PEQUEÑAS GRANDES COSAS
Para quienes desean sanar sus heridas a través de los consejos de una dulce escritora.
PEQUEÑAS GRANDES COSAS
“Querida Sugar, me da envidia el éxito de otras personas.”
No sólo su nombre no iba a aparecer en la columna, tampoco le iban a pagar. Sin embargo, Cheryl no pudo resistir la tentación de utilizar su poder con la letra escrita para ayudar a toda una multitud de personas escondidas detrás de los pseudónimos con que firmaban las cartas que le mandaban. Lo que nunca imaginó es que, aun cuando nadie sabría cómo se llamaba, todos la conocerían hasta lo más profundo de su alma. Para poder brindar un buen consejo, uno que verdaderamente resonara en los corazones de sus lectores, la ficticia Sugar iba a tener que mostrar tanto lo más bello de su alma, como los secretos más horrendos que aun le atormentan.
“Yo te quiero preguntar sobre el amor.”
La aclamada novelista Cheryl Strayed comenzó la columna de consejos “Dear Sugar” en 2010 en la revista literaria en línea The Rumpus. Su estilo directo, sorprendentemente honesto y totalmente basado en sus propias experiencias personales para responder a preguntas de toda índole convirtieron la publicación en un éxito rotundo, culminando en la publicación de su libro Tiny Beautiful Things, Advice on love and life from Dear Sugar. En 2016 la actriz Nia Vardalos realizó una adaptación a teatro, misma que tuvo exitosas temporadas tanto en Nueva York como en San Francisco, entre otras ciudades norteamericanas.
“Querida Sugar, ya dinos quién eres.”
Engañar o no a su esposa, cómo sanar la culpa tras una serie de robos, qué hacer cuando la vida pareciera carecer de sentido, cómo superar un aborto o la muerte de un hijo, e incluso un fetiche de lo más navideño. Dado que “Pequeñas Grandes Cosas” está construida a partir de las cartas que recibe Sugar, y las respuestas que ofrece, la obra carece de una estructura narrativa convencional, ya que hay una ausencia de un arco dramático o de un conflicto per se. No obstante, con cada nueva pregunta, con cada nueva carta recibida, el público va armando el rompecabezas de la vida de la escritura, una existencia por demás compleja, atormentada por la temprana muerte de su madre, por la ausencia y regreso de un padre violento, por el abuso de drogas e incluso de un repugnante caso de abuso sexual. Es en este entretejido de anécdotas que se busca conectar con el espectador, se vea reflejado en una o más historias, no pueda evitar conmoverse con el profundo pesar de una pérdida o soltar una carcajada ante el cínico desenfado con que las personas confiesan sus más íntimos secretos detrás de la comodidad del anonimato. De ahí que el viaje que todo el público emprende comienza desde el mismo lugar, pero al igual que Sugar y sus lectores, todos terminarán en distintos lugares emocionales, dependiendo de las historias de vida que cada uno alberga en su alma.
“Quiero saber qué hacer para que me vuelvan a importar las cosas.”
Envuelto en una iluminación en tonos ocres, propiamente otoñales, la escenografía está construida alrededor de un bosque. Los cuatro actores que habitan la escena se mueven a lo largo de cuatro pequeños escenarios de madera elevados a distintas alturas, dando la impresión de cuatro islas aisladas que únicamente se pueden conectar a través de las cartas que recibe Sugar. La isla central, donde se ubica la protagonista, cuenta con una ventana también de madera, una silla acolchonada y una lampara tipo Tiffany colgando, claramente el hogar de la autora. “Pequeñas Grandes Cosas” es adaptada al español y dirigida por Paula Zelaya Cervantes, quien propone una atmósfera íntima, cálida y acogedora, ambiente propicio para sentirse en confianza con la protagonista. La responsable de montajes sumamente exitosos como El Hilador manipula sutilmente las emociones del espectador, exacerba los sentimientos límites en que se encuentran algunos de los lectores de Sugar, consiguiendo así un confesionario en el que tanto Sugar como sus lectores se revelan como seres fallidos, heridos y en el largo camino hacia la sanación, efecto que justo provoca la deseada empatía con el espectador. Apoyado por la escenografía de Daniel García Moreno, la iluminación de María Vergara, la música original de Cristóbal MarYán y el vestuario de Fernanda García, el trabajo de Zelaya Cervantes da como resultado un conmovedor melodrama que, aun cuando a momentos su ritmo debe fortalecerse para que cada una de las diferentes historias se sostengan de manera exitosa, complace a un público que ha estado alejado del teatro presencial por más de un año.
“Esto es quién soy, esto es quién eres, ¿podemos perdonarnos?”
Con suma diversión, y un ligero toque coqueto, Sugar responde con delicia la carta del Santa Sexy; con absoluta rabia en la mirada y dolor ahogado en su voz, la protagonista confiesa el reencuentro con su violento padre. En un momento de la obra, Sugar narra con desenfado y total naturalidad cómo enseñó a un niño a no robar, para más adelante hablarle directamente al corazón a un hombre que sólo se puede expresar a través de una desgarradora lista. La protagonista de “Pequeñas Grandes Cosas” es Mariana Garza, quien entrega un trabajo honesto, libre de efectos melodramáticos innecesarios, adoptando en casi toda la puesta en escena un tono medio que permite que sean las palabras, sus historias, las que brillen por sí mismas sin tener que ser manipuladas. Este logro se comparte con el resto del elenco conformado por Amanda Farah, Alejandro Morales y Marcos Radosh, quienes realizan un trabajo equilibrado, cada uno de ellos adoptando una plétora de roles, independientemente de género, identidad, edad o cualquier otra característica, que brindan gravitas y veracidad a la globalidad de la puesta.
“Pregúntate mejores preguntas.”
Durante la obra se escucha una campana que significa amor, pensé de inmediato en mi padre quien murió cuando tenía 12 años. Un vestido rojo para una niña que quizás nunca podría nacer me remitió a todos aquellos sueños no cumplidos que han quedado en el tintero de mi vida. Las muertes que llegan a la vida de Sugar y su camino para sanar tales pérdidas hicieron que mi garganta se cerrara mientras recordaba a mis propios muertos, cada uno de ellos dejándome inmensas lecciones de vida con sus partidas. Mi camino no ha sido fácil, supongo que el de ninguno, pero la risa de mi mamá, el abrazo de mi esposo, los aplausos dentro de teatro son algunas de esas pequeñas cosas que me mantienen humano, que sanan mis heridas, que me ayudan a sobrevivir, siempre buscando la paz y la felicidad.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Pequeñas Grandes Cosas”
DRAMATURGIA: Nia Vardalos basado en el libro de Cheryl Strayed
TRADUCCIÓN, ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN: Paula Zelaya Cervantes
ELENCO: Mariana Garza, Amanda Farah, Alejandro Morales, Marcos Radosh y Daniel Bretón (alternando funciones).
DÓNDE: Teatro Milán
CUÁNDO: Viernes 20:00; Sábado 17:00 y 19:00; Domingo 17:00 y 19:00 horas.
COSTO: $600. Boletos en www.ticketmaster.com.mx o en taquilla.
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio. Principio del formulario
DATOS ADICIONALES DEL TEATRO: Cuenta con servicio de valet parking.