NIÑAS Y NIÑOS

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Para quienes desean adentrarse en la profunda oscuridad que se esconde detrás de unos dibujos infantiles.

NIÑAS Y NIÑOS

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Esto no les está pasando a ustedes, ni tampoco está pasando ahorita.”

Cuando ella decidió dejarlo todo para viajar por el mundo, jamás imaginó que en una fila para abordar en un aeropuerto de Italia se encontraría con el hombre que cambiaría su vida para siempre. Años más tarde, una boda, negocios fallidos, documentales filmados, un perro Transformer, y dos hijos maravillosos que a momentos le hacían perder los estribos, lo único que le queda a esta madre, profesionista, esposa… mujer es mirar a un lienzo en blanco en busca de poder pintar sus recuerdos de una mejor manera a cómo trágicamente sucedieron.

“Mis ideas estaban contaminadas por nuestra familia perfecta.”

Pasada más de la mitad del monólogo “Niñas y Niños” del reconocido dramaturgo británico Dennis Kelly, la protagonista informa al público, casi de forma casual, de una dura realidad que brinda un importante giro de tuerca a lo que hasta ese momento había sido el relato de una vida interesante, más no particularmente asombrosa. A medida que la trama se sigue desenvolviendo, entre compartir historias de armarios antiguos, entrevistas de trabajo demasiado honestas, y las múltiples maneras en que les pequeñes Valentina y Diego la hacen rabiar, incluyendo el ataque de un pollo dinosaurio, el autor se adentra en un profundamente oscuro rincón de la psique humana hasta culminar en un muy detallado acto inimaginable de violencia, y las maneras en que se puede seguir existiendo tras él.




“No recuerdo cuándo las cosas comenzaron a ponerse mal.”

Luego de fracasar miserablemente con su plan de ataque casa y jardín para tratar de salvar su negocio, el esposo de la protagonista cae en una profunda depresión que se manifiesta como celos profesionales contra su esposa. Por su parte, ella está desarrollando en su trabajo un documental alrededor de la relación que tienen los hombres con el poder. Estos dos puntos son clave dentro de “Niñas y Niños” para las tesis que desea plantear el autor y que se conecta con el perturbador final. No obstante, en un momento la narradora declara que ella sólo está dando un lado de la historia, elemento que evidentemente sesga la mirada. Lo que pareciera de primera instancia ser una denuncia y crítica hacia los extremos a los que puede alcanzar a violencia intrafamiliar, se revela como un discurso que raya en la misandria sobre cómo el hombre en general es un ser capaz de las peores atrocidades imaginables. No por ello el monólogo alcanza a plantear preguntas pertinentes en la actualidad, abre una muy necesaria discusión sobre la paternidad, y es una presentación bien construida de una mujer que busca equilibrar ser madre, esposa y profesionista en medio de la vida moderna.

“Pienso mucho en la violencia.”

En el escenario se encuentra un pliego de papel craft montado sobre un armatoste que permite rotarlo para tener un lienzo rectangular siempre listo. Sobre él, la protagonista usa pintura de agua para dibujar representaciones infantiles de sus hijes Valentina y Diego, e ilustra algunas de las situaciones en que les niñes se meten y que la hacen rabiar. Lodo en la casa es un brochazo de pintura naranja, el perro de la familia es dibujado en azul, y las lágrimas de la niña cuando su hermano le hace maldades son verdes. Mientras relata que en una ocasión Valentina se le perdió en un supermercado, la madre rompe el papel donde se supone que están los brazos de la niña mientras la regaña. En puntos clave de la representación, se pinta sobre sí bigotes, un entrecejo, un corazón, o se da precisos brochazos en algunas partes del cuerpo en representación de un acto nefando que comparte con los presentes. El uso de pintura como elemento escénico para fortalecer la narrativa es una de las propuestas más contundentes dentro de la dirección que Itari Marta plantea para “Niñas y Niños”. Aunado a este elemento que refleja la inocencia y fragilidad, no sólo de los hijes de la narradora, sino de su vida entera y la manera en que la concebía, Marta establece un ritmo y tono medio en la puesta en escena que refleja el estado mental alterado del personaje. Desde la pintura, hasta los pocos, pero precisos momentos de juego con la iluminación, incluyendo una escena en que el espectador es cegado por luz directa desde el escenario, los elementos que apoyan la escenificación consiguen resaltar el patetismo y violencia que se revela en la dramaturgia.




“Nunca va a haber un momento en que tú tengas a mis hijos y yo no.”

La joven viajera cuenta con gran humor la manera en que conoció a su esposo, mientras él hacía un verdadero acto de justicia con unas modelos italianas. La forma en que relata una entrevista de trabajo donde, al verse sin la menor posibilidad de obtener el empleo, decidió usar la honestidad como su mejor herramienta. Cuando habla de lo que sucedió aquel fatídico día, pareciera que se transforma en un muerto viviente, sus emociones adormecidas como un mecanismo de supervivencia. La propuesta tonal y actoral en “Niños y Niñas” aleja por completo a Amaya Blas del melodrama, del sentimentalismo exacerbado, para dejarla en un lugar real, sincero, donde la fractura emocional se proyecta a través de una voz que ha perdido cierto nivel de humanidad. Mientras se hable de cosas cotidianas, de regañar a les niñes por alguna travesura o discutir con su marido por una diferencia de opiniones, el personaje que interpreta Blas cobra vida, pero si se trata de relatar lo sucedido, con lujo de detalle en el nivel de violencia, entra en un modo automático que es mucho más aterrador.

“Para mí la memoria es un lugar bonito.”

Cómo me gustaría decir que no entiendo de lo que habla “Niñas y Niños”, que jamás había escuchado de los términos que utiliza para describir lo sucedido, que en mis 48 años había estado ajeno a estos niveles de violencia. Sin embargo, no puedo. Cuando tenía menos de 20 años un evento similar sucedió en la familia de mi mejor amigo y es un hecho que hasta la fecha, casi 30 años después no se ha podido superar. Cómo me gustaría pintar un mundo mejor lleno de colores, pero a veces el negro es lo que impera a causa de la barbarie, no masculina, humana.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Niñas y Niños

DRAMATURGIA: Dennis Kelly

DIRECCIÓN: Itari Marta

ELENCO: Amaya Blas

DÓNDE: Teatro La Capilla

DIRECCIÓN: Madrid 7, Del Carmen Coyoacán.

CUÁNDO: Domingo 18:00 horas. Hasta el 11 de Diciembre 2022.

COSTO: $300 entrada general. Boletos en taquilla y en Niñas y niños – Boletópolis (boletopolis.com)

DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking. Les recomendamos revisar el resto de su cartelera.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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