POST MORTEM
POST MORTEM
Por Juan Carlos Araujo
Cuando fue a trabajar ese día al banco, nunca imaginó que sería el último en este mundo. Una bala certera, disparada por un malvado bandolero, acabó con su vida y destrozó el corazón de su amada Esmeralda. ¡Pobre Víctor que ahora no es más que alimento para gusanos, aventado en un agujero del panteón, su única compañía los esqueletos perversos que habitan por ahí! Los avioncitos de papel podrán acercar a su amada a donde ahora yace, la ambición desmedida podría traer justicia, pero lo único que realmente podemos entender de esta historia es que todos somos tan sólo marionetas del destino.
Una de las características que más impacta a los extranjeros cuando se acercan a nuestra cultura es la manera en que los mexicanos hemos aprendido a burlarnos de la muerte. La facilidad con que podemos reírnos de tan escabroso tema, lo caricaturizamos e incluso ridiculizamos, es fuente constante de diferentes formas de expresión artística, desde las catrinas de José Guadalupe Posadas hasta el muy hermoso espectáculo de títeres sobre mesa, “Post Mortem”, de la compañía de teatro duranguense Cuerda Floja.
Claro que toda esta maravilla no serviría de nada sin el igualmente admirable trabajo de animación por parte de la misma Herrera Ortega y de Víctor Andrey Galván Farías, quienes imprimen vida y personalidad a cada uno de los personajes de “Post Mortem”. El escape de una cárcel, una explosión de dinamita, tomar medidas a un ataúd, golpear a una “piñata” o extraer una bala se convierten en momentos hipnóticos ante el sutil cuidado que ambos titiriteros imprimen a cada movimiento que realizan los títeres, cargándolos de veracidad e ingenio. Ana Laura y Víctor no pretenden dar grandes actuaciones, sino capturar la atención de su público, ya sean niños o adultos, creando momentos tanto ingeniosos y cómicos, como ver a dos cadáveres bebiendo un “levanta muertos”, como verdaderamente conmovedores y poéticos, por ejemplo cuando Víctor se despide de Esmeralda con paz y resignación. La mezquindad del enterrador y la villanía del asaltante, la gula de un gusano y el melodrama de una enamorada destrozada, toda una serie de caracteres y matices que deleitan de verdad, haciendo que la luz que produce el asombro brille profundamente en los ojos de cada uno de los espectadores.
“Post Mortem” es un entrañable espectáculo de títeres sumamente atractivo tanto para familias como únicamente para adultos, que trata el muy delicado tema de la muerte con un humor pavorosamente macabro pero al mismo tiempo completamente blanco e inocente y que ha sido evidentemente elaborado con pasión y entrega absoluta por cada uno de sus participantes. La noche que fui a ver la obra estaba verdaderamente agotado, yendo al teatro más por responsabilidad que por deseo; a muy escasos segundos de haber comenzado pude sentir cómo toda sensación de cansancio abandonaba mi cuerpo a medida que me entregaba por completo al hechizo que sólo unos títeres son capaces de conseguir. Por cuarenta y cinco minutos fui niño otra vez, maravillado por las bellas marionetas y riendo como loco por ver cómo un gusano se daba un verdadero atracón. Desde entonces, no he parado de sonreír cada vez que recuerdo tan memorable experiencia. Háganme caso, regálense un recuerdo que los acompañará hasta la tumba.
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