
BODAS DE SANGRE
Para quienes quieren ver la tragedia de García Lorca dentro del ultraconservador contexto del norte de México.
BODAS DE SANGRE
“Madeja, madeja, ¿qué quieres hacer? Nacer a las cuatro, morir a las diez.”
El galopar de un caballo desbocado, bestia que se aleja de una boda recién celebrada, es un presagio del dolor que habrá de cubrir a dos familias iluminadas por la mortífera luz de la luna, manchadas por el carmín que brota de las heridas causadas por el acero que forja el hombre para arrebatarle la vida a sus semejantes. Este es el norte del país, lugar donde los hombres aun creen que las mujeres son propiedad por la que se pelea, donde aparentemente su valor aun radica en la “pureza” de su entrepierna, donde los corridos suenan al ritmo de una cabalgata.
“A cada quien le gusta enterarse de lo que le duele.”
“Bodas de Sangre” de Federico García Lorca, máximo dramaturgo español del siglo XX es la primera obra en lo que se considera una trilogía de tragedias rurales, junto con Yerma y La Casa de Bernarda Alba. La anécdota se basa en un crimen real en 1928 sucedido en una provincia de Andalucía, en la que una novia huye con su primo justo antes de celebrarse su boda, todo ello culminando en un crimen pasional. Esto es la base sobre la que Lorca construye, con un exquisito uso del lenguaje en verso y prosa, una tragedia donde temas universales como la violencia, el amor y la muerte se enfrentan a la sociedad conservadora de aquel entonces para reflejar la belleza y barbarie de la que es capaz la raza humana.
“Dichosa tú que vas a besar a un hombre.”
Como si de una serie de suspenso se tratara, la obra comienza con el clímax de la anécdota, el violento enfrentamiento entre el novio y el primo de la novia, antes de regresar en el tiempo al inicio de la historia contada por Lorca. Contextualizada en el norte de México, los poemas que el dramaturgo español escribió como canciones de cuna o para celebrar una boda, entre otras, se convierten en corridos, música de mayor popularidad en esa zona del país. La adaptación que la también directora Angélica Rogel realiza a “Bodas de Sangre” apuesta por la universalidad y atemporalidad del texto al traerlo a la actualidad y en una zona de México donde, aparentemente, todavía impera una mentalidad por demás conservadora, especialmente con relación al rol de la mujer en la sociedad. Sin embargo, la ausencia de todo trazo de tecnología, de pantallas en manos de cualquiera de los personajes, pareciera desafiar la idea de que la trama está sucediendo en pleno 2025 y no en cualquier otra época. Más importante aún, resulta imperativo cuestionar si esta adaptación se limita a presentar una historia cimentada en una misoginia arcaica como tal, sin ponerla en riesgo, sin un cuestionamiento crítico que lleve al espectador a la reflexión en torno a valores decimonónicos como la virginidad o el matrimonio como vehículo para la procreación y la felicidad, en lugar de una narrativa cuya progresión dramática atrapa a un público que culturalmente favorece el melodrama.
“¿Con qué intención preguntas si trajeron el azahar?”
Los golpes que Leonardo, el primo y objeto de deseo de la novia, propina sobre la madera de la que está construida la escenografía, hablan de su pasión, de las marchas forzadas a las que expone a su caballo con tal de estar cerca de su amada. Esta misma energía alfa del personaje se refleja cuando su esposa trata de detenerlo con estambre pasado por su cintura, imagen que convierte al hombre en un caballo, en un ser atrapado en una mentalidad hilvanada por la sociedad, en una bestia incapaz de ser sosegado por su contraparte femenina. La música con que se han construido las canciones en la obra crea a la vez una atmósfera propia de la localidad y de un ambiente amenazador e inquietante, reflejo de la tragedia próxima a suceder. La dirección de Rogel en “Bodas de Sangre” se beneficia por un trabajo de escenografía por Gerardo Ángeles, la iluminación de Patricia Gutiérrez, quien crea atmósferas oníricas como cuando la luna baña a los hombres en busca de justicia y la mendiga hace su aparición en escena, y la música original a cargo de Hans Warner. Asimismo, se destaca la manera en que la puesta en escena es capaz de ilustrar la fuerza tóxica masculina a través del sonido que recrea el galopar feroz de un caballo a partir de golpear madera. Sin embargo, hay toda una serie de símbolos en escena cuyo significado queda mucho más oscuro, difícil de desmadejar. Por poner un par de ejemplos, una serie de sogas con vegetación enredada de momento se descuelga del techo, para luego caer en el suelo, dejando una interpretación ambigua con respecto a su presencia, o que el actor Joan Santos se haga cargo de papeles masculinos y femeninos sin una clara justificación a este desdoblamiento de géneros. Más cuestionable aún, la decisión de que una nota de música suene de manera sostenida por las bocinas del teatro por espacio de 25 minutos, desde que se da acceso a la sala hasta la tercera llamada, sin la menor razón para ello y que pone a gran parte de la audiencia en un estado anímico desfavorable desde antes que comience el montaje.
“Una boda es una cama relumbrante.”
Antes de darle la navaja al novio, su madre se lamenta de forma exacerbada la pérdida de su otro hijo y de su esposo a manos de la violencia que impera en la región, específicamente por parte de miembros de la familia de quien en un cercano futuro será su nuera. Ella, la novia, se muestra empequeñecida, obediente y casi tímida frente a su prometido, pero la pasión que se supone la consume por dentro, y la lleva a un acto de traición, no es enteramente perceptible cuando se halla frente a Leonardo. Este, en contraste, pareciera siempre a punto de estallar por el desbordamiento de sus emociones. Tonalmente, “Bodas de Sangre” transita entre el realismo y el melodrama exacerbado, hecho que se aprecia en las actuaciones de un elenco conformado por Ángeles Cruz, Ana Guzmán, Miguel Tercero, Romani Villicaña, Eduardo Candas, María Kemp, Luz Olvera y Joan Santos. Mientras que Tercero como el novio o Kemp como la esposa de Leonardo y la mendiga operan desde una fractura emocional veraz, Cruz y Villicaña se insertan más llevar sus sentimientos al límite, no al enojo sino la ira o anteponer la desolación por encima de la tristeza. Por su lado, Guzmán se halla en un medio tono que desenfoca las decisiones que toma su personaje, principalmente al no mostrar ese fuego interno que la orilla a su camino trágico, para llevar sus emocionas a niveles superlativos cuando se trata de defender lo que aparentemente la mantiene aun con valía: su pureza.
“Al final, la sangre pudo más.”
“Bodas de Sangre” de Federico García Lorca, con adaptación y dirección de Angélica Rogel, se presenta de viernes a domingo en el Foro Shakespeare hasta el 29 de junio de 2025. Cuenta con las actuaciones de Ángeles Cruz, Ana Guzmán, Miguel Tercero, Romani Villicaña, Eduardo Candas, María Kemp, Luz Olvera y Joan Santos. Es una producción de Woo Teatro y Oscar Uriel.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Bodas de Sangre
DRAMATURGIA: Federico García Lorca
ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN: Angélica Rogel
ELENCO: Ángeles Cruz, Ana Guzmán, Miguel Tercero, Romani Villicaña, Eduardo Candas, María Kemp, Luz Olvera y Joan Santos.
DÓNDE: Foro Shakespeare
DIRECCIÓN: Zamora 9, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 19:00, y Domingo 18:00 horas. Hasta el 29 de junio 2025.
COSTO: $600. Boletos en taquilla y Boletos | Bodas de sangre | SHKSPR & CÍA
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Hay un estacionamiento justo a lado.