ECO

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Para quienes desean alzar su voz para nunca más ser calladas, como tantas y tantas lo han hecho en la historia.

ECO

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

 

“¿Qué o quiénes nos han hecho dudar de nuestras capacidades?”

Pronunciar Es Niña pareciera ser más una sentencia que una frase en esta sociedad. En estas dos miseras palabras se encierra una condena de silencio, obediencia, menosprecio y violencia. Al menos eso ha sido por muchas generaciones, para madres, abuelas, bisabuelas, tías, todas ellas mujeres que pudieron haber tenido mucho más, al menos el poder de su propio nombre, si el patriarcado no hubiera estado al mando. Es hora de abrir los ojos y cambiar los mitos, de darle una voz a Lavinia y creer las palabras de Cassandra, de exigir representatividad y levantar la voz para rugir de una vez por todas que todo aquello que se disfraza de legal, pero que no conlleva equidad, no se tolerará nunca más.

“Mi voz nunca ha tenido credibilidad.”

Ya sea cruzando la calle y viendo a un semáforo, tomando clases en una escuela pública, pensando en la idea de poder dentro de la política mexicana, o simplemente escuchándose unas a otras, la representatividad de la mujer en México, su voz, está muy por debajo de cualquier definición de equidad. Es a partir de esta problemática que la actriz y dramaturga Patricia Loranca crea “Eco”, un unipersonal que alza una protesta en contra de un sistema dominado por hombres, una denuncia que exige un alto a practicas que anulan o violentan a las mujeres. A pesar de su dura y poderosa línea dramática, el trabajo dramatúrgico de Loranca resulta balanceado en sus argumentos, para no caer en feminismos extremos o en la misandria, hecho que le aporta mucha mayor contundencia a su mensaje.

“No tienes por qué repetir nuestras historias.”

Mientras que en la mitología griega una ninfa fue robada de su propia voz, la abuela de Patricia se vio obligada a firmar su poesía bajo un seudónimo ante la imposibilidad de usar su propio nombre. Así como Casandra fue concedida con el don de la profecía, sólo para ser maldecida con que nadie jamás le creería sus palabras, miles de mujeres a diario se someten a un sistema de justicia donde sus palabras no son escuchadas. Los personajes míticos y literarios como Lavinia, Filomela y Circe han cambiado de nombre con el paso del tiempo, ahora son Esther, Cecilia, la tía Pepita. A partir de las historias reales de las mujeres de su propia familia, Patricia Loranca construye “Eco”. Ante tan personal y honesta fuente de información, una que incluye grabaciones reales con dichos familiares, es que la creadora escénica deja en claro como las historias donde la mujer ha sido dominada, sobajada, ultrajada o invisibilizada se siguen repitiendo una y otra, y otra, y una vez más. Sin embargo, esto no está construido como una queja o una mera protesta o visibilización, o a manera aleccionadora. No. Loranca lo lleva al siguiente nivel, dirigiéndose directamente al público, específicamente pero no de manera excluyente a las mujeres entre las butacas, conminándolas a tomar acción, a ser las agentes de cambio que tan urgentes resultan en este país, sociedad, planeta.

“¿Será que ser niña significa dejar de existir en el mismo momento en que naces?”

Una ropita de bebé rosa encierra en su interior un vestido floral para niña, ambas prendas son resignificadas como pruebas de una predeterminación social a la que las mujeres son sometidas desde su nacimiento; varias pinturas de las arriba mencionadas figuras míticas se posan por todo el escenario, para revelar detrás de cada una de ellas las fotografías de las mujeres que conforman la familia de Loranca; las palabras Fabula, Mentira, Mito, Conjetura e Historia se han escrito en gis sobre paredes negras, recordatorios constantes de cada pilar sobre el que se construye el monólogo. A través de la dirección de Micaela Gramajo, misma que es apoyada por el preciso trabajo de Natalia Sedano en el diseño escénico y de Dulce Mariel en el diseño sonoro, “Eco” evoluciona a una experiencia teatral que confronta constantemente al espectador con imágenes, sonidos, sensaciones que conducen a una mayor potencia del mensaje dramatúrgico. De tal manera, una hojas de árbol que caen del pelo de Loranca son una metáfora del paso del tiempo y del dolor, la canción de Peggy Lee I’m Confessin’ cobra matices agridulces al confrontar su letra codependiente con las historias familiares compartidas, una silla con un sweater y un vestido encima se transforman en la Señora Pijama, una mujer exitosa que es reducida a una sombra a causa de la sociedad podrida en la que está inmersa. Todos y cada uno de los estímulos sensoriales que Gramajo plantea en el montaje están puestos al servicio de actriz y texto para que alcancen su máximo impacto, y lo logra a manos llenas.

“Da mucha fuerza saber que no estoy sola.”

Antes de empezar propiamente el monólogo, Patricia Loranca se dirige directamente a los asistentes y confiesa sufrir del Síndrome de la Impostora. Aquí no hay un personaje, no hay pretensión, hay franca comunicación con su público antes de abrir su historia familiar y lanzar su denuncia. Esta apertura emocional, libre de grandes pretensiones o aspavientos es la pauta que dirige el trabajo de Loranca sobre el escenario en “Eco”. Tomando con cariño la manga de un sweater, alzando la voz en rabia en contra de las inequidades sociales, bailando con un cajón sobre la cabeza, o conteniendo la rabia que la causa la verdad detrás de una frase tzotzil pronunciada constantemente dentro de su ambiente familiar, cada una de las emociones que la actriz vive en escena provienen de un lugar sincero, real, potente que contagia la urgencia de su petición de cambiar las cosas.

“Rebélese a la condición de objeto.”

Esta crítica quisiera dedicarla a la memoria de mi mentora y una gran dramaturga mexicana, la Maestra Norma Román Calvo. En sus inicios como escritora, la catedrática se vio obligada a firmar sus trabajos bajo el seudónimo de Román Calvo dado que nadie estaba dispuesto a leer, mucho menos publicar el trabajo de una mujer que tuviera el atrevimiento de escribir teatro. Norma fue una de mis más grandes maestras, mi amiga, mi guía espiritual ahora que ya no está entre nosotros, un ejemplo de una mujer que vivió en un tiempo que ya no debemos permitir se repita ni por un solo día más. A tu memoria, Doctora NORMA Román Calvo.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “ECO”

DRAMATURGIA Y ACTÚA: Patricia Loranca

DIRECCIÓN: Micaela Gramajo

DÓNDE: Teatro Santa Catarina

DIRECCIÓN: Jardín Santa Catarina 10, Plaza de Santa Catarina, Coyoacán.

CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 22 de Mayo.

COSTO: $150, boletos en taquilla. Aplican descuentos.

DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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