Para quienes quieren que sus hijos emprendan un onírico y maravilloso viaje a la luna.

VIAJE A LA LUNA

Por Juan Carlos Araujo

¿Qué es la luna? Ese astro satélite que marca el paso del tiempo con su faz cambiante y que ilumina nuestras noches con su blanca luz es un beso en los labios de un enamorado, un pedazo de queso, la sonrisa de un bebé dormido, la suave piel de un amante, un helado o incluso una hamburguesa. La luna puede ser un baile de tap, un recuerdo que se ha olvidado y que es urgente recuperar, es a donde llegan los rieles de un tren de vapor donde se llevan los sueños y es lo que encierra un cofre de tesoros. ¿Qué es la luna? Sigan a los hombres de blanco, a la música proveniente de esa mística criatura alada, sigan al viento, ya que ellos nos llevarán a descubrirla en todo su esplendor.

Desde aquel primer instante en que el hombre subió la mirada hacia el firmamento para contemplar la noche y descubriera ese brillante orbe blanco flotando entre las estrellas, la luna ha sido una fuente de inspiración para las artes. Dulces poemas capaces de crear imágenes indelebles en las mentes de sus escuchas, canciones cargadas de melancolía con el poder de arrancar una lágrima furtiva, pinturas surrealistas que capturan la imaginación de quienes las contemplan y, en el caso de la compañía teatral Edad Loro Teatro, la luna los ha inspirado a la creación de un exquisito espectáculo escénico multidisciplinario intitulado “Viaje a la Luna”.

Con imaginación y creatividad desbordante, un admirable cuidado estético y un claro entendimiento de cómo lograr una eficiente interacción con el público, “Viaje a la Luna” consigue llevar al espectador, independientemente de su edad, en un recorrido onírico y surrealista que entremezcla carcajadas conseguidas a través de un muy buen manejo de técnicas clown con suspiros arrancados por la presencia de la poesía “La Luna” de Jaime Sabines o la canción “Tonada de Luna Llena” de Simón Díaz. Marionetas, un lenguaje inteligible que resulta ser bastante lógico y comprensible para quienes saben escuchar, y un sentimiento de inocencia picaresca que invade al montaje entero convierten a “Viaje a la Luna” en una hermosísima muestra de lo que puede llegar a ser el buen teatro para niños: inteligente y nada condescendiente con ellos, sumamente entretenido y enriquecedor para los adultos.

Parte del éxito conseguido en “Viaje a la Luna” es claramente por la labor que realiza su directora Verónica Albarrán, quien consigue darle sentido, coherencia, ritmo y unidad a lo que de entrada pareciera ser un ejercicio en teatro absurdista infantil. Las técnicas escénicas y estéticas que utiliza Albarrán para resolver cada uno de los momentos de la obra son una clara muestra de ingenio y talento que logra transformar acciones tan sencillas como lo son subir una escalera o abrir un paraguas en pequeños actos de magia pura que atrapan por completo a niños que apenas si pueden hablar a causa del constante asombro que les provoca una simple pluma flotando en el aire o unas burbujas de jabón estallando ante sus ojos. La iluminación adecuada, una estupenda utilización del espacio y un ritmo cambiante a lo largo de toda la obra fortalecen el montaje y la visión de cada uno de los involucrados, consiguiendo que la función se aleje de una mera obra de teatro para convertirse en una experiencia colectiva que captura la imaginación, conmueve el alma y divierte enormemente con su gran sentido del humor.

Sería injusto destacar la labor de algún actor en particular dentro de “Viaje a la Luna” ya que resulta evidente, desde un inicio, que lo que se está presenciando sobre el escenario es el resultado de un trabajo en equipo dentro de una maquinaria donde cada engrane se mantiene en tono y nivel de los demás, sin pretender sobresalir. Una vez dicho esto, es aplaudible el trabajo individual que realizan los miembros del elenco, ya que cada uno tiene su oportunidad de brillar ya sea con unos zapatos de tap, con una guitarra eléctrica tocándose en vivo, por el manejo de una tela y una máscara en una de las escenas más entrañables de toda la obra o con el simple hecho de tomar una lámpara y levantarla para iluminar a todos con su luz. Edad Loro Teatro entiende a la perfección que en el gran teatro no hay protagonismos, sino un colectivo unido con el único objetivo de crear arte.

Yo confieso que a la mitad de la función de “Viaje a la Luna”, entre carcajadas provocadas por el simple grito victorioso de un hombre chaparrito y la ensoñación que me causó escuchar mi poema favorita en medio de toda una estética cautivante, dejé de sentirme dentro de una obra de teatro para transportarme al interior de una hermosísima pintura surrealista de Remedios Varo. Esa fue mi sensación y mi sentir, de la misma manera en que seguramente para uno de los niños de no más de cuatro años que se encontraban dentro del público la experiencia estaba resultando ser mágica y asombrosa. Cada uno de los presentes en esa función tuvo un viaje diferente a la luna, ya que ella significa toda una serie de cosas distintas para cada uno de nosotros. ¿De verdad te perderías la oportunidad de ir a la luna en una mañana de domingo, junto con toda tu familia, y así descubrir que significa para ustedes?

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)