Por Juan Carlos Araujo | 22 enero, 2014 0 Comentarios

Para quienes quieren confrontar la pérdida con una pieza poética y terrible a la vez.

NEGACIÓN

 

“Debes continuar con tu vida, con lo que quede de ella.”

 

No. No puede ser. No es cierto. Me estás mintiendo. Debe de haber alguna otra explicación. Todos las hemos dicho. Todos y cada uno de nosotros nos hemos enfrentado a una situación tan terrible, tan dolorosa, tan angustiante, tan imposible de comprender que nos retiramos a ese lugar seguro en nuestras mentes donde lo único que queda para salvarnos de la locura es la negación.

“Supongo que las caricias de Dios a veces son muy duras.”

 

El mar es hermoso y apacible pero a Petra le ha quitado todo en su vida. Cuando era niña, ahogó a su padre, un experto de la mar y ahora, cuando su vida vale menos que un céntimo, le ha arrancado a Julián y a Matías. Su esposo y su hijo se han ido y nunca volverán y no sabe cómo procesar la información. De cara a cara con la realidad, no la puede ver a los ojos por más que trate, por más que se obligue. Sencillamente la verdad duele demasiado para ser tolerable y, para poder respirar siquiera, deberá negar que algo malo haya sucedido.

“El mar me los devolverá.”

 

Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación. El dramaturgo Daniel de la O promete entregar cinco obras, cada una lidiando con una de las fases del duelo. “Negación” es la primera y el arranque no podría ser más poderoso. Una historia desgarradora presentada con una gran poeticidad teatral que inspira y destroza el corazón al mismo tiempo.

“Nunca voy a soltarlos, a ninguno de los dos, jamás.”

 

“Negación” es la tríada completada exitosamente de texto, dirección y actuación. Primeramente, un libreto lleno de lirismo con diálogos hermosos que se vuelven crueles y reales. Escuchar a Petra recordar en forma completamente distorsionada la manera en que conoció a su marido o cómo su hijo Matías era absolutamente perfecto, nos toca fibras muy sensibles a medida que la realidad le recuerda que no fue así como sucedieron las cosas. La dureza con la que se recibe una llamada telefónica se contrasta, en otro momento, con música de acordeón llena de amor. 

«El mar sólo arrojó un cuerpo.»

 

Cada una de las palabras pronunciadas en “Negación” son bellamente complementadas con las imágenes y cuadros creados por el director Joséjuan Meráz, quien se nota trabajó muy de cerca con el autor para poder entregarnos este producto final. Un baile simbólico que recorre el tiempo de una vida juntos, se contrapuntea cuando el dolor de la pérdida sufrida ataca con toda su fuerza en cuadros que sorprenden por ir del simbolismo al realismo en un abrir y cerrar de ojos. El amor contra el dolor, la esperanza junto a la pérdida, la fe y la realidad, todo esto llega a un cierre amargo en un cuadro final que simplemente hace que la vista se nuble.  Meráz se encarga de que este recorrido que tomamos junto a Petra sea experimentado de la manera más directa y real en cada uno de nosotros y lo logra.

“¡Yo no quiero que sean ángeles!”

 

El toque final y definitivo para que “Negación” alcance los niveles de profundidad a los que llega es gracias a las actrices Guadalupe Damián y Diana Lein. El miedo y dolor de Petra, su angustia, su amor y su desesperación y todas las cientos de emociones que experimenta una persona al perder a toda su familia de golpe se reflejan en la cara de Guadalupe con tan sólo el levantamiento de una ceja. La calma que llega a proyectar a momentos es igual de potente que el grito que estalla en su corazón cuando la verdad es demasiado clara como para poder seguir cerrando los ojos. Diana Lein la acompaña en todo momento de su recorrido, fiel compañera que será cruel e implacable cuando se requiera, mientras le sostiene la mano y le seca las lágrimas con su mismo dolor. Una voz sedosa que contiene todo el peso de la verdad hace de la actuación de Lein una delicia mientras mi alma sangra.

“El amor nunca falla, fallamos las personas.”

 

El único pero que le pongo a la puesta en escena es, a momentos, el uso melodramático de la música. La obra sencillamente no lo necesita. Las imágenes, el texto y las actuaciones son poderosas y no necesitan de tanto adorno a su alrededor. La iluminación y el humo utilizados son mesurados y de igual manera debería de ser la musicalización. Lo que está sucediendo en escena me parte el alma, no necesito una exacerbación de la situación para sentir más.

“El mar es inmenso, la lejanía también.”

 

La última vez que pisé el teatro La Capilla fue hace unos años en una reposición de “Los Endebles”, obra que ha marcado la historia de ese lugar. Había olvidado. Ya no recordaba que tan poderosas son las propuestas teatrales que generalmente se presentan ahí. “Negación”, en sesenta minutos, nos da un vuelco con sus enormes contrastes entre lo poético y hermoso con lo crudo y cruel de la realidad para llevarnos a recordar que la vida es frágil, se acaba, y no tenemos ninguna opinión al respecto. Sólo lo tenemos que aceptar. 

“Eran sus cuerpos, pero ellos ya no estaban ahí.”

 

En 1986 fui de vacaciones con mi familia a Guanajuato. Yo tenía doce años. Uno de los miembros ya no regresó. Sigo con la esperanza de que todo ha sido un sueño terrible y que mi papá va a regresar en cualquier momento a tomarme entre sus brazos y decirme que todo estará bien. Ya sé que no va a suceder. Está muerto y no lo puedo negar. “Negación” es el primer paso de cinco que hay que tomar en esta pentalogía que promete Daniel de la O. No pienso perderme una sola de ellas, sólo que no sé cómo voy a terminar al final de este recorrido.

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