Para quienes quieren ver un sólido montaje de una de las obras más importantes de Molière.

EL MISÁNTROPO O EL VIOLENTO ENAMORADO

El mundo no vale nada ya que desafortunadamente está habitado por la peor ralea existente: el ser humano. Las mentiras, la hipocresía, las bellas imágenes públicas, mientras que se afila un cuchillo por detrás, son el diario ir y venir de todos aquellos que sonríen a diario, parte de una sociedad completamente corrompida de la que Alcestes no piensa ya formar parte. Claro que eso implica toda una serie de problemas, legales incluso, ya que la gente realmente no está acostumbrada ni dispuesta a escuchar que se les diga toda la verdad, sin ningún tipo de filtro o censura. ¡No importa! Cualquier precio será poco con tal de alejarse de toda esta podredumbre y tener la libertad de expresarse libremente. Si tan sólo su interés romántico no fuera el perfecto ejemplo de la sociedad que tanto desprecia.

La comedia como género literario, en su definición más básica, se entiende como una historia donde su protagonista caerá en ridículo, para el deleite y risa de los espectadores, debido a sus defectos de carácter. Son muy pocos los dramaturgos en la historia que han logrado capturar esta esencia tan perfectamente como lo hiciera el Shakespeare de Francia: Jean-Baptiste Poquelin Molière.  Obras como “El Avaro”, “Tartufo”, “El Burgués Gentilhombre” y “El Enfermo Imaginario” se han encargado de divertir durante siglos con grandes historias sobre trepadores sociales, manipuladores, avaros, hipocondríacos y demás.

“El Misántropo o el Violento Enamorado” es un perfecto ejemplo de la dramaturgia de Molière al presentarnos a Alcestes, un hombre agobiado por la hipocresía en la que se mueve el mundo, muy a pesar de su gran amigo y claro miembro de esta falsa sociedad, Filinto. El gran problema al que se enfrenta el protagonista es el estar perdidamente enamorado de la hermosa Celimena, una mujer completamente atrapada por el juego de las bellas imágenes públicas. Todo esto, acentuado por toda una serie de personajes alrededor, da como resultado una deliciosa comedia, considerada por muchos como una de las más representativas del dramaturgo francés. 

La adaptación que hace Carmina Narro a “El Misántropo o el Violento Enamorado”, escrita originalmente en verso a lo largo de cinco actos, brinda una nueva visión, más fresca y contemporánea, permitiendo que un público no conocedor pueda no sólo disfrutar, sino apreciar la verdadera genialidad detrás de una obra escrita hace casi 350 años. A esto se le suma la visión del director David Olguín, quien claramente trabajó muy de cerca con la adaptadora para crear un producto de gran solidez en un montaje que logra inquietar la imaginación de los más conocedores. Igualmente, el trabajo de escenografía e iluminación de Gabriel Pascal es verdaderamente impresionante al jugar con imágenes de enorme poder escénico, que enfatizan cada una de las situaciones a las que se enfrenta el protagonista. Una alfombra roja a modo de pasarela, un librero dividido en recuadros perfectamente simétricos, exceptuando el que Alcestes ha escogido para sentarse, o una pintura roja que se sale de los límites establecidos, son claros ejemplos de un discurso que marca el director y que han sido plasmados por su escenógrafo con gran éxito. Vale la pena también destacar el trabajo de vestuario que hace Adriana Olivera, quien imprime una cierta atemporalidad al montaje entre trajes de corte clásico, ropa casual contemporánea, atuendos de época y  looks ultra estilizados. Sin duda, un trabajo con una clara propuesta llena de teatralidad y discurso.

“¡Mi amor quiere darte una oportunidad!”

Conjuntar el talento necesario para el elenco de “El Misántropo o el Violento Enamorado” no es tarea fácil y Olguín lo ha conseguido espléndidamente. David Hevia presenta un Alcestes amargado y fastidiado con la misma naturalidad con la que muestra su vulnerabilidad ante su amada, consiguiendo el repudio y el cariño del público al mismo tiempo. Como contraparte, Sergio Zurita es natural elección para Filinto, un cínico jovial que disfruta enormemente el hastío de su amigo, deleitándose en mostrarle cuán errado está, muestra de su enorme amor por él. Judith Inta como la venenosa Arsinoe está en punto con su papel, al igual que Andrés Montiel como el fallido poeta Orontes o Abraham Jurado y Héctor Iván González como los otros pretendientes de Celimena, donde también se revela la mano del director en el tono que establece para cada uno de los personajes en cuestión.

“Hay una edad para la galantería y otra para la gazmoñería.”

Sin embargo, la verdadera estrella de “El Misántropo o el Violento Enamorado” es Silvia Navarro, quien lejos de brillar por su impactante belleza, se roba los aplausos gracias a un estupendo trabajo actoral como Celimena. La pasión con que Navarro se entrega a su papel se puede ver no sólo en su precisa forma de entregar sus diálogos o en la ligereza con que se muestra superficial y divertida, sino en el fuego de su mirada cuando es afrentada por las acusaciones de Alcestes o confrontada con su propia falsedad. Muchas personas que desprecian la capacidad actoral de una actriz que ha cobrado fama por la televisión harán bien en ver su gran presencia escénica antes de emitir un juicio acelerado.

He respetado y admirado a Molière desde que participé en un montaje escolar de “El Burgués Gentilhombre” en la preparatoria hace más años de los que quiero aceptar. Sin embargo, son pocas las veces que se tiene la oportunidad de ver un montaje profesional que realmente le haga justicia a la genialidad de tan gran dramaturgo. Carmina Narro, David Olguín y todo su equipo hacen justamente eso y más, enalteciendo la memoria de quien ha hecho reír a hipócritas y honestos por igual.

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