UN TRANVÍA LLAMADO DESEO

Por  |  0 Comentarios
COMPARTE!




Para quienes desean ver el clásico de Tennessee Williams desde la fuerza femenina.

UN TRANVÍA LLAMADO DESEO

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Sean ustedes testigos de la muerte de algo extraordinario.”

Luego de que Astrid Mariel y Ana Clara Castañón, con un embarazo real ya avanzado, comulgan entre sí para conectarse con su fuerza interna y con el personaje de Stella que ambas habrán de interpretar, Blanche Dubois llega a Campos Elíseos. Su entrada no es la de una frágil dama del sur de los Estados Unidos. Muy al contrario, Blanche llega con una fuerza capaz de lanzar su enorme baúl por las escaleras del lugar hasta llegar al escenario donde claramente demuestra que no es una mujer que dependa de la ayuda de extraños al declarar que ella puede con su muy pesada maleta por sí misma. Este tranvía se llama empoderamiento y está por comenzar.

“La crueldad deliberada, en mi opinión, es lo único que se puede perdonar.”

Considerada como una de las obras más importantes y representativas dentro de la literatura dramática del siglo XX, “Un Tranvía Llamado Deseo” de Tennessee Williams es una pieza clave del realismo norteamericano y responsable de uno de los personajes femeninos más complejos y fascinantes en la historia del teatro, Blanche Dubois. La obra maestra del autor de grandes obras como El Zoológico de Cristal y La Gata Sobre el Tejado Caliente aborda temas tan complejos como violencia intrafamiliar, codependencia, decadencia social, el duelo, la demonización del placer sexual femenino, los mecanismos de defensa para sobrevivir en un mundo que se derrumba, e incluso hasta homofobia. Todo ello a través del camino hasta los más oscuros rincones de la locura de una delicada dama del sur de los Estados Unidos caída en desgracia, y por ende forzada a vivir en Nueva Orleans en casa de su hermana Stella y su nada refinado esposo Stanley Kowalski.




“¿Por qué no me dijiste que vivías en un lugar tan horrendo, Stella?”

Antes de que comience la dramaturgia escrita por Tennsessee Williams, el adaptador y director Diego del Río presenta un prólogo donde, entre muchas imágenes que acentúan la presencia de la fuerza femenina, sobre todo en la figura de Stella, se menciona que la acción se desarrollar en Nueva Orleans en 1947… o no, dejando en claro la pretensión de conectar la obra con el presente. Esta idea se fortalece al insertar palabras como patriarcado en el discurso de Williams, al enfatizar discursos que culpan a los hombres de los problemas que atañen a la protagonista, al mostrar a una Blanche Dubois empoderada, muy lejos de la fragilidad original que buscaba el autor. “Un Tranvía Llamado Deseo”, versión de Diego del Río, tiene como punto de vista el denunciar la violencia de género que se presenta en la obra, por ejemplo en la figura de Stanley Kowalski. Esto se realiza presentando al multidimensional personaje de Williams como un mero gorila dominado por sus instintos. Esto se percibe en la escena en la que Stanley vuelve del hospital a su casa, momento en que se quita la ropa para quedarse en boxers y se moja el cuerpo con agua, antes de atacar a su cuñada. Esta visión dista del original donde Kowalski se muestra eufórico por el próximo nacimiento de su hijo, celebrando con una botella de vino espumoso que es precisamente lo que lo empapa, y proponiendo a Blanche que hagan las paces, cosa que la muy altiva señorita Dubois no está dispuesta a hacer. Muy al contrario, ella aviva el enojo de Stanley, en parte coqueteándole, dejando en claro que el personaje de Blanche es un ser trágico, en el más puro sentido del género dramático en su guerra entre el la mente y su deseo, el eje de toda la obra. Aunado a esto, al fortalecer a Blanche, al presentar a una mujer que no necesita de la ayuda de los demás, que se muestra de forma realista y no escondiéndose tras coquetería, que es deliberadamente cruel con Stella al criticar su hogar y cuerpo, en vez de ser el resultado de una actitud pasivo agresiva que la ciega a sus propias violencia, el discurso que busca del Río es claro, es bien recibido por el público que conecta con los discursos progresistas de 2024, a costa de las pretensiones originales de Williams, que irónicamente no distan de las denuncias que este montaje busca, solo que en Williams era a través de una tragedia, no el melodrama.

“Yo no quiero realismo, quiero magia.”

