Para quienes quieren conocer los más oscuros secretos que se guardan en la granja.
TOM EN LA GRANJA
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“Estoy en tu casa y no estoy bien.”
Tom no sesiente nada bien. Está afligido por la pérdida de su amor, torturado por la marejada de pensamientos que amenazan con ahogar todo su ser y profundamente incómodo en una granja donde pareciera que las paredes quisieran gritar sus secretos con la misma fuerza con la que berrea una muñequita recién nacida. Tom tiene miedo. Él sólo venía a un funeral, no a un encuentro familiar con una madre aparentemente inocente e impositiva o con un hermano que amenaza con partirle algo más que las muñecas si se atreve a revelar su podrida naturaleza. Tom no puede evitar su deseo. La sangre de animal corriendo por sus brazos es intoxicante, al igual que las manos fuertes que lo golpean o acarician. El hombre refinado, perfumado y sofisticado de la ciudad ha quedado atrás, ahora sólo queda una bestia sosteniendo una pala dispuesto a sobrevivir.
“Si le dices a mi madre quien eres, los coyotes se encargarán de ti.”
La imperante necesidad de ocultarle a una madre la homosexualidad de su hijo recién fallecido, más aún con la llegada de la pareja del difunto a su funeral, es la base de donde parte el dramaturgo quebequés Michel Marc Bouchard, mundialmente reconocido por su obra “Los Endebles”, para escribir “Tom en la Granja”. Lejos de ser una historia panfletaria más acerca de los derechos gay o un mero divertimento para un cierto nicho poblacional, “Tom en la Granja” es una intrigante historia de suspenso que atrapa al público desde el momento en que descubre a Tom contemplando con fascinación un cuchillo con mantequilla. El espectador queda hipnotizado en la trama a medida que comparte los pensamientos internos del protagonista y se vuelve testigo de la degradación que sufre Tom a manos del psicótico hermano del fallecido, la manera en que es chantajeado y manipulado por la madre del mismo, hasta volverlo parte integral de una familia disfuncional y de un macabro juego de seducción que terminará muy mal para todos.
“No te conozco, no sé cómo te llamas, pero sabía que ibas a venir.”
A nivel dramatúrgico, “Tom en la Granja” no es un texto fácil al entremezclar un monólogo interno en la mente de Tom con diálogos sucediendo con los demás personajes. Así mismo, un constante cambio tonal en la obra, de lo melodramático a lo cómico y de regreso, de lo sensual a lo perverso y maquiavélico, para culminar en un thriller de suspenso, exige un montaje sólido que consiga traducir las palabras de Bouchard a un claro lenguaje teatral. Boris Schoemann, quien ha traducido y dirigido con gran éxito obras del mismo autor, consigue darle sentido y ritmo a “Tom en la Granja” al balancear de manera congruente y precisa las diferentes relaciones inter-personales que se presentan a lo largo de la historia. La dinámica de sumisión y abuso entre Tom y Francis, el hermano del novio muerto, carga el mismo peso o interés que la relación homoerótica entre ellos mismos, la relación de co-dependencia enfermiza entre Francis y su madre, el chantaje sentimental que maneja esta mujer con Tom o, incluso, la delicada guerra de poderes que se llega a generar entre el protagonista de la obra y su compañera de trabajo, la ficticia novia del finado. Boris consigue que cada elemento presente en el montaje tenga fuerza y relevancia, manteniendo el constante interés del público, llevándolo al filo de su asiento hacia el final.
“La única persona que debía haber venido no está aquí.”
Adicionalmente, Schoemann es un experto en crear cuadros escénicos de enorme teatralidad que se quedan en la mente del espectador. La magnífica escenografía a cargo de Jorge Ballina, uno de los escenógrafos más reconocidos de nuestro país, es perfecta en su aparente sencillez y enorme adaptabilidad para poder recrear, con tan sólo un reacomodo de los pocos elementos presentes, los diferentes espacios de la granja, un cementerio e incluso el interior de una cajuela. Aunado a esto, se encuentra la buena labor de iluminación a cargo de Fernando Flores Trejo, quien se encarga de crear ambientes tanto cálidos e íntimos como macabros, dependiendo de qué momento en la relación entre Tom y Francis se esté mostrando. El director ha conjuntado el talento necesario para poder llevar su visión al escenario de forma poderosa y contundente, tanto con imaginación como con oficio.
“Para una mentira, mi hermanito escogió bien.”
El trabajo realizado por el elenco que conforma “Tom en la Granja” es claramente el resultado de un muy cuidadoso estudio del texto con el director para poder desentrañar la mayor profundidad de cada personaje. Pedro de Tavira Egurrola demuestra rango y versatilidad a lo largo de su transformación del muy fino Tom a un hombre capaz de ensuciarse de sangre las manos, alguien capaz de someterse a las más abyectas humillaciones o de bailar salerosamente con quien tanto desprecia y desea. Pedro manipula su expresividad gestual y corporal con libertad para mostrar toda la complejidad que existe dentro de su personaje. Con igual fuerza interpretativa, Leonardo Ortizgris se posesiona del personaje de Francis, llevando al violento hermano a alturas mucho más interesantes al jugar entre ser una bestia inhumana, un muy perverso seductor y un niño perdido tratando de ser normal. Completando el elenco se encuentran Verónica Langer y Alaciel Molas como la madre y la supuesta novia de Guillaume, el difunto. Mientras que Langer presenta una madre que pareciera ser inocente, frágil e ingenua para más adelante revelar mucha mayor profundidad, Molas brinda un grato respiro de aire fresco a un montaje que podría resultar oscuro en demasía. Sin duda, “Tom en la Granja” es un trabajo de autor sustentado completamente por un equipo de trabajo comprometido con la visión propuesta por un creador que cada día, con cada nuevo montaje, refina su estilo y perfecciona su labor.
“Tú me dices cuándo parar.”
Tuve la fortuna de ver “Tom en la Granja” un par de veces durante su temporada en el Teatro Santa Catarina en el 2012. La historia de Tom y Francis me resultó fascinante en diferentes niveles, desde el más básico con el morbo que puede producir la tensión sexual que se pueda generar entre dos hombres, hasta la profunda reflexión sobre lo que una persona es capaz de hacer por proteger a los que quiere o hasta dónde puede permitir una persona ser humillado o sometido por el miedo o el deseo. Las mentiras que se dicen, las fantasías que se piensan, los golpes que se reciben y las caricias que se añoran son parte de la inmensa complejidad humana. Yo confieso ser sumamente humano y sí, en algún momento de mi vida he sido Tom, también he sido Francis. No se mientan, ustedes también.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Tom en la Granja”
DRAMATURGIA: Michel Marc Bouchard
DIRECCIÓN: Boris Schoemann
ACTÚAN: Verónica Langer, Pedro de Tavira Egurrola, Leonardo Ortizgris y Alaciel Molas.
DÓNDE: Foro Lucerna
DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Viernes 20:45, Sábado 19:00 y 21:00 y Domingo 18:00.
COSTO: $300 Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El Foro Lucerna tiene un espacio limitado por lo que les recomendamos comprar sus boletos con anticipación. Cuenta con valet parking.