicanos han dicho a lo largo de los últimos cien años; luego de luchar contra El Beato, el Enmascarado Dorado, la monja sanguinaria cita a Sor Juana con toda seriedad, pasando de lo ridículo a lo divino con toda naturalidad. Salvo por Bruno Mestri, encargado de darle vida al personaje titular de la obra, el elenco de “El Viaje de Breton, Cien Años de Surrealismo”, conformado por Beatriz Luna, Roam León, Erwin Veytia, Lou Best, Itzel Tovar, Jorge Maldonado y David Psalmon se encuentran con la difícil tarea de dar vida a toda una plétora de personajes, tanto históricos como ficticios, algunos de ellos en un tono cómico o fársico, otros con toda seriedad. El resultado no es equilibrado en todo momento, muchos personajes quedándose en un limbo entre géneros y tonos, siendo Lou Best quien mejor consigue diferenciar personalidades y acentuar correctamente los tonos para dar una vida más redonda a sus interpretaciones, particularmente la de la pintora Jaqueline Lamba.
“Muere para que vivas un poco.”
Yo confieso ser un ferviente admirador del surrealismo. De hecho, tengo una pintura surrealista tatuada en mi piel, a un costado de mi pecho, aunque desafortunadamente el autor es aquel a quien Bretón llamó traidor del movimiento. Entre lo onírico y lo verdadero, en ese mundo que diario habitamos durante la fase REM de nuestro sueño, se ha creado un universo donde los osos hormigueros caminan libremente, donde los muertos beben tequila cada año, y en el que el arte ha demostrado cuán vasta es la imaginación del ser humano.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: El Viaje de Breton, Cien Años de Surrealismo
IDEA ORIGINAL: David Psalmon
DRAMATURGIA: Guillermo León
DIRECCIÓN: David Psalmon
ELENCO: Bruno Mestri, Beatriz Luna, Roam León, Erwin Veytia, Lou Best, Itzel Tovar, Jorge Maldonado y David Psalmon.
DÓNDE: Teatro del Bosque Julio Castillo
DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.
CUÁNDO: Jueves, Viernes y Sábado 19:00, y Domingo 18:00 horas. Hasta el 14 de Abril 2024. Suspende funciones 16, 17, 23, 24, 28 y 29 de marzo.
Repone funciones: 1 y 8 de abril 2024.
CUÁNTO: $150. Aplican descuentos. Boletos en taquilla y en ¿Buscas boletos para el viaje de breton? Encuentra entradas en Ticketmaster MX
DURACIÓN: 150 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.