El escenario se presenta a tres frentes. Consta de un largo rectángulo de madera posicionado en diagonal y donde se esconden varias trampas que se abren para sacar de una de ellas una lámpara con un foco intenso desnudo o para representar el baño donde Blanche toma largos baños de tina para calmar sus nervios. En este espacio el elenco entero de la obra deambula, se sienta en sus fronteras, abrazan a Stella para protegerla de la violencia de Stanley, o se unen en un coro que imita el sonido de un tranvía pasando por Campos Elíseos. La música es en su mayoría interpretada en vivo, haciendo uso de instrumentos típicamente asociados con el jazz de Nueva Orleans como un acordeón, un banjo o una armónica. Al momento que Blanche posa sus ojos por primera vez en Stanley, se escucha Habanera de la ópera Carmen, pero cuando conoce a Mitch la canción elegida es La Vie en Rose, elecciones un tanto obvias que marcan la naturaleza de la relación que tendrá la protagonista con los personajes masculinos de la obra. Cuando Blanche da uno de los saltos más profundos hacia la perdida de su mente, cuando Mitch se da cuenta de cuán engañado ha sido por las vanidades de su pretendiente, las luces que colgaban desde las alturas bajan hasta casi aplastar a la protagonista para encenderse con fuerza e iluminar en luz fría y violenta su faz madura. Estéticamente, “Un Tranvía Llamado Deseo” presenta una puesta en escena con una clara propuesta, donde la escenografía e iluminación de Jesús Hernández, la música de Andrés Penella y el diseño de vestuario a cargo de Jerildy Bosch crean atmósferas oníricas, poéticas, un discurso que se aleja del realismo para cargar de simbolismo al montaje. Esto se aprecia aún más con la decisión de que Stella sea interpretada por dos actrices, las ya mencionadas Astrid Mariel, Ana Clara Castañón, donde el embarazo real de la última sirve para fortalecer la imagen femenina como fuerza creadora de un mundo que ha sido devastado por la violencia masculina.




“Flores, flores para los muertos.”

Blanche no es una flor delicada, es una mujer con fuerza que desafía a Stanley en vez de coquetearle, que enamora a Mitch desde sostenerle la mirada, no evitarla como se aleja de la luz que tanto repudia. Quien se presenta como una figura frágil en vez de como a una mujer dominada por el deseo que siente por su marido, hombre a quien no le teme e incluso es capaz de retar y con quien es absolutamente feliz, es Stella. Este marido, Stanley, es un bruto que sólo es capaz de comunicarse con violencia, que al gritar a todo pulmón para que su esposa vuelva a él en una de las más icónicas escenas no muestra dolor y arrepentimiento, no es una bestia herida por sus propios actos, es meramente un gorila. El elenco que conforma “Un Tranvía Llamado Deseo” está en primera fila estelarizado por Marina de Tavira, Rodrigo Virago, Astrid Mariel y Ana Clara Castañón, todos ellos en línea con la visión establecida por la propuesta de dirección, accionando desde la fuerza, la violencia o la delicadeza. A su lado se encuentran Alejandro Morales, Mónica Jiménez, Andrés Penella. Federico Di Lorenzo, Diego Medel, Diego Santana y Patricia Vaca, quienes con oficio y talento prestan vida desde al enamoradizo Mitch hasta a una espléndida Eunice que se enorgullece de sus raíces colombianas.

“Siempre he dependido de la bondad de los extraños.”

Al terminar “Un Tranvía Llamado Deseo” la gente aplaude gustosa, satisfecha de haber visto tan bella puesta en escena. La salida está llena de sonrisas, espectadores comentando cuán hermosas son las actuaciones, el escenario, la obra completa. No hay una sola lágrima que yo al menos pudiera vislumbrar, no hay devastación entre los presentes, nadie ha salido con el alma desgarrada por la tragedia de Blanche Dubois, por el destino de una mujer que se decía depender de la bondad de los extraños. Diego del Río ha traído uno de los más grandes clásicos del teatro del siglo XX al 2024 y, en congruencia con la filosofía de Blanche, lo ha alejado del realismo para llenarlo de magia, hecho que en estos tiempos es lo que el público claramente desea, no la hedionda realidad que la magistral pluma de Tennessee Williams logró capturar en su época.

Búscanos en Facebook e Instagram como Entretenia
Twitter: @Entretenia




DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Un Tranvía Llamado Deseo

DRAMATURGIA: Tennessee Williams

ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN: Diego del Río

ELENCO: Marina de Tavira, Rodrigo Virago, Astrid Mariel Romo, Ana Clara Castañón K., Alejandro Morales, Mónica Jiménez, Federico Di Lorenzo, Diego Medel, Diego Santana y Patricia Vaca.

DÓNDE: Teatro del Bosque Julio Castillo

DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.

CUANDO: Jueves, Viernes, Sábado y Domingo 19:00 horas. Hasta el 1 de Septiembre 2024.

FUNCIONES ADICIONALES: Miércoles 21 y 28 de agosto, 19:00 horas.

CUANTO: $150. Aplican descuentos. Boletos en taquilla y en Boletos | UN TRANVÍA LLAMADO DESEO | Centro Cultural del Bosque (sistemadeboletos.com)

DURACIÓN: 170 minutos con un intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.

COMPARTE!

Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *