
AVERÍA
Para quienes desean enfrentar el olvido desde uno de los tesoros más preciados y frágiles, la memoria.
AVERÍA
“¿Me compartes una palabra que te gusta mucho?”
La primera chispa de olvidó sucedió cuando el abuelo fue a la tienda a comprar pilas y, cuatro horas después, regresó confesando que no podía recordar dónde vivía; la abuela silbaba con los canarios, pero cuando su nieto le pidió una canción en específico, ella argumentó que estaba cansada y no tenía tiempo esas cosas, cuando la verdad es que esas melodías ya eran cenizas que una flama que se expandía dejó a su paso. Las llamas de la senilidad se convirtieron en un incendio en casa, pero ahora ya no hay quien lo anuncie con calma, el marco de fotos está vacío, y la misión de un nieto e hijo es asegurarse que se sigan creando recuerdos en el aquí y ahora que se puedan grabar por el tiempo que la memoria permita.
“Olvidar hace que se me vaya el aire.”
David Almaga comenzó a desarrollar en 2020 “Avería” a partir de las pérdidas que el creador sufrió dentro de su familia, específicamente las de sus abuelos a causa de la demencia senil y la de su madre quien perdió la batalla contra el cáncer. Este unipersonal, al mismo tiempo biodrama y homenaje, es una exploración escénica alrededor de la memoria, de la creación de recuerdos, sobre el olvido y el impacto que este devastador proceso del cerebro humano provoca en quienes son testigos de la desaparición de la identidad de un ser amado.
“Me da miedo que cada día sea el mismo día.”
Antes de la tercera llamada, se le pide al público que en un papel escriba un recuerdo feliz de la infancia y lo deposité en una canastita sobre el escenario. Ya durante la representación, David va eligiendo algunos y desarrolla algunas escenas de improvisación utilizando objetos que ha ido recolectando durante las temporadas que la obra ha tenido y de los teatros en que se ha presentado. Este es un intento por crear una memoria colectiva junto con el público, elemento que se concatena directamente con la dramaturgia en torno a la historia de sus abuelos y de su madre.
“Dije abrazos porque dije mamá.”
En su estructura dramática, “Avería” es a momentos un biodrama que se adentra en las vidas de su abuela y abuelo, así como la manera en que ambos fueron perdiendo la memoria y las consecuencias que eso produjo en la vida de David. En otros, es una obra que hace uso del clown o de la improvisación como lenguajes teatrales para que el público se involucre de manera emocional y anímica a través de la ternura o la risa. Este cruce de estilos narrativos mayoritariamente funciona en la construcción de una progresión, en avanzar la premisa que el autor plantea, al mismo tiempo que crea una experiencia personal para cada espectador donde este se verá reflejado en mayor o menor medida de acuerdo a sus propias historias familiares.
“Cuando se va la luz en mi casa me da miedo prender una vela.”
Al fondo del escenario se puede ver una serie de cintas metálicas de casette, símbolo de un objeto sumamente frágil que guarda memorias en su interior. Este mismo elemento se encuentra a lado de una mesa que alguna vez fue una máquina de coser Singer, en una enorme maraña de cinta en la que David en algún momento será devorado, comenzando una dolorosa danza por escapar. Mientras que una vela se quema lentamente, una cubeta recibe agua durante la mayor parte de la puesta en escena. El primer elemento teniendo profundo simbolismo con la dramaturgia, el segundo una promesa fallida de ser algo más relevante que un elemento para apagar un recuerdo en llamas.
“Empezó a recordar la mitad de la mitad.”
A nivel escénico, la dirección de David Almaga consigue generar un aura de nostalgia, acentúa la premisa de la preservación de la memoria, así como el terror que produce la amenaza del olvido a través de la presencia de objetos que remontan a épocas pasadas, como un teléfono de disco o una campana antigua, o como una casetera que reproduce una entrevista que su abuelo le realizó a David cuando este último tenía escasos cinco años. Es a partir de estos elementos de utilería que David genera atmósferas, acentúa su discurso y da mayor vida a aquellos que hoy se encuentran ausentes a través de una la luz cálida que genera una vela que su abuelo temía prender, una jaula de pájaro que se habita con canarios imaginativos a los que su abuela les silbaba, con una foto que no es capaz de profesar el amor que su madre le entregaba a manos llenas.
“Vamos a generar un recuerdo colectivo.”
Luego de presentarse con el público, David da la espalda, se encorva, y se convierte en su abuelo. Toma un tenedor y, al no saber para qué sirve, se cepilla la barba con él, se cepilla los dientes con una navaja. Este mismo personaje se representa como un títere creado a partir de objetos como un sombrero y un sueco, el cual cobra vida cuando se escucha la entrevista grabada arriba mencionada. Cuando es momento de que aparezca su abuela, ella se presenta usando la madeja de cinta como cuerpo y la jaula de pájaros como su cara, elementos que tienen una verdadera personalidad y encanto a partir de la presta manipulación de David. Cuando toda pretensión de teatralidad se deja de lado, al momento de vulnerarse de manera más profunda, de hablar de su recién fallecida madre, David se muestra como un joven herido, un hijo en proceso de sanación a través del teatro, un ser humano tratado de lidiar con una de las más dolorosas de las pérdidas.
“Las fotos no son los recuerdos, son el mapa para llegar a los recuerdos.”
Actoralmente, “Avería” se puede apreciar desde dos aristas muy distintas. Por un lado, se aprecia el manejo de objetos que Almaga despliega para crear puppetería, dar vida a personajes que tienen tridimensionalidad, así como su habilidad para la improvisación, o incluso tocando la guitarra. Sin embargo, por el otro lado, David opera desde una fractura visceral, se presenta en el escenario con todo su encanto, humor y desenvolvimiento teatral, pero también como un actor en duelo, lidiando con sus sentimientos, más no en un acto de terapia escénica, sino como un acto honesto de crear tanto un homenaje para aquellos que se le han adelantado, como un espectáculo que resulta relevante, sensible y profundo para un público que sale en gran medida profundamente conmovido con tan sincera puesta en escena.
“Y si yo ya no tengo recuerdos, ¿sigo siendo yo?”
Mi abuela Irma murió con Alzheimer. El olvido de su hija, de sus nietos, fue devastador, como fue aterrador el día que se escapó de la casa y pasamos horas buscándola, como fue desesperante el tener que explicarle por millonésima vez que estaba en su casa, que no teníamos que llevarla en la noche a ningún lugar. Cercano a su muerte, una psicóloga nos recomendó que pensáramos que esa mujer ya no era nuestra abuela, ejercicio diseñado para rescatar nuestros buenos recuerdos de ella y dejáramos ir todo el rencor, cansancio, enojo y tristeza que su enfermedad nos había provocado. Esta critica se la dedico a ella, a Gimita, a su risa, a las luchitas que jugábamos en mi cama, a su sonrisa que siempre esbozaba cuando me miraba, a ella antes de que el olvido la embargara. P.D. yo era el niño que fue a Acapulco con su mamá a comer milanesas al restaurante La Tortuga.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Avería
DRAMATURGIA, DIRECCIÓN Y ACTÚA: David Almaga
DÓNDE: Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, dentro del Centro Cultural del Bosque.
DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.
CUANDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 24 de agosto 2025.
CUANTO: $150. Aplican descuentos. Boletos en taquilla y en Boletos | AVERÍA | Centro Cultural del Bosque
DURACIÓN: 55 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.
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