MI HIJO SÓLO CAMINA UN POCO MÁS LENTO

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Para quienes quieren atender a una celebración de cumpleaños en los confines de una familia resquebrajada.

MI HIJO SÓLO CAMINA UN POCO MÁS LENTO

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“A veces estamos a oscuras sólo porque se nos olvidó prender la luz.”

Hoy es el cumpleaños 25 de Branko y se va a celebrar con una linda fiesta en casa con todo y un pastel preparado por mamá, si es que logra acumular las fuerzas necesarias para hacerlo. Ahora, hay algunos que preferirían saltarse la celebración, otros que pareciera ni recordarla, y… su madre, quien no es capaz siquiera de esbozar una sonrisa en conmemoración del onomástico de su hijo. Branko puede ser quien esté en la silla de ruedas, pero es más de uno quien ha quedado paralizado en esta casa.

“Estás esquivando esta casa como si estuviera maldita.”

Mia no es capaz de salir de la depresión que la abruma, su esposo Robert ni siquiera intenta lidiar con la situación en su casa o con el enojo que le aqueja. La mente de Ana cada día está menos presente, Doris tiene un novio nuevo aunque a nadie pareciera interesarle, y el gato de Rita está a punto de convertirse en el mayor problema del día. Todo esto mientras que Sara trata de ganarse una mirada amable de Branko quien no es capaz de ver más allá de la silla con que se mueve ahora. “Mi Hijo Sólo Camina un Poco Más Lento”, obra multipremiada del dramaturgo croata Ivor Martinić, es un melodrama que explora la disfunción familiar a lo largo de tres generaciones, que conviven bajo el mismo techo, exponenciada a partir de una enfermedad degenerativa en uno de sus miembros.




“Yo no estoy contigo para estar feliz.”

Con profundos tintes chejovianos dada la imperante necesidad de los integrantes de la familia por pretender que todo está bien mientras que la casa se cae a pedazos, o por la forma en que varios personajes sueñan con tener una vida mejor sin lograr accionar los mecanismos para lograrlo, uno incluso asumiendo como mejor opción el simplemente esperar a la muerte, “Mi Hijo Sólo Camina un Poco Más Lento” impacta tanto por la anécdota que se hilvana con precisión así como por los múltiples simbolismos con los que cuenta. El más evidente quizás, no por ello menos interesante, la constante e imperante necesidad de caminar de los personajes. A la anciana Ana se le ha ordenado hacerlo por su doctor, Richard lo hace para tener alguna razón de escapar de esa casa, Mia tuvo que hace 25 años para inducir el parto de su hijo. Todos debieran caminar, incluso aquel confinado a una silla de ruedas, pero lo que queda claro es que todos en la familia están paralizados en donde se encuentran sin que pareciera haber una salida.

“Por un momento no se sabe quién es la madre y quién es la hija.”

Los once actores que participan en la obra se encuentran sobre el escenario en todo momento. Cuando son parte de la narrativa toman el centro del lugar, enmarcado por un tapete, cuando no toman asiento en los laterales. Este recurso utilizado en varios montajes del director Diego del Río como Buenas Personas o Las Tres Hermanas en “Mi Hijo Sólo Camina un Poco Más Lento” cobra sentido y peso al ir concatenando la relación entre los personajes presentes y ausentes. Dado que el sentido narrativo de la obra es que el espectador se vaya compenetrando de manera íntima con las diferentes disfunciones y malestares que se han apoderado de todos los presentes en la fiesta de cumpleaños, el ritmo de la puesta en escena no es ágil, incluso a momentos cayendo en lo aletargante, producto también de la enorme pesadumbre que ha caído en toda la familia. No por ello la obra es carente de algunos tintes de humor, principalmente en Sara, la muy desparpajada amiga de la hermana de Branko y quien ha puesto su mirada en el festejado. Estos elementos son balanceados por del Rio con buena manufactura alcanzando uno de sus montajes más íntimos y mejor logrados a la fecha.




“¿Lamentas tener esta familia?”

En un momento de absoluta desesperación, Branko toma de la cara a su madre, la mira fijamente a los ojos y le dice con toda claridad que él nunca más volverá a caminar, hecho que todos saben pero que la madre pareciera imposibilitada de aceptar. El rostro de Mia, francamente agotado y siempre al borde del colapso, se quiebra por completo mientras que su mirada se nubla por completo antes de que las lágrimas emprendan su camino por las mejillas. En otra escena, su hermana Rita recibe una noticia que para ella es devastadora. Su dolor es equiparable al de Mia, su contrastante reacción explosiva como si se tratara de un lobo aullando antes de morir. “Mi Hijo Sólo Camina un Poco Más Lento” cuenta con grandes talentos en escena. Jerry Velázquez, Pedro Mira, Concepción Márquez, y Rubén Cristiany todos logrando grandes momentos en la construcción de sus personajes. Sin embargo, el trabajo de contención que realiza Monserrat Marañón (La Tía Mariela, Las Noches con Monina Mistral, El Buen Sazón) en el papel de Mia, demostrando que su rango actoral va mucho más allá de la comedia por la que es más conocida, es simplemente digno de una ovación de pie. En su caminar, en cada una de las palabras que emite, en el simple acto de sentarse encorvada o en la muy profunda mirada que proyecta, Marañón es verdadera, está fracturada, se lastima y da muestra del verdadero arte de actuar. No menos digna de admiración es Anahí Allué (Billy Elliot, Príncipe y Príncipe) como Rita, quien logra resultados similares, abordando a su personaje en dirección opuesta de la contención consiguiendo un contraste fascinante. Es igualmente necesario resaltar el trabajo de Angélica Báuter como Sara, quien consigue ganarse el corazón del público con la enorme frescura y humor con que aborda el personaje. El elenco lo completan Kaveh Parmas, Aída y Lourdes del Río y Rodolfo Zarco con resultados solventes para la puesta.

“Hablemos de algo bonito mamá.”

Al final de la noche, tras toda una serie de vicisitudes, la fiesta culmina con una foto familiar. Mia declara que hoy a sido un buen día. Esta misma declaración la hizo Iván Denisovich al final de su jornada en un campo de concentración ruso en la novela cumbre de Aleksandr Tvardovsky Un día en la vida de Ivan Denisovich. Ambos personajes han pasado por las llamas del infierno, inciertos de que el mañana sea mejor, declarando que las cosas al término del día fueron buenas no con un dejo de ironía sin con absoluta verdad. Cuando leí la novela hace más de 30 años esa frase me afectó profundamente; las palabras de Mía, a mis 45 años, me devastaron el alma.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Mi Hijo Sólo Camina un Poco Más Lento”

DRAMATURGIA: Ivor Martinić

DIRECCIÓN: Diego del Río

ACTUAN: Concepción Márquez, Montserrat Marañón,  Kaveh Parmas, Rubén Cristiany, Anahí Allué, Pedro Mira, Angélica Bauter, Ana González Bello, Aída del Río, Lourdes del Río, Rodolfo Zarco y Jerry Velázquez (alternan funciones).

DÓNDE: La Teatrería.

DIRECCIÓN: Tabasco 152, Colonia Roma.

CUÁNDO: Martes 20:30 horas. Hasta el 7 de Mayo.

COSTO: $380 y $280. Boletos en taquilla y www.lateatreria.com

DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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