Tejer el mundo, la poética visual de Boyena

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Tejer el mundo, la poética visual de Boyena

Jaime Rosales

En Boyena las imágenes pesan tanto como las palabras. La obra, basada en el cuento La abuela tejedora de Uri Orlev, es una historia que habla de la vejez, del abandono y del afecto silencioso de quienes siguen tejiendo la vida mientras el mundo las olvida. Pero lo que distingue a esta puesta en escena es su concepción plástica: un universo tejido con hilos de memoria, materia y símbolo.

A partir del texto de Itzel Lara, el equipo creador —encabezado por Natalia Janco, productora e hija de Tania Janco, ilustradora del cuento original— decidió que Boyena no nacería desde la palabra o la dirección actoral sino desde la imagen. Los escenógrafos e iluminadores, como la propia Natalia, Edgar Mora y Malinali Ríos, quienes fungen también como productores, recuerdan que el proceso comenzó con bocetos, materiales y objetos antes que con un texto cerrado. El director de escena Alejandro Cervantes nos ayudó a darle forma y vida a las escenas a partir de la plástica establecida, la idea fue crear una experiencia para las personas; que la historia se contara con la mirada —dice Mora— y que el público sienta como si viviera este cuento.

Esa apuesta visual terminó por definir el tono simbólico y surrealista de la obra. El escenario está presidido por una gran aguja curva de la cual pende un telón semicircular que se convierte en el eje poético de todo el montaje. La forma de ese telón evoca la noción de un tiempo que no avanza en línea recta, sino que se curva y regresa, como el hilo que da forma a una prenda. Arriba, explica Edgar Mora, un mecanismo de relojería —inspirado en el reloj astronómico de Praga— marca el paso del día y la noche: acompaña a las cinco abuelas tejedoras, recluidas en lo que imaginan que es una fábrica, donde tejen no solo estambres, sino recuerdos y fragmentos del mundo que las expulsó.

Ese mismo simbolismo se extiende a los títeres y al vestuario. El personaje de Boyena, que da título a la obra, es un títere inspirado en los rasgos físicos de la abuela checa de Natalia Janco. Su diseño encierra una imagen poderosa: de la cintura hacia arriba, tiene rasgos humanos; de la cintura hacia abajo, es un mueble. Esa mezcla de cuerpo y objeto representa lo que sienten muchas personas mayores —comenta Mora—, la sensación de haberse vuelto parte del mobiliario, de ocupar un rincón en un mundo que ya no las necesita.

El rostro de las actrices que representan a las abuelas está oculto por máscaras textiles elaboradas con estambres, canillas, aros de bordar y telas entretejidas. Más que un recurso estético, es una decisión simbólica: no se trata de envejecer a las actrices mediante maquillaje lo que nos acercaría a un naturalismo, asienta Mora, sino de permitir que el tejido mismo las transforme. Las máscaras completan el trabajo corporal y visualmente permiten caracterizar a nuestras actrices que son muy jóvenes, complementa Malinali.

En un mundo cada vez más digital, quisimos rendir homenaje a quienes parecen haber quedado fuera de la modernidad, afirma Natalia Janco al destacar la importancia de hablar de la vejez, de los abuelos y del abandono. Cada función ha traído sorpresas para sus hacedores. Se genera un ambiente de nostalgia, de paz y empatía hacia los adultos mayores —recuerda Edgar Mora— ha habido llanto y personas que salen muy reflexivos, o los propios infantes que llegan a gritarle a los personajes sobre alguna situación en escena. Eso nos conmueve a nosotros mismos por ver que algo hemos movido en el corazón de las personas. Malinali Ríos tercia en la conversación para recordar que hay familias que después de ver la obra regresan después con sus abuelitos que salen muy conmovidos: buscamos reforzar el vínculo entre infancias y abuelos y si con Boyena lo logramos, creo que nuestro trabajo está hecho. Natalia Janco menciona que en sus últimas funciones la mayoría del público lo conformaron personas de la tercera edad: Creo que algo que se logra es que las familias y las personas se sientan reflejadas y si alguno se siente abandonado, pueda construir o reconstruir su mundo.

Boyena está programada para presentarse en la Muestra Nacional de Teatro 2025. Malinali Ríos asiste por primera vez a este encuentro teatral y dice que su participación es un reconocimiento para la puesta en escena y para nuestros adultos mayores.

Ve la entrevista completa en: https://youtu.be/vHERo_wBlAE

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