MI QUERIDO CAPITÁN
Para quienes quieren reír con el amor que se encuentra en un lugar podrido por la corrupción y la estupidez.
MI QUERIDO CAPITÁN
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“¿Si nosotros somos los buenos, por qué hacemos tanta chingadera?”
Es un hecho innegable que el muy incapaz Equipo de Respuesta Rápida Contra el Narcotráfico mató al taxista. Sin embargo, en este momento no se trata de discutir si el hecho fue bueno o malo, sino de solucionar lo sucedido con el menor número de consecuencias. Claro que para que cualquier plan funcione, se necesita de la cooperación de una bola de inútiles que parecieran sólo estar interesados en el dinero, la extorsión, la violencia y en celebrar cumpleaños. ¡Pobre Capitán que tiene que lidiar un pelotón de estúpidos que sólo entiende de amenazas y sangre! Quizás encuentre algún consuelo en los brazos de uno de sus hombres, lejos del peligro de la electricidad, pero cerca de sus besos y del amor.
“No somos malas personas, somos bien pendejos.”
Haciendo uso de su muy característico sentido del humor -una combinación entre ácido, satírico y mordaz- el reconocido dramaturgo mexicano Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, mejor conocido como LEGOM, se adentra al mundo de la milicia mexicana con una comedia de tintes fársicos intitulada “Mi Querido Capitán”. Con una fuerte dosis de sátira y otra tanta de mordacidad, LEGOM se deleita en burlarse de este sector explorando su profunda ineficiencia y las relaciones afectivas que existen en su interior, al mismo tiempo que ofrece una profunda crítica a un sistema que está más allá de la salvación dado su nivel de podredumbre.
“Permítame aclararle, con todo respeto capitán, que me gustan mucho sus nalgas.”
A través de un lenguaje craso, honesto y sumamente divertido, “Mi Querido Capitán” provoca grandes carcajadas al presentar al Capitán y a su séquito de incompetentes tras el accidental asesinato de un inocente taxista. Esta situación provoca un espiral descendente que va saliéndose de control debido a las constantes malas decisiones que se toman por parte de los soldados rasos que manipulan la verdad a su absoluto antojo. Si a esto se le suma la relación amorosa y un tanto sadomasoquista entre el mismo Capitán y uno de sus subalternos, el resultado es una combinación entre lo absurdo, hilarante y patético, que logra la constante risa del público ante una realidad que existe en nuestro país que no tiene absolutamente nada de graciosa. LEGOM, sin duda, demuestra una vez más con este poderoso texto la razón del por qué se le considera uno de los grandes dramaturgos de nuestros días.
“Yo no quiero ser testigo de sus amoríos, señor.”
Para poder abordar con éxito un montaje de “Mi Querido Capitán” se necesita de un cierto nivel de irreverencia y cinismo que permita que la burla y la crítica, el humor y el patetismo, convivan con armonía dentro de la obra. Sebastián Sánchez Amunátegui logra esta combinación estupendamente bien, resultado de un claro entendimiento del texto de LEGOM, que le permite llevar su propuesta a niveles fársicos todavía más altos. Con un muy buen aprovechamiento del espacio disponible y una muy capaz iluminación a cargo de Isaías Martínez, el director consigue que un cuartel de soldados se pueda convertir en una discoteca donde la música disco sirve como campo de batalla o en un dormitorio donde un amo y su perrita de nalgas simétricas puedan planear tanto una boda como la desaparición de un cuerpo. Una vez que el ritmo del montaje se sostenga durante toda la obra, el resultado será contundente.
“Cada que aparece un quemado, lo primero que piensa la gente es que fuimos nosotros.”
“Mi Querido Capitán”, dentro de la visión que propone Sánchez Amunátegui, significa dejarse llevar por completo tanto por la ridiculez como por el patetismo de la obra. Con la misma seriedad con que se deben discutir temas como el bien y el mal o el cómo deshacerse de un cadáver, es necesario interpretar con humor y desenfreno los momentos de absoluta jotería o de llano absurdísmo con entrega y veracidad. El trabajo que realizan Bernardo Benítez y Ricardo Rodríguez como los soldados Pachis y Chetos, respectivamente, logran a la perfección esta combinación que arranca múltiples carcajadas ya sea con una simple mirada coqueta al Capitán o discutiendo con él temas filosóficos con absoluta seriedad. Por su parte, Antonio Lojero realiza un buen trabajo como el personaje titular, aun cuando todavía podría crecer su personaje si consigue dejarse llevar más por los elementos cómicos en la obra. También es de reconocerse el trabajo que realiza Froylán Tiscareño, quien consigue sorprender con una escena final que provoca risa justo antes de propinar una patada al estómago del espectador.
“La pendejada la hicimos todos mi capitán.”
Vivimos en un mundo, en un país, donde la corrupción desmedida, la constante ambición y la violencia sin consecuencias nos han llevado a un estado de barbarie verdaderamente lamentable. Sin embargo, también es un lugar donde el amor puede nacer y crecer, aún bajo las peores circunstancias. Amor y barbarie son elementos que conviven día a día, en una sociedad sin control donde un hombre puede matar en la mañana a un inocente y besar con cariño a su amante en la noche. Estamos en un estado de guerra, no contra el narcotráfico, sino contra un sistema podrido, amoral, que permite que los ciudadanos de nuestro país puedan aparecer muertos en cualquier lugar sin la más mínima consecuencia. Estamos en guerra en contra de un mundo que le pone mayor valor al dinero que a las caricias, más importancia al poder que a un beso, más relevancia a la sangre que a la vida. Es responsabilidad de todos, tuya y mía, de que esto cambie, de que esta guerra la ganemos aquellos que aún tenemos sueños y creemos en el amor.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Mi Querido Capitán”
DRAMATURGIA: Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, L.E.G.O.M.
DIRECCIÓN: Sebastián Sánchez Amunátegui
ACTÚAN: Antonio Lojero, Ricardo Rodríguez, Bernardo Benítez, Alan García y Ariel de la Torre.
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras de Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Martes 20:45 hrs.
COSTO: $200 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 65 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking. Cuenta con una extensa cartelera.