Para quienes buscan darles verdadera cultura a sus hijos sin aburrirlos.

EL EMPRESARIO

Dentro del ciclo de ópera para niños “La Ópera es Puro Cuento” 

Ópera. ¡Que palabra tan más poderosa! Para muchas personas esta palabra evoca imágenes como el Palacio de Bellas Artes, vestidos de gala y cantos en italiano o alemán que la mayoría ni entendemos. Nos lleva a un mundo culto y elegante donde uno tiene que hablar en voz baja y sonreír en vez de soltar una carcajada. Dentro de este marco, ¿cómo podemos inculcar el gusto por este arte a un niño? Mi respuesta es: difícilmente. En un mundo tan serio, el caos de un niño no tiene cabida. ¿O sí?

Durante Agosto, el Centro Nacional de las Artes llevó a cabo el ciclo de ópera para niños “La Ópera es Puro Cuento” en el cual se presentaron “Los Cuentos de Sadko”, “El Gato con Botas”, “Pepito o la Señora de Elizondo” para cerrar con “El Empresario” de Mozart, que tuve la fortuna de presenciar.

Una ópera, escrita por Mozart, estrenada en 1786 con duración de tan sólo una hora, contando únicamente con dos arias y tres duetos, relata el drama de Don Escrúpulos en su intento de juntar los dineros necesarios para montar una nueva compañía de ópera. En este proceso se dejará convencer por su criado, aspirante a cantante, a recibir dinero de Don Ángel a cambio de incluir en los montajes a sus dos amantes Madame Corazón y la Srta. Trino de Plata.

Suena a la trama típica de enredos que podría tener una ópera aburrida, ¿qué no? Pero Producciones Arándano ha tomado esta obra y la adaptan a una historia ligera y divertida que puede ser digerida por cualquier no conocedor del bel canto y sencillamente pasar una bonita tarde con su familia respirando cultura.

¿Mi experiencia? Los niños prestaron atención. Los niños se divirtieron mucho y rieron a carcajadas. Referencias a Facebook, Vicente Fernández y el Chavo del Ocho hicieron de este evento cultural algo digerible y entretenido para todos. Algunos “expertos” podrían criticar esta adaptación, pero la encuentro atinada, pues la intención es acercar a los niños a la ópera, no vacunarlos en contra de ella. No voy a criticar o analizar el valor operístico de la puesta, dado que no soy un experto en ello. Pero como espectador, como tío de tres niños, como alguien que aprecia y valora la labor escénica, “El Empresario” es un acierto definitivo. Salir al lobby del Teatro de las Artes y descubrir a niños formados para tomarse fotos con los cantantes, aún en sus disfraces, confirmaron mi apreciación.

Yo confieso que no fui un niño común. Cuando tenía unos nueve años le pedí a mi papá si me podía llevar a la ópera. Pobre hombre, me llevó a todas las óperas que se presentaron ese año en Bellas Artes. No les entendí. Me gustaba lo que veía pero me terminaba aburriendo un poco porque en ese entonces ni siquiera había pantallas con subtítulos para entenderles. ¡Qué gran oportunidad la que el Centro Nacional de las Artes trae a jóvenes generaciones! ¡Qué envidia! Ahora la única responsabilidad que tienen los padres es la de llevar a sus hijos y exponerlos a la cultura. La cultura existe a manos llenas en nuestro país, para todos. Es cuestión de encontrarla y atreverse. No es aburrida, créanme.

Entretenia quisiera agradecer a “Caja Negra Producciones” por hacer este artículo posible.

DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)