Para quienes quieren ver un poderoso montaje de la obra cumbre de Edward Albee.
¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo (@RiAlCastillo)
“Ustedes deben ser nuestros lindos invitados.”
El reloj podrá marcar que la madrugada se acerca, pero la verdadera fiesta apenas está a punto de comenzar. Hay alcohol en abundancia, muchos juegos con qué divertirse y las garras de los anfitriones se encuentran perfectamente afiladas. ¡Inocentes invitados que no tienen la menor idea de la cueva de lobo a la que se han ido a meter! ¿O es que sí saben? El brandy se toma solo y nunca se mezcla, pero la ambición se lleva muy bien con el deseo y con la sed de venganza. Esta noche el cansancio, los rencores, el fastidio y los secretos llegarán a su límite y nadie podrá salir de esa casa hasta que toda la podredumbre que guardan salga a flote. Si tan sólo se hubiera quedado callada sobre su hijo, tal vez la sangre no habría corrido con tal libertad. La mañana se acerca y una ronda infantil cobrará el más horrendo sentido posible. ¡Adelante, la fiesta va a comenzar!
“Mi mujer y yo no nos traemos nada entre manos.”
La hipocresía social y la muy delgada línea entre la realidad y la ilusión son los temas principales que explora el dramaturgo estadounidense Edward Albee en su obra cumbre “¿Quién Teme a Virginia Woolf?”. La lectura más básica y superficial de esta magistral pieza dramática se limita a ver como una reunión social entre dos matrimonios se va descomponiendo a medida que todos los involucrados se emborrachan sin control, dejando a la luz sus vidas privadas y sus más íntimos secretos. Sin embargo, Albee va muchísimo más allá de una vulgar exposición de caracteres para mostrar hasta qué grado una pareja se puede odiar y amar al mismo tiempo, violentar incluso, destruyendo todo y a todos los que se encuentra a su alrededor, en un mundo que deja de regirse por la realidad y depende más de la fantasía, de los juegos que se puedan inventar para subsistir aunque sea hasta el siguiente día. Martha y Jorge, un matrimonio de veintiséis años de casados, representan lo peor que existe no sólo como matrimonio, sino como personas, mientras que Nick y Linda, la pareja joven invitada de la noche, son las inocentes víctimas que muestran que nada, de verdad nada, es lo que parece ser una vez que se quitan de encima las bellas imágenes públicas.
“Si vas a empezar con lo del otro asunto, me voy a enojar mucho.”
El teatro realista de mitad del siglo XX trajo como resultado cuatro de las obras más complejas y fascinantes en la historia del teatro norteamericano, todas ellas verdaderos estudios sobre la psicología humana y emblemáticas del género teatral que ahora se conoce como pieza. “El Largo Día Hacia la Noche” de Eugene O’Neill, “La Muerte de un Viajante” de Arthur Miller, “Un Tranvía Llamado Deseo” de Tennessee Williams y, por supuesto, “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” de Albee. Esta última, escrita en 1962, ganadora de los premios Tony y Pulitzer e inmortalizada en el cine por Elizabeth Taylor y Richard Burton, es hoy en día considerada una verdadera vaca sagrada que sólo los más expertos en las artes escénicas pueden aspirar a montar exitosamente.
“¿Ya te vas enojando, cariño?”
El aclamado director argentino Daniel Veronese claramente ha estudiado a fondo la obra de Albee y entiende los niveles a los que se tiene que descender, dentro de la vorágine de esta fiesta, para así golpear a los espectadores con toda la fiereza con que se llegan a enfrentar los cuatro personajes. Veronese ha capturado con absoluta certeza el ritmo vertiginoso que se debe imprimir a los diálogos violentos, mordaces y ácidos provenientes de Martha y Jorge, para que puedan ser recibidos con un equiparable nivel de incomodidad, desconcierto, horror e incluso furia por parte de Nick y Linda. Posiblemente el error más común a la hora de dirigir “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” es en enfatizar la borrachera, la cual es parte de la historia, sí, pero no es el eje central de todo lo que sucede en escena y no entender ello es caer en arenas movedizas hacia un abismo del cual no hay salida. Veronese evita esto más que airosamente y entrega un producto de enorme realismo tonal, punto que se aprecia tanto en producción como a nivel actoral, donde lo que brilla y aterra es lo que esconde la mente humana y no lo que provoca el alcohol.
