EL SECRETO DEL CLOWN
Para quienes quieren reír a carcajadas y conmoverse profundamente con un clown, un abogado y un psiquiatra.
EL SECRETO DEL CLOWN
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Lo único que el iracundo abogado necesitaba era una constancia del médico, nada más. Un documento que certifique su salud mental no es mucho pedir, ¿o sí? Entre emergencias médicas y negociaciones legales una nariz roja se asomará en ese consultorio para recordar el poder que tiene un simple pañuelo blanco de puntos rojos o una malteada en jueves. En un mar de recuerdos de la infancia, aparecerá una cara blanca que no deja de sonreír ni en los peores momentos. El Síndrome de Clown es una aflicción muy real en nuestros tiempos, pero no hay nada que un abrir y cerrar de manos no pueda solucionar.
“¿Cómo pudiste venderte por una charola de galletas?”Una muy seria consulta psiquiátrica se transforma en una dulce historia de amor fraternal en el encantador espectáculo clown escrito y dirigido por Juan Celis, “El Secreto del Clown”. La historia de los hermanos Gussepe, un abogado y un actor afligido por el Síndrome de Clown, pasa de ser una simpática comedia bufonesca a una extravagante farsa con tintes melodramáticos en cuestión de segundos, logrando combinar con gran éxito toda una serie de elementos de la estética clown con una sólida estructura dramática. El resultado es sorprendente, entrañable y divertido, ya sea escuchando la música que se hace con una botellas con agua, riendo abiertamente con las aventuras del Sucio Jack o sintiendo como los ojos se humedecen con la historia de Augusto y su Pétalo.
“Las explicaciones, por más justificadas que sean, jamás regresan el tiempo.”La dramaturgia de Celis en “El Secreto del Clown” es fuerte, pero su verdadero logro se encuentra en su dirección escénica. Con fineza e inteligencia, Celis logra enganchar al espectador desde el primer momento de la obra, no con la problemática de un abogado, sino con la presencia de un clown en escena que pareciera ser su sombra, un fantasma que le sigue a todos lados, para conducirlo en un viaje visual, lúdico y teatral. Con un evidente entendimiento del ritmo, tono y dinamismo que se requieren tanto en el mundo el clown como en el del teatro de cámara, Celis fusiona deliciosamente estos dos mundos con humor blanco y mucha teatralidad.
“Escuché un recuerdo.”Aunado a esto, es digno de admirarse y aplaudirse el trabajo de producción que Celis realiza con Ana Marcela González en “El Secreto del Clown”. Con elementos sencillos pero de enorme ingenio como el uso de pruebas de Rorschach (manchas de tinta que son utilizadas en evaluaciones psicológicas) en una pantalla de televisión como parte de la escenografía, un buen diseño de iluminación y sonoro, incluyendo una maravillosa referencia a Popeye, y una gran maximización del espacio disponible logran que el muy reducido foro crezca y cobre vida propia.
“Los abogados que dejan ir, doctor, pierden los casos.”El trabajo actoral de Enrique Campo como el clown Augusto Gussepe es tierno en su interpretación, con una buena capacidad para desarrollar tan delicada labor escénica, aun cuando todavía hay potencial por explotar en la medida en que se aleje de ciertos elementos que son más apropiados en un payaso que en un clown. José Fuchs se encuentra a cargo de toda una gama de personajes que incluyen al Dr. Myers, el abuelo, la mamá de los hermanos y una enfermera, cada uno de ellos realizado con comicidad y simpatía, adoptando también algunos elementos clown con buen oficio. Sin embargo, quien realmente sorprende en “El Secreto del Clown” es Emilio Romano en el papel del abogado Gustavo Gussepe. La manera en que Romano se transforma de un abogado inflexible a un niño chiquito, de un hombre atormentado a un hermano amoroso es uno de los mejores trabajos actorales masculinos con los que me he encontrado este año. Esto se debe no sólo a un evidente talento, sino a una entrega aún más evidente. En verdad el trabajo de Emilio es algo que debería ser visto y ovacionado por mucha, mucha gente.
“¡Es una niña!”Compañías teatrales de gran renombre como La Piara Teatro y verdaderos artistas como Gabriela Muñoz han logrado que el trabajo de clown en este país se aprecie mucho más y se eleven las expectativas sobre este tipo de espectáculos. Yo confieso haber entrado a ver “El Secreto del Clown” con cierto resquemor y un tanto de prejuicio. La sonrisa con que salí del teatro, la emoción que sentía por haber visto un gran trabajo y la satisfacción de poder confirmar, una vez más, que México es un semillero de talento es algo que nadie me puede quitar. Hay cosas que nunca se deben dejar ir, una de ellas es el recuerdo de una bella obra de teatro.
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