UMA DE PAPEL
UMA DE PAPEL
La hoja en blanco como fuerza creadora de donde pueden surgir verdaderas maravillas si se da rienda suelta a la creatividad y al ingenio es una de las muchas razones por las que “Uma de Papel”, escrita y dirigida por Marcela Castillo, captura la atención inmediata de niños desde los tres años, arranca carcajadas de todos los presentes y provoca lágrimas de encanto en adultos que no pueden evitar ponerse de pie al final de la representación.
Con una historia sorprendentemente bella en su sencillez, el simple acompañar a una chiquilla de casi cuatro años a lo largo de veinticuatro horas aproximadamente donde ella experimentara diversas emociones, “Uma de Papel” se convierte en toda una experiencia escénica gracias a la exquisita manera en que Castillo elige el papel y los títeres como lenguaje teatral para esta puesta en escena.
Tanto en tamaño natural o a escala mucho mayor, la joven protagonista de “Uma de Papel” de inmediato remite a aquellas muñequitas de papel a las que se les podía cambiar la ropita simplemente con doblar dobleces en sus orillas. Con ojos y boca movibles para expresar sus diferentes emociones, Uma es tan sólo un ejemplo de toda una multiplicidad de elementos que aparecen en escena, todos creados de papel como son el perro Yuyu, los padres de la chiquilla, un camita o un comedor, un muy simpático fantasma o hasta un sol que no se detendrá ante nada cuando de empezar la mañana se trata. Es en verdad imperativo darle crédito a quienes crédito merecen y en esta ocasión es a Carolina Garibay, Ana Zavala, Miguel Romero, Marcela Castillo y Patricia Cancino por la realización de títeres y objetos, así como a Xanath Ramo Vázquez por su diseño y realización de objetos pop-up.
Sin embargo, más allá de un trabajo casi artesanal por demás admirable, “Uma de Papel” brilla por la franca manera en que es capaz de abordar los sentimientos que experimenta cualquier niño en un día combinado con una estética sencillamente exquisita. Es ahí, en la conjunción del papel con la imaginación, en la integración de una historia bien contada con elementos de absoluta teatralidad, que el enojo que provoca no querer desayunar huevos, la tristeza ante no poder encontrar a su perrito Yuyu, el miedo durante una pesadilla con fantasmas incluido o la vergüenza de tener un accidente sobre su vestido se vuelven ocasiones para que se suspire, se ría o uno se conmueva desde la butaca.
Aunado a todo lo antes mencionado, las interpretaciones que realizan Ana Zavala, Verónica Olmedo y Marcela Castillo sobre el escenario son lo suficientemente juguetonas y precisas para que niños de brazos olviden sus quejidos antes de la tercera llamada para quedar hipnotizados con lo que sucede en escena. Hablando en español o en ese inteligible idioma que usan los infantes, manipulando con precisión toda la gama de elementos que conforman la puesta y evidentemente divirtiéndose muchísimo, las tres actrices son la cereza en el pastel de una obra que me atrevería a llamar casi perfecta, de no ser porque uno no puede evitar desear que la tan bella música que suena durante la obra fuera interpretada en vivo y no grabada.
Presentada en el Teatro María Grever de la ciudad de León, Guanajuato dentro de las actividades de la 38 Muestra Nacional de Teatro y representando a la Ciudad de México, “Uma de Papel” es arte en escena, una bocanada de aire fresco dentro de una selección de obras a momentos demasiado seria y adulta y un bello recordatorio para todos de que, aún cuando ya hallamos dejado los cuatro años atrás hace mucho tiempo, los mismos sentimientos que siente Uma los sentimos nosotros y tenemos que sentirlos sin reprimirlos todos los días por el simple hecho de que no somos ni más ni menos que simples humanos.