SEÑORITA LISISTRATA
Para quienes quieren ver todo lo que un par de piernas cruzadas puede lograr.
SEÑORITA LISISTRATA
Por Juan Carlos Araujo
Por fin el peso de la bella tiara de diamantes se siente sobre su cabeza. ¡Lo ha conseguido! Todos ven en ella una hermosa cara, un cuerpo perfecto, elegancia, porte y distinción, todo lo que una reina de belleza debe de tener para alcanzar la tan anhelada meta, pero lo que nadie sabe es que detrás de todo eso se esconde una mente activa, un plan maquiavélico que cambiará la forma en que las cosas suceden. Ella entiende a la perfección lo mucho que los hombres la desean, qué tanto fantasean con su cuerpo, con sus besos y caricias; nadie las ha de tener. De hecho, si todo sale de acuerdo a sus intenciones, ninguno de esos ladrones, violadores, traficantes o asesinos volverán a obtener nada de placer por sus mujeres. Ella es la reina de belleza y este triunfo la llevará a conseguir lo que siempre más ha anhelado: la paz mundial.
“Soy la hija de puta que tiene un plan.”El enorme poder que pueden llegar a enarbolar las mujeres a partir de controlar su sexo no es un tema nuevo. Prueba contundente de ello se encuentra en la clásica comedia griega de Aristófanes, “Lisistrata”, que ha servido como fuente de inspiración para que en lugares tan distantes como Colombia, Bélgica o Kenya las mujeres se unieran en una huelga de piernas cruzadas como una forma de presión absoluta para parar la violencia que azotaba a dichas naciones, a causa de la bestialidad masculina. El intento desesperado de Lisistrata por ponerle un alto a la guerra del Peloponeso, convenciendo a todo un grupo de mujeres de toda la región a detener todo tipo de favor sexual, obligando a los hombres a negociar la paz, es la anécdota de la que se sirve el dramaturgo Enrique Olmos de Ita para escribir el muy divertido e interesante monólogo “Señorita Lisistrata”.
“Mi novio es él, y él es muy poderoso.”Tras haber ganado un certamen de belleza, la nada ingenua o inocente Lisistrata de Aristófanes decide utilizar su nuevo poder para convocar a cuanta mujer le quiera escuchar, con el afán de convencerlas de toda actividad sexual se detenga para así conseguir terminar la guerra que ha azotado el lugar a causa de las drogas. Una premisa que se antoja ligera y divertida de entrada, poco a poco va adquiriendo tonos oscuros y macabros, pervirtiendo “Señorita Lisistrata” en un escalofriante discurso sobre la violencia, el machismo y la indiferencia ante la podredumbre de nuestra sociedad. Lo verdaderamente loable del trabajo de Olmos de Ita radica, no sólo en combinar lo cómico con lo dramático, lo risible con lo patético, sino en conseguir una potente denuncia en contra de los hombres, sin caer en ningún tipo de perorata feminista, cosa que ya resulta un tanto cansado en esta época.
Una pasarela o alfombra roja plegable, una mesa, una pantalla para proyecciones de video, una charola con vasos y copas dispares y una figura completamente ataviada de negro son algunos de los elementos de los que se vale el director Rodolfo Guillén para llevar “Señorita Lisistrata” a escena. Aun cuando no todos los elementos resultan efectivos, algunos incluso obscureciendo el mensaje de la obra, Guillén consigue momentos verdaderamente memorables a lo largo del montaje que permiten a los asistentes volverse parte de la obra misma, convirtiendo a los hombres del público en mujeres, brindando y haciendo el juramento de piernas cruzadas, e incluso bailando el paso de Lisistrata. A medida que la obra va metamorfoseándose hacia los terrenos más oscuros del discurso, se debe cuidar muchísimo el ritmo, sobre todo en las escenas más simbólicas del montaje para no perder la atención de los asistentes y verdaderamente mantenerlos enganchados, consiguiendo que el final, verdaderamente poderoso en texto y dirección, llegue a golpear con toda la fuerza de su atemorizante mensaje.
“¿Qué guapa estoy, no?”La actriz encargada de dar vida al personaje titular de “Señorita Lisistrata” es Nadia Hernández, quien asume de lleno sus roles como reina de belleza y líder revolucionaria con igual entrega y gusto. Sin embargo, lo verdaderamente interesante a nivel actoral resulta en la presencia de Ana Magdalena Gámez como una figura completamente vestida de negro, quien asume silenciosamente las veces de mujer en huelga, novio macho o incluso convirtiéndose en la misma Lisistrata, permitiendo que Nadia se pueda igualmente transformar, a partir del recurso de una máscara de gato negro, en aquel quien acaba de abusar sexualmente de ella. Un juego de cambio de roles, posiblemente el mayor acierto a nivel dirección, que permite a Nadia explorar sus capacidades como actriz y envolver mucho más a los asistentes en una historia que desgraciadamente terminará en una corona devota de todo poder.
Todos los días soy testigo de un mundo obsesionado por el sexo. Ya sea en publicidad, periódicos, revistas, cine y, por supuesto, en el mismo teatro, se demuestra una y otra vez que en esta sociedad tiran más un par de tetas que dos carretas. Aristófanes lo sabía, Enrique de Olmos lo transmite, mujeres que han perdido a sus maridos, a sus hijos, sus vidas mismas en luchas insensibles y sin razón han tratado de aplicar este dicho popular machista para que el mundo sea un poco mejor. Si me encontrara en una situación de abstinencia forzada, estoy seguro de que movería cielo, mar y tierra para poder disfrutar de los placeres secretos que ocurren bajo las sábanas y, por qué no, fuera de ellas. No sean hipócritas, hombres que me leen, todos somos iguales.
DATOS GENERALES
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