“Soy escandalosa, vulgar y llevo los pantalones en esta casa, pero no soy un monstruo.”
Sin duda, uno de los tres papeles con que toda gran actriz sueña interpretar durante su carrera es la desquiciada Martha (los otros dos son Lady Macbeth en “Macbeth” de Shakespeare y “Blanche Dubois” en “Un Tranvía Llamado Deseo” de Williams). Blanca Guerra tiene la trayectoria, experiencia y talento para asumir este gigantesco reto y el resultado roba el aliento. La niña malcriada de papá, la esposa demandante de atención en todo momento, la patética seductora y el muy aterrador monstruo que brama no serlo, son diferentes facetas de este complejísimo personaje y cada una de ellas son presentadas por Guerra no sólo de manera convincente, sino con arrojo y hasta voluptuosidad, misma que se proyecta a los espectadores quienes se retuercen de horror ante las bajezas de las que es capaz Martha, mientras declara su amor absoluto por su marido.
“Faltaste a nuestra regla, se lo mencionaste a otra persona.”
El papel del aparentemente acabado y pusilánime Jorge cae en manos de Álvaro Guerrero quien demuestra estar a la altura de Guerra a nivel actoral, incluso llegando a dominar el escenario a momentos, haciendo que olvidemos a todos los demás presentes. El cansancio con que Jorge ha tenido que aguantar a su mujer durante años se ve reflejado en la cara de Guerrero con la misma intensidad con la que ejecuta su increíblemente cruel venganza, tanto en Martha como en el resto de los invitados.
“¿Si tu mujer y tú quieren embestirse entre ustedes, por qué no esperan a que no haya nadie?”
Sergio Bonilla y Adriana Llabrés son los encargados de darle vida al joven matrimonio de Nick y Linda. Bonilla saca la casta y rinde homenaje a su apellido con una interpretación comprometida y entregada que consigue transmitir tanto la ambición que tiene por avanzar en el mundo, como el desdén que puede sentir por su esposa, o la verdadera repugnancia y conmiseración por la muy acabada relación de Jorge y Martha. Por su parte, Llabrés muestra una vez más el por qué, con cada nueva interpretación, se está posicionando como una de las actrices más interesantes y talentosas de su generación, al brillar con una muy precisa interpretación de la aparentemente inocente, histérica, perdida y muy patética Linda. “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” es una obra imposible de lograr sin el elenco adecuado y ciertamente en este montaje lo han conseguido, superando por mucho cualquier expectativa.
“Verdad o ilusión, ¿quién sabe la diferencia?”
Desde la primera vez que leí “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” quedé absolutamente prendado y obsesionado. Desde entonces, al menos una vez al año vuelvo a leer la obra y veo la película; en mi reproductor de música tengo la grabación que se hizo del montaje original con Uta Hagen en el papel de Martha, y la música que escucho comúnmente para concentrarme y poder escribir es la que compuso Alex North para su versión cinematográfica. Sin embargo, nunca había tenido la oportunidad de verla como se debe, sobre el escenario, en vivo y con toda su furia desencadenada. Como pueden imaginarse, mis expectativas eran ridículamente altas y puedo decir que durante la función entera no me pude borrar una enorme sonrisa de satisfacción. Ahí, enfrente de mí, estaba viendo a Martha destruir a su marido, a Linda engullendo brandy mientras Nick trata de contener su rabia y a Jorge leyendo una oración para los muertos. Yo no le temo a Virginia Woolf, le aplaudo con toda la fuerza de mis palmas, la recomiendo y me llevo su recuerdo hasta la tumba. ¡Salud!
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “¿Quién Teme a Virginia Woolf?”
DRAMATURGIA: Edward Albee
DIRECCIÓN: Daniel Veronese
ACTÚAN: Blanca Guerra, Álvaro Guerrero, Sergio Bonilla y Adriana Llabrés.
DÓNDE: Foro Cultural Chapultepec
DIRECCIÓN: Mariano Escobedo 665, Colonia Anzures. Enfrente del Hotel Camino Real.
CUÁNDO: Viernes 20:45, Sábado 18:30 y 21:00, Domingo 17:30 hrs.
COSTO: $470, $395, $345 y $245. Boletos en taquilla y ticketmaster. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El Foro Cultural Chapultepec es un teatro de primer nivel, cómodo y con excelente acústica por lo que les garantizamos que su visita será muy agradable. Cuenta con estacionamiento.