OLER LA SANGRE
Para quienes quieren emprender un recorrido hacia el pasado, la verdad y la unión de la sangre.
OLER LA SANGRE
“La abuela se muere y nadie te dice nada.”
La abuela ha muerto y el aroma que ha dejado su partida ha logrado que lo que queda de esta familia se reúna por fin. El marinero que huyó hace tanto tiempo de esas tierras ha vuelto, cargado por un pesado morral y el peso de todo un pasado del que ha tratado de escapar toda su vida. Ella, aquella que ha hecho de este lugar su hogar y que nunca ha explorado el mundo, lo conocerá por vez primera, descubrirá que tiene un hermano y que su madre se encuentra muy cerca. Dos sobres, dos cartas y un viaje que recorrer hacia la villa de al lado; un recorrido que traerá luz a donde antes había oscuridad, que buscará crear un vínculo de sangre donde hace muy poco no había absolutamente nada.
“Este será un viaje que tendrán que emprender juntos.”
La imposibilidad de huir del pasado, los vínculos indisolubles que se crean entre dos personas por el simple hecho de compartir el mismo origen y la fútil búsqueda de una verdad que nunca será absoluta son algunos de los temas que explora el dramaturgo Ro Banda en su más reciente pieza “Oler la Sangre”. Tras la muerte de su abuela, Alo, un hombre de mar que pareciera haber perdido toda la luz de su interior, regresa a su pueblo natal para encontrarse con su hermana Ale quien desconocía por completo de su existencia. Este encuentro y un último deseo de la recién fallecida obligará a estos dos hermanos a emprender juntos un recorrido que los llevará a descubrirse, a reconciliar un oscuro pasado y posiblemente a continuar sus existencias con un poco más de paz.
“La persona que estaba enfrente de mí era mi hermana.”
El verdadero encanto de la dramaturgia de Ro Banda en “Oler la Sangre” radica en la habilidad con la que este joven escritor consigue transportar a los asistentes a un lugar perdido en el tiempo, nostálgico y antiguo a la vez, recreando una atmósfera de antaño que nunca se llega a identificar pero que resulta curiosamente familiar. Una obra escrita con profunda honestidad, desde un evidente lugar de dolor y vulnerabilidad para su autor, que pareciera dar la impresión de haber sido escrita hace más de un siglo y que casi evoca a una atmósfera rural. Sin embrago, lo que “Oler la Sangre” encierra en su interior es una historia familiar de gran dolor y complejidad, incluso de tintes profundamente oscuros, envuelta en un estilo delicioso de narraturgia muy difícil de conseguir y que Banda manipula con una evidente habilidad nata.
“No te me acerques, esto no es emotivo.”
A nivel dirección, Ro Banda explora, apoyado por el buen diseño escenográfico y de iluminación de Miguel Moreno, con un trazo escénico casi coreográfico que busca generar la ilusión de la gran travesía que realizan estos hermanos en busca de encontrar la verdad detrás de sus orígenes. El resultado es interesante y bien intencionado, aun cuando se podría llevar esta exploración a niveles mayores de profundidad para alejar al público de ver la forma y así adentrarse mucho más en el fondo de la propuesta. La utilización de la música original a cargo de Brandon Torres es efectiva, aunque ciertamente efectista, para intensificar los momentos melodramáticos, en un montaje que sin duda quiere dejar una huella profunda en el asistente que se sentirá atrapado por la historia y se verá envuelto por la escenotecnia alcanzada.
“No te estoy pidiendo que me cargues sino que camines junto a mí.”
El reto actoral que implica “Oler la Sangre” es uno de contención y ebullición, de gestos ligeros cargados de subtexto o de explosiones emocionales que resultan sobrecogedoras. Adriana Llabrés y Victor Huggo Martín entienden a la perfección estas diferencias, los variantes matices que la visión del autor y director demandan y las llevan a buen puerto con veracidad y talento. Ya sea comiendo un simple bollo, vaciando los contenidos de toda una vida sobre una manta, escuchando una realidad oculta que hace mella en el alma de una mujer aún demasiado ingenua o simplemente acercándose a una desconocida para poder conectar con una nueva hermana, ambos actores demuestran su inmensa capacidad histriónica para llevar las palabras de Ro Banda a niveles sencillamente poéticos.
“Tú harás lo que todo el mundo hace… te irás.”
La sangre es poderosa. Los vínculos que se generan desde la matriz son imposibles de romper por más que uno quisiera alejarse de sus raíces, olvidar de donde uno proviene. Yo confieso que la familia es una de las áreas más débiles en mi existencia por cuestiones de historia, de personalidad, de carácter y de un orgullo pervertido que se niega a abandonarme. Sin embargo, no hay día en que no deseo que esto cambiara, que mis lazos filiales fueran más poderosos y sólidos, que pudiera ver a mis hermanos con todo el amor que les tengo y considerarlos parte integral de mí ser. Es una lucha interna que vivo a diario, tengo fe que la sangre llama y en un futuro vencerá a todos los demonios que me alejan.
Búscanos en Facebook, Swarm e Instagram como Entretenia
[AFG_gallery id=’223′]
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Oler la Sangre”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Ro Banda
ACTUAN: Adriana Llabrés y Victor Huggo Martín.
DÓNDE: Teatro La Capilla
DIRECCIÓN: Madrid 7, Del Carmen Coyoacán.
CUÁNDO: Martes 20:30 hrs.
COSTO: $150 entrada general. Aplican descuentos.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking. Les recomendamos revisar el resto de su cartelera.