Para quienes entienden que la imaginación tiene el poder de crear mundos enteros.

SALIMOS DEL MAR Y SOÑAMOS EL MUNDO

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

“No quiero más agua y no quiero nadar.”

Al inicio de los tiempos, en ese entonces en que el mundo entero no era más que agua, los dioses no tenían absolutamente nada que hacer y por lo tanto se aburrían muchísimo. Es por ello que un buen día decidieron cerrar los ojos y comenzaron a imaginar. Haciendo uso de la herramienta más poderosa de todas, esa que todos los niños tienen a manos llenas, comenzaron a aparecer en el planeta la arena, las estrellas, las luciérnagas, un lobo sumamente sabio y hasta unos gigantes muy altos y uno muy chaparrito. Emprendamos de la mano de los dioses una de las más grandes aventuras, esa que vamos a crear con nuestra imaginación.

“Yo también veo muchas cosas cuando cierro los ojos.”

Tomando como base la cultura Huichol, el dramaturgo Felipe Rodríguez escribe “Salimos del Mar y Soñamos el Mundo” una obra infantil sobre la génesis del mundo a partir de la imaginación de Takutsi, Maxacuaxi y Kauyumari, tres dioses prehispánicos dominados por el hastío de existir en un universo donde sólo existe el agua. Es desde este bello punto de partida de donde el autor construye una travesía por un mundo recién creado donde estas tres deidades convivirán con criaturas mágicas, algunas benignas y otras malévolas, en persecución de un animal maravilloso que habrá de traer la luz a este nuevo hábitat.

“Gracias por haber soñado con nosotros.”

A pesar de tener una construcción dramática a la mejor usanza de las llamadas “road movies”, donde lo importante en la historia son las aventuras y enseñanzas que se viven y aprenden en el camino en busca de un objetivo, “Salimos del Mar y Soñamos el Mundo” carece de un verdadero sentimiento de urgencia en su construcción dramática, sobre todo para una obra de corte infantil, debido a un excesivo uso de la narrativa para explicar ciertos temas casi filosóficos sobre este mundo que está siendo creado. Aunado a esto, los personajes principales, los tres dioses antes mencionados, no terminan de ser lo suficientemente entrañables debido a una falta verdadera tridimensionalidad, dejándolos demasiado en la superficie. Una vez dicho esto, el resultado final es positivo sobre todo debido a la enorme belleza contenida en las leyendas huicholes que se hilvanan diestramente con un sentido del humor que mantiene divertidos a los más pequeños.

“En tus ojos está el resto de la historia.”

No cabe duda que el mayor atractivo en “Salimos del Mar y Soñamos el Mundo” radica en la muy hermosa y diestra manera en que la directora Nora Manneck conjunta elementos de multimedia con la estética propia de la cultura Huichol. Haciendo uso de tres pantallas verticales y una de pantalla de piso, generando así un espacio escénico dentro del mismo escenario, el montaje consigue sumergir al espectador en el mundo que está siendo imaginado por los personajes con animaciones de gran valor estético que transitan entre la caricatura tradicional e imágenes pictóricas prehispánicas. Para que la puesta en escena pueda lucir en todo su esplendor, resulta imperativo un mayor cuidado en el diseño sonoro dado que en ocasiones los diálogos se ahogan en la música utilizada durante la obra, muy acertada por cierto, haciendo incluso imposible entender una sola palabra del rap que cantan los gigantes en uno de los momentos más importantes de la historia. Una vez resuelto este punto, y se trabaje aún mucho más en el ritmo, el proyecto crecerá a mucho más afortunadas alturas.

“Estamos buscando al animalito de mis sueños.”

En una propuesta escénica tan inteligente como la que existe en “Salimos del Mar y Soñamos el Mundo” resulta desconcertante el estilo de actuación que claramente se le ha propuesto al elenco desde la dirección. A pesar de hacer uso de un tono de voz para dirigirse a los niños que cae en lo condescendiente y adoptar exageraciones gestuales innecesarias, los actores que participan en esta obra realizan un trabajo loable y aplaudible sobre todo en la manera de conectar con el público infantil para que participen constantemente durante la función. De igual manera se destaca la labor física y actoral de Bruno Benítez, Bernardo Benítez y Adrián Alarcón en los papeles de los gigantes, posiblemente uno de los puntos más alto dentro de la escenificación y la labor de Juan Acosta como un lobo que se dirige al público libre de toda condescendencia. Resultaría por demás interesante explorar en futuras temporadas de la obra adoptar un estilo de actuación mucho más de acuerdo con la propuesta, una que respete las tradiciones de donde se genera este montaje y que no lo reduzca a un mero divertimento infantiloide.

“Este mundo tiene muchas más cosas de las que imaginé.”

No cabe duda que la verdadera luz que ilumina a nuestro mundo es la que se genera todos los días en la imaginación, no sólo de los niños sino de todos y cada uno de los habitantes de este planeta. Siempre he pensado que, a mis 42 años de edad, sigo siendo un niñote con la imaginación más despierta que nunca y que sigue construyendo el mundo en el que vive con sólo cerrar los ojos y pensar que las cosas pueden ser mejor. Quizás el día en que todos nos unamos a este bello ejercicio, donde uno puede imaginar que el sol es un hermoso venado blanco, consigamos ser dignos de una sonrisa de esos dioses antiguos que alguna vez dejaron el mar para caminar por la arena.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Salimos del Mar y Soñamos el Mundo”

DRAMATURGIA: Felipe Rodríguez

DIRECCIÓN: Nora Manneck

ACTÚAN: Asur Zágada, María José Vargas, Erick Israel Consuelo, Juan Acosta, Bruno Benítez, Bernardo Benítez y Adrián Alarcón.

DÓNDE: Teatro Sergio Magaña

DIRECCIÓN: Sor Juana Inés de la Cruz 114, Colonia Santa María la Ribera. Cerca de Metro San Cosme.

CUÁNDO: Sábado y Domingo 13:00 hrs.

COSTO: $132 Entrada general. Aplican descuentos. Boletos en taquilla.

DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.

DATOS DE LOS TEATROS: No cuenta con valet parking o estacionamiento.